No sonríe
—Mira sus ojos, su lunar en la mejilla, sus labios. Es hermoso, pero no sonríe.
Cecilia contempla a Marie.
—Quería que no se alejara de mí, que fuera feliz conmigo, pero no lo es —murmura.
Marie no contesta.
Cecilia levanta el cadáver de su marido y sostiene su cabeza como si fuera un muñeco. Con sus dedos trata de mover los músculos rígidos de su boca para dibujar una sonrisa. El cuerpo de la amante aparece mutilado a su lado.
—Nada. No hay manera, Marie. Contigo sonreía. Conmigo no.