La paternidad cuestionada

Cada vez resulta más común encontrarse en lugares públicos a madres y padres desconectados de sus hijos pero conectados a un dispositivo tecnológico; parece un problema social que se disemina como epidemia.

Y no es que se trate en este espacio de una crítica sino al contrario, tratamos de analizar el hecho insalvable que representa hoy una realidad que no se puede negar.

La paternidad cuestionada por la época, por los avances tecnológicos, como si de una prueba se tratara, como si estando ahí los dispositivos se pusiera en juego el ser de madre o padre.

Las escenas resultan dramáticas: hijos que se descuidan a razón de la desconexión de quien representa el cuidado y el afecto. Accidentes, pérdidas momentáneas hasta el robo de infantes.

Pareciera que los antaño llamados roba chicos, cuentan hoy en día con oportunidades que antes no soñaban siquiera. La oportunidad que se les ofrece, en tanto la madre o el padre se sumergen en la pantalla que les ilumina el rostro.

Pero decíamos, la prueba estriba en cómo caldear con las tecnologías y las responsabilidades, o en otras palabras, cómo equilibrar el destello tecnológico con la paternidad.

Esto nos lleva a pensar entonces, en que existe algo interesante en los Smartphone que resalta con mayor luminosidad que el niño o niña que se tiene enfrente.

Tendrá que haber algo en esas pantallas, en los chats, en las interminables cadenas que resultan imposibles de leer en el watts. Hay algo impostergable en la revisión de likes, algo ante lo cual la posición de madre o padre se ve detenida.

Los niños gritan en el parque de juegos a la madre: mira mamá lo que puedo hacer, la respuesta apenas como en un quejido es un mmmm, un frío .

Los ojos resultan impotentes ante tanto que mirar en la pantalla, de ahí que el niño no obtenga la mirada aprobatoria o incluso reprobatoria. Pero aun con eso, el niño se dispone al acomodo con lo que hay; es lo que hay se dirá así mismo para apaciguar la demanda de amor.

En otro espacio (Martínez, González, The Conversation, My Smarthphone, myself…, 2016), considerábamos el efecto negativo que conlleva la disolución del lazo social en relación con las tecnologías.

La premisa se reduce a que, si bien las tecnologías y los dispositivos acercan a muchas personas, por otro lado, innegablemente también alejan, pero además, ahora se mantiene una especie de alejamiento voluntario con el otro, teniendo a los dispositivos tecnológicos como la barrera para hacerlo.

Nos atrevíamos a decir que las propias tecnologías y sus redes sociales, consiguen reducir en gran medida la angustia y ansiedad que representa para un sujeto, el estar frente a otro, enfrentarlo en la cuestión social.

De ahí que se prefiera –decisión mediante-, tomar distancia con lo que se tiene en la mano, con el destello que provoca la pantalla. Y entonces tenemos una auténtica aldea global desconectada pero a la vez conectada; paradoja moderna.

Pero siguiendo con nuestro recorrido, falta profundizar en el tema de lo que cautiva a madres y padres, más allá de esa posible referencia a evadir al otro en tanto la producción de angustia.

Avanzaremos dejando algunas preguntas al lector. ¿Qué puede ser más interesante que el logro de un hijo? ¿Qué dice el teléfono o quien está del otro lado, que en palabras, es más importante que las articuladas por un pequeño?

¿Qué resulta tan valioso para el adulto que se desvive por estar en la charla virtual, descuidando a lo que asegura es lo más amado?

En ese tipo de cuestionamientos habremos de ubicar la posición del padre de familia actual, dejando fuera culpas y remordimientos; no va por ahí la cosa. No es culpando o enjuiciando como podremos abordar la cuestión.

La pretensión nos conduce a otro camino: el de ponernos frente al espejo.

La confrontación que implica decirse la verdad, la que solo cada quien puede pronunciar. Lacan en Escritos 2 (La dirección de la cura y los principios de su poder) decía que, Nada es más temible que decir algo que podría ser verdad.

Que en otras palabras significa, que una vez que se dice lo que está latente en el sujeto y teme decir en tanto puede ser verdad, no hay vuelta atrás, el sujeto no puede rechazarla.

Difícil posición la de padres y madres en relación a sus hijos y lo que tanto los cautiva, pero también importante momento para cuestionar su paternidad, incluso tal vez hasta estemos frente a un momento histórico para re-definirse.

Un momento que señala que la paternidad o el ser de madre no son naturales por ningún lado. Que éstos son constructos sociales para dar cuenta en efecto, de una posición de ser, o que hablan sin lugar a dudas, de una decisión personal, que hoy está en entredicho.