José Olivares. Panorama actual de la poesía norteamericana

Desde su primer poemario (Citizen Illegal) la poesía de Olivarez ya encuentra un tono bien equilibrado alrededor de ciertas narrativas que suponen un lugar de intersticio. Se trata de un espacio liminar propio de aquellas generaciones nacida de migrantes mexicanos que viven en Estados Unidos, como en el caso de José Olivarez, quienes difícilmente pueden llamarse a sí mismos mexicanos o estadounidenses.

Tal estado intermedio se ha vuelto una seña de identidad de este poeta, propio del estado de Illinois. El acierto del poeta consiste en recordar el carácter (casi) colectivo de su identidad y exponer este lugar común a través de sus poemas: el país multicultural por excelencia obtiene una revisión donde la cohesión social depende de un sectarismo bien evidente.

De esta manera, Olivarez comienza a configurar un espacio que se aleja de los círculos de la conmiseración y la empatía, para volverles espacios donde impera la crítica social y política, sin que ello implique un menoscabo de la expresión lírica.   

Promises of Gold extrae de esta (aparente) contradicción sus puntos más altos, donde la condición de desclasado y de sujeto privado de su historia permiten explorar equívocos tanto lingüísticos como identitarios. Los poemas ‘Folk’ y ‘Ode to tortillas’ establecen este juego de pertenencia y no-pertenencia a partir de tres palabras: ‘folk’, en el primero, y ‘mexican’ (en detrimento) de ‘mexicano’, en el segundo. A pesar de estos aciertos los poemas más potentes acuñan un grupo de metáforas urbanas que poseen un sabor específico, un bocado que incorpora tortilla y hamburguesa, maíz y Taco Bell. Uno de mis ejemplos preferidos para ilustrar este tipo de metáforas urbanas-mexican es el poema ‘Bulls vs. Suns, 1993’, que salvo por los nombres de los equipos de baloncesto estadounidenses, yo, como lector mexicano, casi puedo trasladar la experiencia desde un título que diría ‘América vs. Cruz Azul’. Comparto la excelente traducción de David Ruano: 

sentado en tus piernas mirando tus ojos

que siguen el balón que rebota

& mi corazón es cien balones de básquetbol

regateando amor loco por tus brazos

que me abrazan, lanzándome a los aires

& atrapándome de nuevo después de que Marv Albert 

exclama Aquí está Paxson con el tiro de tres…

¡Sí! & el amor es tus puños cerrados 

& sin la necesidad de pelear por una vez, tus puños 

son fuegos artificiales sobre tu cabeza, puños lejos 

del cinturón de cuero que utilizas para disciplinarnos, 

la forma en la que dices Paxson con la boca llena de alegría, 

& mi corazón dispara mil tiros en suspensión, 

el corazón corriendo para hacer tiros en carrera, 

buscándote en las gradas, 

el corazón amando lo que tú amas, mi corazón 

corriendo suicidios para estar en el salón de la fama de tu corazón.

El corazón que regatea, lanza tiros de tres puntos y hace y deshace para estar en el salón de la fama del padre me parece una fantástica concatenación de efectos bien logrados para describir la pugna infantil que busca el amor paterno. Sin mayores pretensiones, el poema apunta y da un tiro certero. Sucede lo mismo con el poema ‘Ojalá: My Homie’: 

Oscar una vez vio a alguien 

ser asaltado por sus tenis. 

no por eso dejamos de querer

unos Jordan. en cambio, aprendimos

que si alguna vez teníamos tenis dignos de ser robados

era mejor esconderlos

en nuestras mochilas. dios mío, 

así es como aprendimos a ser chicos: 

manteniendo todo lo que amamos cerca

& fuera de vista. 

Aquí, otra vez, la inmediatez se ilustra hacia dos puntos cardinales: la constitución social de los que ejercen violencia y el proceso de subjetivación de esta, por parte de quienes la sufren. No extraña que Olivarez posea varios poemas donde el tema de la homosocialidad quede como punto rojo de una incapacidad al nivel de la expresión hablada (como en ‘Fathers’, ‘Ojalá: Me & My Guys’ y ‘All the names we say because we don’t say love’). La colección de poemas empieza a dar coletazos y los tiros certeros se vuelven verdaderas bombas: la violencia de la que habla Olivarez es la violencia jerárquica de la modernidad. En ese grupo de poemas señala las jerarquías de una sociedad norteamericana anquilosada en su propia mentira y en su propia fábula. De esos poemas destaco ‘American tragedy’, en tanto verdadera denuncia del papel de cómplice que posee el Arte como prevaricador en favor del poder hegemónico, y el magnífico poema ‘Some words look nice until you try them on’, que es elocuente en sí mismo: 

los niños en la escuela

pobre recibieron pósters de superación. 

les dieron pláticas motivacionales.

seminarios de empoderamiento.

(no les dieron dinero.)

dios mío, nunca entenderé

cómo algunas personas conocen 

a alguien que se está ahogando & le ofrecen

consejos INSPIRACIONALES

en lugar de ofrecerles una mano o una cuerda.

Aquí está en su versión más abyecta y degradada el edicto de Emerson (tema revisado en entradas anteriores). Es Estados Unidos, es México. Es nuestro proyecto de civilización. A diferencia de esto, la poesía de Olivares es la mano o la cuerda. No encuentro mejor alabanza o invitación a la lectura de la poesía de José G. Olivarez.