Con el aumento perenne de la violencia por parte del crimen organizado en nuestro país, han surgido voces de supuestos especialistas en Seguridad Pública afines a la derecha política de la nación, que exigen que México implemente una estrategia similar a la que utilizó el gobierno colombiano en contra de la guerrilla y el narco, ya que el esquema de la administración de Uribe Vélez ofertó unos supuestos buenos resultados.
Sí bien estos presuntos triunfos se ven reflejados desde un punto de vista cuantitativo, no se puede dejar de lado que los principales instrumentos utilizados por el gobierno colombiano en los años del régimen de Uribe fueron la fuerza bruta y la guerra sucia, situación que resulta sumamente riesgosa, ya que el establecimiento formal de un ambiente de violación sistemática de los Derechos Humanos por parte del estado mexicano abre la puerta a constantes situaciones como el escándalo de los “falsos positivos” en Colombia, evento equiparable a la masacre de Ayotzinapa, que si se observa con detenimiento fue la simple aplicación de un esquema propio de la economía capitalista en el ámbito de la Seguridad Pública.
Cabe señalar que el atroz caso de los “falsos positivos”, se dio ante la urgencia del estado colombiano de presentar resultados “en caliente” y gracias a su complicidad con el crimen organizado, las autoridades promovieron un esquema de incentivos para las fuerzas de seguridad, siendo estos más propios de una empresa privada que de un aparato de gobierno, ya que se basaba en otorgar una serie de recompensas y ascensos a los policías y militares que presentaran la mayor cantidad de subversivos y narcos “anulados”, por lo que estos cayeron rápidamente en la tentación de la tranza, iniciando así la ejecución sistemática de civiles inocentes y disidentes políticos de manera indiscriminada, los cuales, fueron hechos pasar por “guerrilleros” o “narcos”, logrando así obtener mayores ganancias por parte de los elementos de las fuerzas de seguridad del estado.
Finalmente, el caso colombiano nos recuerda que un esquema que puede ser muy efectivo en las ventas, no necesariamente traerá buenos resultados en otros ámbitos, por lo que es indispensable atacar el problema de la Seguridad Pública desde sus raíces como la corrupción y la entrega a ciertos intereses, extranjeros, por lo que la respuesta correcta ante este fenómeno es el crear buenos instrumentos de inteligencia apartados de los objetivos geoestratégicos estadounidenses para que estos estén a la altura del reto.