Meade: entre la ambición y el compromiso

Imagen tomada de: http://aquinoticias.mx/jose-antonio-meade-el-ungido-del-pri-para-2018/

 

 

El hecho de que las masas no instruidas puedan votar y participar en los asuntos públicos

siempre ha repugnado a las élites educadas.

Erick G. Rosas

Lamentable, triste y oscura, es así como se está dejando ver la dolorosa muerte del Partido Revolucionario Institucional. El PRI ya no es lo que era antes, mis abuelos me contaron de un partido institucionalista que contaba con políticos de carácter y presencia intachable. Mis padres me hablaron de un partido que prefería proponer y ofrecer opciones mucho antes de meterse a la Guerra Sucia y descalificar al oponente.

¿Qué tiene el PRI hoy? En sus filas han estado políticos corruptos, mentirosos, vividores del erario y zánganos –dijera Jesús Martínez –; algunos ya fueron juzgados por la Ley y otros esperan sentencia. Hoy se están formando jóvenes priistas carentes de ideales propios, identidad y sentido de pertenencia, quieren pertenecer al PRI, pero no saben el por qué. Hoy escuchamos a esos políticos que se dicen líderes de partido con insignias de odio, repudio y coraje por el que no piensa como ellos.

Todo esto debe servir como contexto de aquel señalamiento que hice en el Artículo “Rumbo al 18, sin candados”, publicado en esta casa editorial, ahí escribí que “el PRI no cuenta con los candidatos idóneos, correctos, honestos, nada corruptos ni mentirosos […] para que los represente en el próximo comicio electoral”.

Pero después de las modificaciones a sus estatutos, el dialogo al interior de sus sectores y por supuesto, la bendición de la militancia ¡HABEMUS PRECANDIDATUS!

José Antonio Meade Kuribreña, Economista, Diplomático, Itamita e Independiente -por lo menos esto dice la Wikipedia de él- es formalmente el precandidato del PRI a la Presidencia de la Republica. Es pues Meade quien desde el gabinetazo del Presidente saltó a las filas priistas para recuperar a un partido fragmentado por sus propios políticos, gobernantes y militantes.

Meade colocó en la herida de la desconfianza, el engaño y la mentira de los mexicanos, un tónico de profesionalismo y academia, lo que hizo que aquellos indecisos por apoyar al PRI regresaran ciegamente al partido para decir: Si bien no apoyo al PRI o ya no confío en él, lo haré en esta ocasión porque Meade es una persona recta y en el puedo confiar.

En varias ocasiones he señalado que votar por la persona y no por el partido es una buena decisión; sin embargo, ¿qué pasa cuando el representante es tan limpio y honesto pero que su equipo de trabajo es todo lo contrario? ¿Qué ocurre cuando se tiene el perfil pero no la estructura? Nada bueno.

La ambición del PRI es tan grande que los ha llevado al límite, aceptar a un extraño, firmar un cheque en blanco y apostarle todo a cambio de la permanencia. El PRI necesita cambiar su estructura, necesita forzosamente crear un nuevo modelo de trabajo e implementación de políticas en favor de la economía y el bienestar social. Aunque después de todo, el PRI pudo calmar a los “rebeldes” y conseguir unir a todos los sectores en pro de su sobrevivencia.

Meade tiene uno de los  retos más importantes en la historia del PRI, viajar a cada rincón del país, ofrecer disculpas por las malas decisiones tomadas por los gobiernos priistas y convencer a la mayor cantidad de votantes de que el PRI ya no es como antes, de que ahora si son honestos, de que ahora si van a trabajar y entonces, solamente entonces, el PRI podría permanecer un sexenio más.

Faltan menos de siete meses para la elección y muchas cosas pueden pasar, ya se lo decía a mis colegas, que decir “Votaré por Meade solamente porque es un buen economista” es como decir “Votaré por Anaya por ser el más guapo”, son decisiones absurdas y rayan el límite del pensamiento humano.

Lo que como buenos votantes debemos hacer es esperar el proyecto de Nación de cada uno de los aspirantes a gobernarnos. Analizar y comparar las propuestas presentadas, porque después de todo, ni el PRI ni otros partidos son lo que solían ser. Hay quienes descalifican a su oponente, quienes buscan dañar su imagen, pero finalmente es eso lo que nos quieren vender: imagen.

Exijamos propuestas, proyectos y resultados, que de mentiras y falsedades ya estamos hasta la madre.