La frontera interior (Manuel Moyano)

Siempre se ha dicho que leer es vivir la vida de otros. El buen lector puede, de esta forma, vivir muchas vidas sin salir de su vida. Siempre se ha dicho que leer es como soñar despierto, que la lectura te traslada a otros mundos, algunos inimaginables, y seguro que el lector se quedaría en uno de ellos si pudiera.

«Por su forma de decirlo comprendí que sentía piedad por los animales salvajes, que le parecía injustificable matarlos como mero pasatiempo. Mientras regresábamos en coche por una ladera tapizada de encinas, y Aldeaquemada se divisaba en el fondo de una hondonada rodeada por montes y más montes, le pregunté si no se aburrían allí».

Manuel Moyano, más que recorrer Sierra Morena, se mete en sus entrañas y saca ocho conejos blancos de unas tierras negras. Manuel Moyano no necesita chistera mágica para convertir sus ocho días de viaje en Literatura de la que no se olvida. Manuel Moyano elige con precisión lo que quiere contar y lo cuenta como nadie lo ha contado.

«Me miró con repentino asombro, como si compartiésemos un secreto que al resto del mundo le era ajeno. Sí, había estado allí, diez años atrás, realizando un reportaje sobre las minas de El Horcajo para la sección de viajes de El País, y el encuentro con Ferreiro y su hija le había impresionado “muchísimo”».  

La frontera interior es viaje pero también investigación. La frontera interior es una historia de historias con raíces profundas y oscuras. La frontera interior es un niño lobo contando ovejas merinas, un puñado de poetas contemplando estupefactos un expendedor de velas votivas que más parece una máquina de refrescos y también, entre otras muchas cosas, un bandolero rezando en un santuario que los franquistas creyeron suyo.

«El escritor Julio Llamazares era al parecer otro de los visitantes privilegiados de la venta. Le dije que, mientras me encontraba en aquel lugar, tuve en todo momento la sensación de haber traspasado una pantalla de cine y haberme colado en la película Los santos inocentes, que Mario Camus basara en la novela de Miguel Delibes».

Compone Manuel Moyano una obra que suma y suma con cada aportación, como si se tratara de un libro plural que él dirige con la maestría de los inspirados. Compone Manuel Moyano el libro de viajes perfecto valiéndose en todo momento de una humildad que no olvida la inevitable derrota humana. Compone Manuel Moyano el puzle imposible, una miscelánea que destila y destila hasta conseguir una quintaesencia literaria.

Si, como decía Francisco Umbral, la belleza está en los ojos que miran, Manuel Moyano supo contemplar antes de narrar.