La lujuria
Te quiero para fines no reproductivos. Viniste a asolearte y esa es la justificación a tu falta de vestidura. Yo me quiero divertir y con o sin tu consentimiento, es lo que voy a hacer —pensaba mientras miraba un anuncio en la tele.
La gula
Paseábamos a la orilla de la playa mientras un alcohólico se ahogaba. Al, mi acompañante, decidió dejarlo morir. Pues no hay salvación para aquel que excede los límites de su propio cuerpo —dijo.
La avaricia
Tirar la basura en la arena es un delito —nos comentaba Dante el policía. Pero dejar a un cristiano morir de hambre es peor, así que denme para los tacos y les dejo pasar esta infracción.
La pereza
Todos le rogaban para que se moviera. La ola salada venía y eso podría provocarle un momento desagradable. Aunque parecía no importarle, tal era su indiferencia que me motivó a escribir esto, sólo que justo ahora tengo flojera de terminarlo.
La ira
Cosas con las que me pondría furioso: que se derritiera mi helado, el abandono parcial o total de mis amigos, que nadie viniera a desenterrarme, arena en mis ojos, mi piel excesivamente quemada por el sol, que ese cercano perro me orine en la… ¡TE VOY A MATAR!
La envidia
Ella es muy visitada, la más querida, la más popular y a quién más fotografían. No llego a entender esa conexión que tiene con los demás. Yo soy más importante; debería ser más adorado, aparecer en más fotografías. Mientras en ella se divierten, a mí sólo me ven para explotar mis riquezas. Desearía algún día poder convertirme en playa.
La soberbia
¿Quieres aprender a brillar tanto como el sol? Entonces sigue mis pasos en la arena, porque soy lo mejor de este lugar. Aquí está lleno de chicas en bikini haciendo comerciales, alcohólicos, policías corruptos, personas que aparentan ser rocas debido a su exagerada inmovilidad, hombres golpeando perros. Así es, soy lo mejor que hay aquí.