La noche, el sueño y su violenta ruptura. Acostúmbrate, es M.

“No podemos sino suponer que uno,

mientras duerme, sigue siendo uno”.

Francisco Segovia, Invitación al mito

 

 

Los sueños de Tú son episodios intranquilos en que se le escapan los suspiros de vida a cuentagotas. La noche se rompe constantemente con un sollozo de quien se descubre vivo luego del tormento. En M. es normal el sueño intranquilo, no hay nada de secreto en decir que el sonido de un arma de fuego rompiendo la noche, o un grito de auxilio a mitad de la calle, ya son parte de la realidad nocturna en gran parte del territorio nacional.

La noche con su oscuridad guardan secretos de desapariciones, violaciones, asesinatos, tortura, inseguridad; secretos que ocasionan mayor temor que aquella historia que narraban los bisabuelos sobre la carreta de la muerte arrastrando cadenas al cumplirse la media noche. Mayor temor se vive en M. cuando es necesario salir de madrugada rumbo al trabajo, que pasar la noche entera en un cementerio. “Debes temerle más a los vivos”, decían también los abuelos.

El sueño, como la noche misma, viene a magnificar nuestros miedos, pero a veces es complicado entender el alcance de una pesadilla.

Nos sorprende ése (presidente del país del norte) que después del sueño –que suponemos intranquilo– decide lanzar nuevas amenazas de un muro fronterizo por el riesgo latente de inseguridad en nuestro país. Lo que sorprende no es su temor hacia M., pues nosotros mismos, sus habitantes, hemos sentido en ocasiones esa imperiosa necesidad de huida. Lo sorpresivo es que el mandatario de rubia cabellera preste más importancia al desprestigio del país que se encuentra debajo, antes de preocuparse por los desastres y el caos que el huracán Harvey estaba dejando en Texas. ¿Resultado del sopor del sueño? ¿Consecuencias de mirar de frente el eclipse?

También hay pesadillas cíclicas, de esas que uno desearía poder aportar su almohada para recibir una parte de la carga que lleva aquella persona, como la que vivió la lideresa de “Las rastreadoras” por los tres años consecutivos que se dispuso a excavar fosas clandestinas, hasta que el pasado 25 de agosto se supo que aquellos restos localizados días antes correspondían a los de su hijo Roberto. Pero, ¿esa pesadilla realmente habrá concluido con el hallazgo?

Pero hoy, la noche, con su apacible quietud, ha sido corrompida con la cólera del cielo lluvioso, pero esos truenos no fueron más que el preámbulo para la verdadera alarma: los gritos de una mujer, los “¡no!” y “¡déjame!” incluidos en su lamento; sin embargo, la verdadera preocupación fue el posterior e inmenso silencio. El silencio arrancado con qué, es la duda: ¿un golpe, una navaja enterrada, un desmayo? ¿Habrá sido realmente la paz?

Y Tú, como yo, quedó de nuevo estático ante los pensamientos intranquilos, con el sueño arrancado desde las entrañas, con esos gritos haciendo eco en su memoria, tales como los de semanas pasadas, de cierto hombre que corría detrás de un desconocido solicitando el apoyo que quizá nunca obtuvo: “agárrenlo, agárrenlo, que ha dejado a alguien muerto; agárrenlo”.

La noche, con el sueño de aliado, guarda muchos misterios sin resolver. Esta noche, Tú y yo todavía pudimos librar el ataque de la oscuridad, pero no todos pueden decir lo mismo.