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Algo que como mexicanos no nos gusta admitir es nuestra dependencia, casi completa, hacia los Estados Unidos. Por ello hemos creído en que la relación México-Estados Unidos es una relación de interdependencia, es decir, ambos países dependen de manera recíproca. Pero, ¿esto es realmente cierto?
Desde mi punto de vista se trata de una «mentirilla blanca»; pero una mentira que ha dañado sobremanera a nuestro país. Decir que Estados Unidos depende de nosotros, que en realidad no depende de los mexicanos sino de nuestras materias primas es un chiste; decir esto es creer que México es el único país que brinda de estas materias a los estadounidenses. Estados Unidos cuenta con un amplio repertorio de países dispuestos a comerciar sus materias por unos cuantos billetes.
Aquí el problema está en que México ha creado un mercado de exportación casi monopólico con Estados Unidos; la mayoría de nuestras exportaciones se dirigen hacia nuestro vecino, pero no amigo, país. También tendríamos que analizar cuántas inversiones provienen de capital norteamericano. O vamos por un ejemplo más tangible, el Tratado de Libre Comercio (TLC).
Cuando Trump anunció la reformulación o la posible salida de los Estados Unidos de tal tratado, la moneda mexicana fue fuertemente sacudida por los inversionistas atemorizados. ¿Esto no es depender de Estados Unidos? La mayor cantidad de empresas transnacionales establecidas en México son estadounidenses, las grandes transacciones financieras se hacen en dólares; somos un trampolín económico de quienes buscan llegar a la economía estadounidense empero no somos la meta de los inversionistas sino un simple medio.
¡Dependemos de Estados Unidos! Y esto no es algo novedoso, esta dependencia viene desde más atrás, podemos trasladarnos al siglo XIX y ver cómo este vasallaje ha perdurado hasta nuestra actualidad. Por ello México está en pendiente, cayendo al vacío sin que nada ni nadie le detenga.
Entre la sociedad mexicana ha comenzado a renacer un pensamiento un tanto chauvinista: preferir a lo nacional sobre todo lo extranjero. Y no me dejaran mentir, tras la elección de Trump la parte de la sociedad ha comenzado a decir: «dejemos de comprarle a las empresas extranjeras, ahora compremos en los mercados» o «dejemos de comprar productos extranjeros, compra puro producto mexicano, es de calidad y beneficias al mercado mexicano». Esto es una clara muestra de un incipiente chauvinismo mexicano.
Estimados lectores, ésta no es la salida o mejor dicho, ésta no debe de ser la salida. Los Estados Unidos y el propio Reino Unido están cayendo en un proteccionismo comercial, proteccionismo peligroso que en lugar de ayudar a sus economías las van a perjudicar y de paso se llevan al resto del mundo «entre las patas», como coloquialmente decimos.
A México no le beneficia el tratar de iniciar un proteccionismo del mercado nacional, caer en un proteccionismo sería la perdición de la economía mexicana. Ya se ha intentado, y en repetidas ocasiones, y siempre resulta en un desastre; las empresas e industrias mexicanas en lugar de crecer terminan regionalizándose y debilitándose ante la competencia con otras empresas.
Lo que México tiene que hacer, y con urgencia, es romper con las cadenas que lo subyugan; los Estados Unidos no es el único país con quien comerciar. Vivimos en un mundo globalizado pero parece que nuestro país no lo sabe y por lo mismo no ha sabido sacarle provecho.
Si decimos que somos un país muy rico en recursos, pues debemos de acercarnos a otros mercados y no sólo al estadounidense; fortalecer los lazos comerciales con las naciones con quienes contamos con algún tratado y obtener un beneficio de ello.
El que Estados Unidos sea nuestro vecino no representa que tengamos que comerciar exclusivamente con ellos. En este sentido nuestro gobierno tiene que empezar a demostrar que tiene capacidades de negociación con otras naciones que puedan traer un beneficio real a la economía mexicana.
Cuando logre haber una mayor diversificación de mercados; cuando los tratados con otras naciones comiencen a beneficiar a México, en ese momento la dependencia con Estados Unidos habrá de cambiar.
Por el momento seguimos en pendiente y dependientes.