La Guerra es la Paz: el enemigo no es de casa

Cuando nos acercamos a la obra de Orwell, específicamente en 1984, algo que no deja de cautivar es la armonía del “doblepiensa”: dos ideas completamente contradictorias pero que son tomadas por verdaderas; para ello requiere que el sistema lógico sea fracturado para que, ya sea el individuo o la sociedad, acepten esas ideas anulando todo rastro de duda.

Vamos a  tomar como primer “doblepiensa” la doctrina de: La Guerra es la Paz. Entendiendo que esta expresión no es la primera dentro de la obra de Orwell ni del Socing, sin embargo, nos permitirá ir enlazando los principios que dominan a la sociedad norteamericana.

El inicio de este “doblepiensa” surge a partir del predominio norteamericano: la Doctrina Monroe, de 1823. Dicha doctrina resumió el “América para los americanos”; además, el gobierno norteamericano justificó su intervención en cualquier nación americana que fuera amenazada por alguna potencia europea. Estados Unidos brindaría la libertad al continente a cambio de que América se subyugara al poder estadounidense.

Pronto, la Doctrina Monroe encontró otro soporte ideológico: en 1845, el periodista John L. O’Sullivan expresó que el cumplimiento del destino manifiesto de su nación era extenderse por todo el continente, pues este era el destino asignado por Dios. Es decir: América para los Estados Unidos o al servicio de ellos. La política de Theodore Roosevelt, a inicios del siglo XX, inició con el imperialismo estadounidense: Panamá y Colombia fueron quienes iniciaron sintiendo este poder norteamericano.

Sin embargo, la Guerra de Secesión (1861-1865) replanteó la necesidad de crear un enemigo al exterior del territorio. La tensión interna por el rápido avance norteamericano al sur (norte de México) provocó una profunda crisis interna. El riesgo de que Estados Unidos se dividiera fue latente. El enemigo no era el norteamericano, sino todo lo extranjero.

A pesar de las tensiones internas, el Gran Hermano logró consolidarse. El Gran Hermano no se trata ni del partido Demócrata ni del Republicano; ambos componen lo que podríamos visualizar en Orwell como el “Partido Interior” quienes a su vez sustentan la imagen del todopoderoso gobierno de los Estados Unidos. El Tío Sam es el Gran Hermano.

El diario El País, en un artículo del 2 de octubre del 2017, nos da una cifra de que en Estados Unidos hay un promedio de 33.000 personas asesinadas por causa de balaceras en la Unión Americana. Sin embargo, ninguna de ellas es considerado como un atentado terrorista si es causada por una persona caucásica y protestante. El 13 de junio del 2016, se suscitó la masacre en la discoteca Pulse, en Orlando Florida. Este hecho sí fue catalogado como atentado, a diferencia del ataque perpetrado en Las Vegas, Nevada, el 1 de octubre el 2017, donde se presenta como una masacre. Existe una gran diferencia, políticamente hablando, entre una masacre y un atentado. Sin embargo, es la sociedad, el proletariado o “proles” como Orwell también denominó al bajo pueblo, quien sufre todos estos ataques, pero su reacción es confiar en el omnipotente Tío Sam.

La Guerra es la Paz es sostenido por los siguientes pilares: etnia, religión y preservación de su expansión imperialista, es decir, su influencia económica y política. De estos pilares hablaremos la próxima quincena.