Con sombrero y pipa, Mohsen Emadi se sienta en un café durante un descanso en el Encuentro Internacional de Escritores «José Revueltas» en Durango. El día anterior, entre cantos y mezcal, acordamos la entrevista, y con una frescura total, a pesar de la fiesta de la noche anterior, Mohsen enciende su pipa y comenzamos un viaje que nos llevará a su anhelada tierra, y a otras, como la palabra, la poesía, que se han convertido en su nueva patria, más allá de cualquier frontera.
El canto y la letra: una lucha antigua
La luna brilla siempre en vano, y hay un canto profundo, de esos que conectan con algo que a veces solo intuimos; ese lenguaje que está más allá de todo lenguaje. Un canto con el alma y el fuego, y las lunas que han visto la historia, los siglos, pasar por la piel, por las letras, por la posibilidad de decir un día: yo soy Poeta, y que esto ponga en riesgo la existencia, pero no la vida, ni la familia, ni la tierra.
[Estoy escuchando una canción en la que me enamoré dos veces. No sé en qué idioma está la canción. No hay ninguna diferencia cuando sueño en un idioma y me enamoro en otro. El año pasado cambié de casa cinco veces. El año pasado en las escaleras de mi casa vi un pájaro muerto. Tenía miedo de enterrarlo. Tal vez quien limpió el apartamento lo lanzó fuera, pero llevo un año enterrándolo en diferentes países.]
Fragmento de “Está nevando afuera”
Así canta Mohsen Emadi, poeta iraní avecindado en México desde hace algunos años, luego de ser exiliado de su país, y en ese canto nos hace escuchar los siglos de historia viva del imperio Persa, entre medas, aqueménidas, pasando por Babilonia, Mesopotamia, Siria, Palestina y varios siglos de Poesía.
Las guerras no estallan sin razón, y la primera que vivirá Mohsen será la de la familia; la del lenguaje. Un padre cercano al lado islámico, al Corán y toda su tradición. Su madre, liberal y de izquierda, quien le enseña el lenguaje revolucionario de los campos iraníes, que todavía hoy, trae bien puesto en la lengua del corazón. Entre estos dos polos, que en algún momento, como el mismo Irán, habrán de dividirse, comienza el andar. Aunque siempre habrá un abuelo, con toda su sabiduría dispuesta a entregarse como la más bella de las caricias: una biblioteca con más de tres mil libros. Marx, Lenin, Tolstoi, Mayakovski. Muchos otros.
La tradición literaria del abuelo. La tradición oral de su abuela. Ambos mundos que se sincretizan en el poeta cantante. Una sola vibración.
“Tenemos historia donde tenemos algo escrito”, dice Mohsen, por eso la lucha es más antigua entre la oralidad y lo escrito. “Siempre he buscado algún tipo de definición del poder, y cómo se busca la legitimidad de este a través de la razón. Y la poesía en sí, es un movimiento contra la razón”.
En el siglo VII, cuando se escribe el Corán, cuenta Mohsen, “los árabes estaban muy orgullosos de su poesía. Tenían muchísimos grandes poetas, y hasta en la casa de Dios para los musulmanes, ponían su poesía. Era muy importante para ellos. Pero cuando Mahoma viene, dice: ‘yo no escribo poesía y debería condenar a los poetas’. Entonces, dentro de la cultura islámica, la poesía era algo malo”.
Así habló Zaratustra
Zaratustra reúne tres figuras en él, explica Mohsen: el poeta, el filósofo y el profeta. Como filósofo, define por primera vez un sistema de la dualidad, que después retomará Platón, “por eso Nietzsche, cuando quiere luchar contra Platón, usa a Zaratustra”, dice. Por otro lado, Zaratsutra escribe cantos, por lo que la creación es algo poético. El Génesis debe escribirse poéticamente.
Estos son los tiempos antiguos en la historia de Irán, antes del Islam. Y en esta tradición está también Mani, quien además era pintor, “que mezcla budismo con zoroastrismo, con cristianismo, en una dimensión mística”. Incluso, cuenta Mohsen, el mismo San Agustín, antes de convertirse al cristianismo “era manista”.
Incluso los dictadores escriben poesía
Tanto quien abandona como quien permanece/ es vencido por el accidente, y a pesar de la aparente prohibición del Islam para escribir poesía, durante la historia surgieron varios grandes poetas, pero sucedía algo curioso: “podías escribir poesía, pero no decir que eras poeta”, señala.
Esta situación hacía que el poeta, o pudiéramos decir el escritor de poesía en Irán, tuviera una gran importancia en la vida de estos pueblos. Caso contrario, dice Mohsen, con occidente, donde no era tan relevante, pues “en el imperio romano, el poeta solo era un admirador del emperador”.
