Manuel Moyano (cuentista)

La perfección de los cuentos. Los escritores perfeccionistas prefieren los textos cortos. Textos manejables. Que lees mil veces hasta dejarlos casi perfectos. El artista. Y su afán. Rozar la perfección. Deleitarse con su propia obra.

Dos semanas atrás hablábamos del Manuel Moyano novelista y hoy le toca al Manuel Moyano cuentista. He escogido dos libros de cuentos y uno de microrrelatos. El amigo de Kafka (2001), El oro celeste (2003) y Teatro de ceniza (2011).

El amigo de Kafka ganó el Premio Tigre Juan. Es la ópera prima del autor. La obra entera es inquietante. Misteriosa. Y, sobre todo, sugerente. Son cuentos, sí, pero conforman un todo, una manera de entender la vida, el estilo de un autor que sigue evolucionando.

El oro celeste es un libro sorprendente. Es el segundo volumen de relatos de Manuel Moyano y está escrito con esa meticulosidad que tanto apreciamos los lectores atentos. Especial mención merece el relato Querida Sharon. Sin duda, lo peor del libro es la cubierta (mejor no mirarla).

Teatro de ceniza contiene un centenar de microrrelatos fascinantes. Es un libro imprescindible. Un libro que debería estar en todas las casas. Algunos microcuentos duran lo que un desayuno corto. Otros, lo que un desayuno largo. También se puede leer en el escusado.

Generalmente incluyo fragmentos de los libros sobre los que hablo. Hoy transcribiré una obra completa. Un microrrelato. Espero acertar. La idea es despertar la curiosidad de los lectores que aún no han leído a Manuel Moyano.

 

CARNE DE MI PROPIA CARNE

Mi hija nació contrahecha. A un rostro inquietantemente asimétrico (picassiano, preferiría decir), se añade una pequeña joroba que le brota de la espalda y que ningún sastre ha sabido disimular. Una mancha de color púrpura, semejante al mapa de Groenlandia, afea su delicado cuello. En cuanto a sus orejas, la izquierda es apenas un trozo de cartílago desnudo; la derecha, un muñón. ¡Cuánto he sufrido por mi pobre niña! Todavía me llama papi. Llevo años buscándole pretendientes, ya sea por agencia matrimonial o a través de internet, y los cito en casa. En vano elogio ante ellos su humildad, su inteligencia, su ternura, su saber estar: esos desgraciados tratan siempre de huir en cuanto la ven. El jardín de atrás ya no admite uno solo más. Pronto tendré que empezar a cavar en el bosque.

Novelista. Cuentista. Ensayista. Manuel Moyano nos demuestra que no vale escribir cualquier cosa. Y que no vale escribirla de cualquier manera. En estos días donde la basura literaria campa campante, es reconfortante encontrar a un autor que sigue haciendo de la Literatura un Arte.