La fiesta del Hombre Ave: Trapacería y Fiesta, de Adán Echeverría
Por Ángel Augusto Uicab
La noche, la noche. El cosmos. La desnudez de la luna ilumina la tierra. Una luna esplendorosa, mágica por así decirlo. Que incita a la celebración, al placer.
Los invitados comienzan a llegar. Y quién los recibe si no Adán Echeverría (Mérida, Yucatán; 1975), autor de Trapacería y Fiesta, su más reciente poemario. Todos son bienvenidos. Hay lugar para todos en esta celebración que es la poesía, pero ¡Cuidado!, hay que ir con paso fijo, todo podría ser un engaño.
Música sicodélica. Velas de luces tenues. Fuentes de agua que se hacen grandotas y se hacen chiquitas. Vituperios. Risas hiéneticas. En rincones oscuros los cuerpos –hombres con hombres, mujeres con mujeres, mujeres con hombres, qué importa- entregándose al placer. Y en medio de todo esto la voz de Adán se alza como una montaña y todos atentos escuchan: ̶ ¡Traed el banquete, a qué esperáis! No olvidéis las bebidas: el vodka, el tequila, el vino, el balché*: elixir de los antiguos reyes mayas de esta tierra. Comed, bebed, gozad compañeros. -Oficialmente la fiesta empieza y lo siguiente es el poema.
Adán se llamó el primer hombre. Adán, también nombre del autor de Trapacería y Fiesta, libro de poesía que contiene un algo bíblico. Hombre Ave que con su canto despierta a las dormidas Gomorra y Sodoma, prostitutas que se sacuden los escombros y se encaminan a esta orgía poética para sumarse a las mujeres desnudas, mujeres de muslos lustrosos, de muslos de titanio y eucalipto que predominan en la fiesta. Ellas y sus terciopélicos muslos. Y Eva la primera mujer se deshace de la hoja de parra y su desnudez de gacela, su infame desnudez, camina hacia el Tigris o al Éufrates donde se enjuga la vagina para lavarse los pecados; ella la cuna del pecado, de la pasión y la poesía.
La poesía de Adán en T y F se caracteriza por ser a veces chusca, burlesca: “este era un día con los segundos al revés / ¿te lo cuento otra vez?”, “Pero comadre solo vine a decirle / que su marido se viene a vivir conmigo”, “me duelen tanto los testículos de tanto andarlos sobando”… A veces por su preocupación social: “no trafico niños /…no asesino periodistas /… no conduzco ebrio /… subo hasta la cúpula de las diputaciones locales / y desde ahí les regalo / este salivar amargo”, “Saquemos del Congreso a los parásitos / vamos a fusilarlos ¡claro!”. En los siguientes versos nos muestra su visión de la pederastia, una realidad que hay que tener en cuenta: “y yo solo pensaba / en tus ojitos de doce años / me veía tan lindo con sotana”, “los niños ya están aquí / (Al cerrar las persianas / las sotanas cayeron hasta los tobillos)”. En ocasiones la poesía de Adán nos sitúa en el hoy, en la era de la tecnología, en la modernidad: “De cuando acá tienes 2585 amigos / “usted ha sido bloqueado”, “he visto en tu muro cómo te pasas las horas / escribe y escribe comentarios sin sentido /… necesitas otra dosis de Me gusta / que alimente tu vanidad”, “no has podido reconocerte en esos yigabaits”.
T y F es poesía erótica: “acá me serviré un vodka y miraré / a la colegiala desnudarse con lentitud”, “ellas cintilarán enormes y con los muslos / lustrosos los muslos de titanio y eucalipto /…ellas y sus terciopélicos muslos”, “y pasabas tus muslos cerca de mi rostro / como el humo de mi respiración”. Es exaltación, canto, celebración a la mujer, la más grande creación divina y al parecer obsesión del autor: “pero no podré negarte mi respeto por las damas / no puedo negar que nunca me cansaré de escucharlas / …estoy para aplaudir su belleza / …y decirles al oído Cómo carajos no / pero claro que lo puedes todo sola”
Pero las más de las veces el autor utiliza la poesía para expresar lo que quiere decir como lo tenga que decir, así sin tapujos, sin temor al qué dirán: “Estoy muy desquiciado el día de hoy / lo siento en la punta de los dientes / y todo es escupir insultos”, “no hay más que revolverse en la cantiga irrisoria / en la voluntad celeste del pinta labios / para besar y mordisquear testículos / En el lustroso glande nos hemos glorificado / por mi glande por mi glande por mi lustroso y rojísimo glande”. Y qué importa la etiqueta de lascivo, obsceno, impropio; en fin, la palabra se hizo para utilizarla, moldearla, amasarla a gusto, llevarla más allá de las fronteras establecidas; y en T y F nos damos cuenta que Adán es un verdadero artesano de la palabra.
El andamiaje del poemario es la importancia de la palabra, el poema. La poesía encarnada en mujer. La poesía en sí. Así nos muestra en la mayoría de los 46 poemas que conforman el libro. El poeta edifica sus poemas a partir de lo que es el trabajo poético, así se ve reflejado en ellos: la experiencia creativa, la forma como asaltan las palabras en la inspiración, la construcción del poema, el temor a la hoja en blanco, saber si es o no es un poema y que el poema por sí mismo debe defenderse ante la crítica, eso lo apunta en los siguientes versos: “el escudo es el poema / jamás el escondite / No pararán las balas / pero mis ojos sonreirán”.
Cuando terminé de leer el libro me percaté de que una de las grandes preocupaciones del autor es ‘La Poesía de Hoy’ y el quehacer cultural. ¿Nos quiere decir el autor que La Poesía de Hoy es una fiesta, es un engaño? ¿Si acaso la hemos matado? Por eso dice: “ella está muerta / la hemos asesinado con esta trapacería / la hemos aniquilado con estas constantes quejas”. Para dar cuenta de ello basta enumerar algunas situaciones: mafias de poetas que se alzan para cancelar festivales, grupos poéticos que se adjudican premios literarios, certámenes literarios vendidos, poetas impostores, envidias entre poetas… Pero a qué seguir, tal vez yo no tenga razón. Mejor acepten la invitación de Adán a ésta su fiesta y sírvanse porciones grandes de estos poemas fanerógamos, seminales, afrodisiacos. Y no olviden el vino, las dulces y embriagantes mieles genitales. La orina, sí. Y levantemos las copas, todos compañeros, para brindar por esta trapacería y fiesta que es la Poesía.
Y al final cuando todos estén satisfechos, finaliza Adán:
…silencio
Por favor
Guarde respeto
Este libro es mi casa de oración.
*Balché: Es una bebida alcohólica muy común en las antiguas culturas indígenas del sureste de México. Considerada la bebida sagrada de los mayas.
Echeverría, A. (2016). Trapacería y Fiesta. Baja California: Pinosalados Ediciones
Semblanza:
Ángel Augusto Uicab. Mérida, Yucatán, (1988). Un relato suyo fue publicado en la antología #ESCRIVIVE-PLAYA (GRECA, 2016) de Playa del Carmen. Ha publicado en las revistas digitales: Monolito, REVARENA, FACTUM, Bitácora de Vuelos, Cirrosis. Actualmente escribe la columna La Memoria del Pájaro en la Revista Delatripa.