La esclavitud moderna en México

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Ante las escalofriantes denuncias presentadas por los medios masivos de comunicación, en las cuales se detallan hechos sórdidos que hacen referencia  a la realidad de explotación humana a la que son sometidos miles de hombres y mujeres en nuestra nación, podemos afirmar que la esclavitud, en su vertiente contemporánea,  parece ser una institución plenamente establecida en México y no una aberración propia de tiempos pasados.

En esta tesitura, diversos estudios académicos advierten que esta situación en el país no es obra de la casualidad, sino más bien, un fiel reflejo de nuestra realidad, donde la deshumanización se ha convertido en un factor constante, hecho que se encuentra plenamente relacionado con la ideología que acompaña al sistema económico neoliberal.

Cabe señalar, que para lograr que una sociedad sea competitiva, es totalmente necesario que prevalezcan las condiciones emanadas de la pobreza y el desempleo, ya que en este caos reinante, se puede racionalizar más fácilmente el lado depredador del ser humano, por lo que el objetivo final basado en la maximización de ganancias aparenta ser lo único importante y constante.

En dicho entorno, resulta obvio que la humanidad de las personas debe desaparecer, para así convertirse cosas, básicamente mercancías, por lo que resulta innegable que el México del siglo XXI, se ha colocado a escala planetaria como un país surtidor de ganado humano y materias primas, el cual, sólo tiene el propósito de satisfacer las necesidades de los dueños del capital, eso sí, al menor coste posible.

Asimismo, vale la pena retomar al sociólogo de origen irlandés Patrick Gun Cuninghame, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana, el cual describe que cuando “Carlos Marx habló del ‘esclavismo asalariado’ en el siglo XIX (…) dijo que los trabajadores de Inglaterra, y otros países laboraban en condiciones peores que los esclavos de las plantaciones caribeñas de Estados Unidos”.

Por lo anterior, es importante entender qué es un esclavo, desde la perspectiva moderna y según la organización internacional “Antislavery”, este es aquel individuo al que “se le obliga a trabajar mediante amenazas psicológicas o físicas; se le convierte en propiedad de un empleador, generalmente mediante maltrato físico o mental; se le deshumaniza y se le trata como a una mercancía, o se le compra y vende como a una pertenencia; se le limita físicamente o se le impone restricciones a su libertad de movimiento”, lo que parece coincidir con casi todas las plazas laborales existentes en el país, ya sean adscritas a actividades legales o al crimen organizado.

Finalmente podemos concluir que los casos como el del bar “Cadillac”, la granja de agricultores esclavos de tomate en estado de Jalisco, las actitudes de las “ladies” y “gentelman” de expuestos constantemente por las redes sociales son apenas la punta del iceberg de un mal que exhibe la verdadera naturaleza depredador de la ideología de las supuestas sociedades “libres” al estilo del capitalismo angloestadounidense, donde a pesar de sus trillados discursos basados en la democracia y libre mercado, estos no logran esconder las atrocidades propias de un sistema político y económico podrido, donde como mencionaba el gran José Alfredo Jiménez, “la vida no vale nada” .