Mientras el muerto es envuelto entre edredones, los pies descubiertos cuelgan de la cama. Para cubrirlo giran 180º grados el cuerpo y se necesitan seis personas para lograrlo, tres en cada costado del difunto. Dos maderos ensamblados entre el colchón y sus costillas funcionan como palanca.
Carlos puede escuchar pero no hablar, los otros cuatro son sus hijos, y ellos además de mudos son sordos. Cada que Manuel da una instrucción, Carlos la comunica a los otros con señas.
Los cuatro hijos a los costados, Manuel en los pies y Carlos en la cabeza. Afuera del cuarto avanzan hacia las escaleras. Manuel es el primero en descender; después de bajar tres peldaños el peso comienza a superarlo y los pies casi resbalan de sus manos, con la vista hacia la planta baja, ordena que se detengan, pero los hijos de Carlos no se enteran siquiera que habla, su padre no les hace seña alguna y avanzan, hasta que Pablo cae por fin como un proyectil hacia el vacío, llevándose a Manuel entre los pies.
Semblanza:
Oliver Muciño Ortega. Ciudad de México. 1990. Artista plástico y visual egresado de la ENPEG “La Esmeralda”. Escritor, poeta e ilustrador. He escrito obras de teatro, como “Rotativas de un Crimen” presentada en Bogotá, Colombia. He sido seleccionado para la 6ª edición de la revista digital Marabunta; 3er lugar en festival de poesía de colectivo C.A.D.A.V.E.R. y Serpentina Cultural A.C. He participado en exposiciones colectivas de pintura y grabado en el Centro Nacional de las Artes.