Honor, imagen e internet (I Parte)

Imagina un día cualquiera en el que entras a internet, por ejemplo, a tu cuenta de Facebook, para simplemente pasar el rato, como de costumbre. Observas que en la sección de amigos tienes una o varias notificaciones. Das clic en dicha sección y te llevas una interesante sorpresa. Entre las invitaciones de amistad que tienes, se encuentra una peculiar, ¡eres tú! ¡Tú mismo te has invitado!

Curioso, entras al perfil que tiene tu nombre e imagen actual y verificas que en efecto esa cuenta existe. Puede que sea una broma, de mal gusto tal vez, pero es real. Incluso tiene agregado como amigos a tus verdaderos amigos.

Todavía dudas, piensas en las posibilidades entonces aparece una opción viable, dialogar, mandas un mensaje a esa cuenta que se hace pasar por ti y recibes respuesta casi de manera inmediata. Primero, amigablemente, después comienza a cambiar la conversación, hasta que finalmente, envía una tras otras, imágenes pornográficas y otro tipo de imágenes de violencia.

Tras meditar por algunos momentos, caes en la cuenta de una terrible situación. Así como me envió a mí, pudo haberles enviado a otras personas. Verificas con tus amigos sobre lo ocurrido y te das cuenta de que el daño ya está hecho. Sabemos que si son tus amigos entenderán la situación, cuando les expliques. Pero otro sector, como lo es tu comunidad laboral, en especial jefes o administradores, algún cliente o proveedor, no será tan fácil que comprendan el hecho.

Otra situación peligrosa, es que sitúes este relato con menores de edad, en la que la víctima recibirá bullying por parte de sus compañeros. O en los peores casos, podrían enviar textos difamando (con tu nombre) una postura religiosa, racial o de afiliación política. Cuestiones en las que si puedes verte afectado en tu trabajo y entorno social.

Cabe recordar que falsificar cuentas de internet, especialmente de Facebook, resulta fácil. Incluso no es de sorprender encontrar cuentas en páginas de citas que estén hechas a tu nombre e imagen. Y aquí reside una pregunta interesante: ¿qué se puede hacer para frenarlo?, no mucho, pero algo se puede hacer.

Legalmente procede denunciar, el problema es que no siempre saben a dónde acudir. Pues bien, el lugar al que debes acudir es al Ministerio Público Federal, él tendrá no sólo mayor rango de jurisdicción, sino también de investigación.

Aunado a ello, se debe proceder a los reportes de las redes sociales. En el caso de Facebook, se encuentra en el menú de “…”, y hasta abajo dice reportar. Dar clic y contestar el cuestionario de la red social.

Sin embargo, existe manera de prevenirlo y se encuentra precisamente en el uso correcto de las plataformas. De entrada, nunca dar aceptar como amigos a individuos que no se conocen. Este punto es de alerta máxima, junto a este nivel, debemos procurar mantener nuestra privacidad en “privada”, “sólo amigos y yo”, nada más. De esta manera se limita por mucho el rango de visión que tiene el público de nuestra actividad.