Minificción por Juan Jesús Martínez Reyes

Hombre de palabra

Los sofistas llegaron al tumulto que se formó en el ágora, y lo miraron con desconfianza. Uno de ellos, le hizo una pregunta:

—¿Eres filósofo acaso para doctrinar a estas personas?

Con mucha convicción, el pensador respondió:

—Solo intento llevar a la gente a conocer la verdad. Ustedes también escuchen, pues mis enseñanzas son gratuitas. El conocimiento es para todos. Sócrates enseñaba sin recibir nada a cambio, y eso iba a llevar al fracaso de la escolástica. Otro sofista más astuto le preguntó:

—Maestro, ¿qué es el tiempo?

Sin inmutarse, pensó unos segundos en su respuesta. Y finalmente contestó:

—Prometo decírtelo mañana.

Y cada día, se mantuvo firme en su palabra.