Las primeras elecciones en pejelandia

Los morenistas se están haciendo del país y ello debe ser motivo de alerta dadas las condiciones en que la administración federal se ha venido desarrollando desde hace algunos meses.

Además, algo es necesario destacar luego de esta primera elección en los actuales pejetiempos: el mayor protagonista y triunfador fue el abstencionismo. Es importante sí, pero la relevancia radica ahora no en el hundimiento real del partidazo (el “revolucionario institucional”), sino en la enorme pérdida que los azules han debido enfrentar.

Por supuesto a ello habría que sumar la “enorme” participación del 30 por ciento de los electores de las seis entidades donde se renovaron presidencias municipales, curules y/o gubernaturas.

Hoy Morena gobierna Morelos, Ciudad de México, Chiapas, Tabasco, Veracruz y lo hará en Puebla y Baja California.

Qué enorme pena.

Luego de tres décadas, Acción Nacional perdió su icónico bastión en el norte de este nuestro amenazado México y ahora será Jaime Bonilla Valdez, del Movimiento de Regeneración Nacional, el responsable de encabezar el desarrollo de Baja California gracias a poco más de 48 por ciento de los votos obtenidos este domingo.

Bonilla, originario de Tijuana, donde nació un 9 de junio de 1950 y tiene, además de la mexicana, la nacionalidad estadounidense, ha sido diputado federal (2012-2015) y senador (2018) y es maestro en Administración Pública por la National University de San Diego, California, EU.  Se dice que ha trabajado con varias organizaciones civiles por la población de su estado natal.

Fue candidato a la gubernatura por la Coalición “Juntos haremos historia”, compuesta por su partido y las eternas rémoras de la política mexicana los partidos del Trabajo y el Verde Ecologista (puaj), y uno más de carácter local denominado “Transformemos”.

En su triunfalista mensaje, Bonilla dijo que investigará al gobernador Francisco Vega de Lamadrid porque hay “bastantes pruebas del enriquecimiento de este señor. No vamos a tapar a nadie, no hay vacas sagradas”.

En Puebla, Luis Miguel Gerónimo Barbosa Huerta hizo lo suyo y logró captar el “like” de los que fueron a votar. Hoy morenista y ayer convencido perredista, el ex legislador fue y es el principal beneficiario con la “muerte” de su hoy predecesora, Martha Érika Alonso Hidalgo.

También cobijado por PT, PVEM y la cosa esa que llaman Encuentro Social, Barbosa tiene el doctorado Honoris Causa en Ciencias Políticas por la Universidad de Hankuk de Estudios Extranjeros de la República de Corea, y una salud evidentemente diezmada.

En su mensaje dijo que sería un gobernador “de todos” y que el suyo sería un gobierno “de ningún partido”.

En aquella entidad de las bendecidas semitas de milanesa y queso, Barbosa, pese a lo que dijo la mayoría, no es bien visto por el tema de su enfermedad y los estragos que esta ha causado en el político “izquierdista”, más que evidentes en decenas de fotografías y tomas de video. Dice que asumirá un papel de estadista, dice que buscará la reconciliación, dice que sí, que él ganó.

Pero hubo más.

En Durango, el PRI logró mantenerse; en Aguascalientes, los azules seguirán pintando y dirigiendo “la cosa política”, al igual que en Tamaulipas, mientras que en Quintana Roo la responsabilidad caerá en el partido presidencial, en la figura presidencial, los morenistas pues. Los hoy papasfritas de la política mexicana.

Hay tres cosas ciertas luego del ejercicio dominical: hay dos grandes perdedores, unos azules y otros tricolores; segundo, el abstencionismo se ha convertido hoy en lo local en la principal fuerza política y tercero, no ganó Morena, ganó la ignorancia y la absurda fe y confianza que la gente tiene en un presidente que a la fecha sigue moviéndose en campaña y no en el papel que le corresponde.

Dicen (con razón) que la casa estaba sucia, pero dudo que Morena sea precisamente el aromatizante, blanqueador y limpiador que este diezmado, atacado y frágil México requiera. En menos de 6 meses han demostrado todo tipo de incapacidades, pésele a quien le pese.

Afortunadamente llegó don peje a barrer y limpiar. Desafortunadamente, es de esos que ocultan la basura bajo la alfombra y limpian “solo por donde pasa mi suegra”.

 Y todavía faltan más de cinco años…