La ética depredadora neoliberal

En la actualidad, es imposible mantener un discurso social y político verdaderamente creíble, cuestión que es derivada de los constantes actos de corrupción de la clepto-estultocracia global y sus acólitos, los cuales dirigen de forma indiscutible los destinos del mundo, todo ello basados en unos fundamentos morales completamente insanos que tienen como sustento ideológico el plegarse acríticamente a las supuestamente infalibles leyes del “libre mercado”.

Cabe subrayar, que los anteriormente citados fundamentos morales depredadores, han permeado de forma lenta y perenne hasta el estrato más bajo de las diversas sociedades, por ello, actualmente da la impresión de que el único camino para sobrevivir en el mundo moderno es el adoptar, sin miramientos, una ética basada en un egoísmo enfermo que fomenta una serie de conductas criminales y patológicas.

Por lo anterior, es urgente reestructurar los objetivos morales de la sociedad contemporánea, para lograr comprender lo necesario que es el retomar ciertos principios éticos, ya sea en el ámbito laboral o en la vida personal, sobre todo sí constantemente nos vemos inmersos en situaciones de caos que dejan al descubierto las miserias del ser humano.

En este sentido, es pertinente recordar las palabras de Leonardo Boff, sacerdote y uno de los fundadores de la “Teología de la liberación”, el cual considera que la ética debe ser “todo aquello que ayuda a mejorar el ambiente para conseguir una morada saludable: materialmente sostenible psicológicamente integrada y espiritualmente fecunda”.

Al tener en cuenta esto podemos concluir que debería fomentarse con apremio el estudio de la ética en la sociedad moderna y desacralizar de forma contundente la fe ciega en el egoísmo promovido por el capitalismo libremercadista neoliberal.

Finalmente, es verdad que la voracidad del gran capital ha causado un terrible daño a las diversas sociedades del mundo, hecho que ha orillado inclusive a los propios talibanes neoliberales a plantear la urgencia de moderar su visión depredadora sustentada en la exaltación absoluta del yo sobre todas las cosas.