Lourdes Ruiz: La verdolaga más parada de Tepito

«Yo soy el chico temido de la vecindad.

Soy el pelón encajoso que te hace llorar”.

Chava Flores

En el corazón de la caótica y magnifica Ciudad de México se encuentra el Barrio Bravo de Tepito, ese lugar al que se le atribuyen las multifacéticas construcciones de la identidad popular y los reflejos del ser de quienes viven en la capital del país. Tepito no solo es ese lugar que desafía y cuestiona las normas y los deseos más reprimidos de los Gobiernos, sino que además es la casa de Lourdes Ruiz Baltazar.

Mejor conocida como La Reina del Albur, por aquel título que ganó por allá de 1997 en el concurso Trompos contra perinolas; Lourdes Ruiz es una de las siete cabronas de Tepito. Considerada como una de las máximas promotoras y defensoras de la cultura popular del Barrio Bravo, Doña Lourdes se convirtió en un emblema simbólico de la resistencia social desde aquella voz que ofrecía calzones de bajo color.

Como cabrona de Tepito, Doña Lulú revindicó una de las heterónomas sociales y populares más importantes de México y sus costumbres; que las mujeres no pueden alburear porque no tienen pene, pero tienen diez dedos ¿A poco te los comes todos juntos, comen más carne que león? Para muchos, el albur puede resultar ofensivo y vulgar y no hay idea más errónea que esa.

Es el albur una de las máximas expresiones artísticas y decorosas que contribuyen a la creatividad, agilidad mental y perspicacia. Para la Lourdes Ruiz el albur era un ajedrez mental en donde no había cabida a malas palabras o señas obscenas, que el albur no se debe utilizar para agredir, sino más bien, reír y divertirse.

En entrevista con el diario El País (2018) La Reina del Albur aseguró que es erróneamente común creer que el albur es meter, sacar y chingar. Carlos Monsiváis incluso se refería a él como la iniciación en el mundo sexual, un juego entre homosexuales y que para conocer un poco más de México habría la necesidad de conocer y practicar el albur.

Lourdes Ruiz impartió el Diplomado en albures finos a través de la Secretaria de Cultura y el Instituto Nacional de Bellas Artes. El diplomado puede justificar la necesidad urgente de deleitar el lenguaje Mexicano. Un lenguaje que a lo largo de los años se ha utilizado para joder y chingar, un lenguaje que a luz pública negaba la participación de la mujer.

La nueva cultura requiere de personas que no solo reivindiquen la participación de más interesados, sino que además ésta debe ser constante y universal. Una nueva cultura que se apropie de los símbolos y los espacios públicos para hacer de ellos un estandarte de resistencia social. Una resistencia a aquellos que pretenden ultrajar a la sociedad.

Tepito tiene la fama popular de ser uno de los lugares más violentos y pobres de la Ciudad de México, es para muchos el gueto más peligroso de la ciudad. Es importante hacer dos aclaraciones importantes, la primera para referirnos que Tepito no es que sea una de las zonas más conflictivas sino que es un lugar con altos índices de desigualdad social y económica.

Segunda precisión, que los efectos provocados por la desigualdad orillan a los tepiteños a conseguir una forma de sustento que pueda garantizar su alimentación, salud y entreteniendo. Esta forma se traduce en uno de los rumores más grandes de la ciudad, el comercio de piratería en el Barrio Bravo de Tepito.  

Lourdes Ruiz guardó un secreto y se refiere a ese que se autollamó como La verdolaga enmascarada, cuando se le preguntaba el porqué de ese nombre, de forma muy cordial invitaba al curioso a sentarse para para contarle. Esa era la esencia original de alburear que Tepito no perdió pero que sin duda, dejara de ver.

Doña Lulú dejó esta vida el pasado sábado 13 de Abril. Dejó la vara muy parada para que se sienten a apreciar el arte maravilloso del albur. Para ser conocedor y poder practicar el albur, ella siempre recomendó leer, leer lo suficiente para tener un vocabulario más rico y sobre todo, escuchar. Es de vital importancia para el albur poder escuchar.

La Reina del Albur debe recordarse para toda la vida con una sonrisa alegre y grande, lo suficiente para comprender que incluso lo que parece común puede convertirse en símbolo de lucha, resistencia y felicidad. Tepito pierde una cabrona más, pero gana una leyenda que se inmortalizará en la boca de los mexicanos. Una leyenda impolíticamente e insocialmente correcta. 

Porque debemos construir un país que respete la cultura popular, un país en donde la mujer pueda alburear incluso más y mejor que un hombre, un país donde el respeto a la vida de las mujeres y los hombres esté por encima de los ideales, un mundo libre de ataduras en donde haya espacio para todas las ideas y las formas de expresión de nuestra libertad. Porque estamos hasta la madre, porque éstas son también nuestras batallas y juntos ganaremos la guerra.

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