Durante el siglo XX, esta tradición poética continuó en Irán. “Jomeini escribía poesía, tiene libros publicados y hay canciones que los cantantes gubernamentales cantaban de Jomeini”. Pero ante esta poesía oficial, existía también un movimiento de izquierda, en la figura de Shamloo, uno de los poetas más importantes en Irán, quien durante 50 años, a través de sus letras luchó contra la dictadura, contra pensamientos fanáticos. “Su vida, es la historia de lucha en este país”, señala Mohsen.
“Por ser un poeta tan importante, Jomeini no podía tocarlo. Mató a muchos, pero a él no le podía hacer nada”, y recuerda la parte final de un poema de Shamloo a Jomeini: “Estúpido, yo no soy tu enemigo. En mi existencia desaparece tu existencia”. Al momento de morir Shamloo, su funeral fue una manifestación contra la República Islámica, y Mohsen recuerda lo que le comentó un inmigrante afgano que trabajaba en el cementerio: “en mi vida he visto dos funerales tan grandes; uno era Jomeini, y otro, era este hombre”.
“La poesía tiene algo muy importante dentro de este país, y si vas alguna vez a Irán, te sorprendes de que hasta un taxista escribe poesía”, subraya.
Yo soy poeta: una posición difícil de asumir
Por eso, primero mírame a los ojos, para descubrir esa historia, el pasar de siglos. “Mi abuela por ejemplo, que era una mujer campesina y no escribía, escribía su poesía cantando. No podía escribir, pero escribía poesía”, recuerda.
“Es raro, pero en Irán no se manifiesta que yo soy poeta. Yo soy poeta es una posición y tomar esta posición es muy difícil en esta cultura porque todos escriben. Debes ir a otro punto. Debes aceptar la dimensión de la lucha. La dimensión de pensar más profundamente. Debes dedicarte y si no hay esta dedicación como experiencia de la poesía en sí, irte a esta profundidad; es difícil manifestarte como poeta”, explica Mohsen.
Lorca y la puerta al español
Mírame a los ojos mientras haces el equipaje/ y te despides/ y sin lamentaciones/ te llevas el placer del cigarrillo/ previo a la salida del tren, que lleva a dimensiones desconocidas, que solo se intuyen, como intuimos a ese otro que está en alguna parte.
La amistad con Shamloo, el gran poeta, le abrió la puerta a un mundo que lo maravilló: García Lorca y la literatura en español, que hoy en día, permanece viva en su lenguaje poético, a través de los cantos, a través de Gamoneda, y también, en un lugar especial, a través de Juan Rulfo.
Esta fue la puerta hacia la libertad anhelada que no pudo encontrar a través de la lucha civil en su país, del cual tuvo que salir e iniciar el éxodo, porque la verdad es hija del remordimiento/ y yo no quiero ser tu verdad.
Con unos tragos de mezcal y algunas cervezas es posible escuchar a Mohsen cantar versos de Lorca en persa, pues se ha convertido en un importante traductor de literatura en español a su idioma. También Juan Gelman o Gamoneda pueden ser leídos en persa gracias a su trabajo. Con más tragos de mezcal y más cervezas, es posible escuchar a Mohsen cantar en el lenguaje poético no escrito de su abuela y recorrer de una misteriosa manera esas tierras que nos parecen distantes y ajenas. A través del movimiento y del canto se rompe esa lejanía.
Luego de estar “literalmente bien persa”, a la mañana siguiente es posible encontrar a Mohsen sonriente, con su sombrero y su pipa, explicando, “yo nunca sufro de cruda”. No solo ha aprendido el castellano, según parece.
Por eso,/ la belleza es hija de la imposibilidad/ y se hace posible en el vientre de la desesperanza, y estamos siempre a la búsqueda de ese destello, de esa luz, a través de las lenguas y las tierras; las páginas; la piel.
“Yo estoy en el exilio. No tengo regreso a Irán”, dice Mohsen. Esto, desde 2009, tras participar en el Movimiento Verde.
Pero siempre Irán, el gran imperio Persa, sus campos y sus luchas están en cada palabra, en cada canción, extendiéndose hacia nuevas dimensiones, en cada movimiento. En cada encuentro está la tierra que provoca el sueño; ese otro. Un país nuevo que camina sus pasos.
… donde mi piel es la imaginación de la tierra
desde el instante en que el cigarrillo se apaga bajo tus pies
y te vuelves eterna…
*Las cursivas corresponden a versos del poema “La Luna” de Mohsen Emadi