La Ciudad de Kansas, en el corazón de Estados Unidos, es una donde el Jazz fue y sigue siendo parte distintiva de este centro urbano en el medio oeste. Todos los que amamos el Jazz hemos escuchado a Charlie Parker quien fue originalmente de esta ciudad que me ha abierto las puertas desde hace casi veinte años.
Charlie Parker o Bird fue un gran saxofonista que nació en 1920 y en su juventud se enganchó con el Jazz para posteriormente desarrollar un estilo propio, el bebob. Un estilo de Jazz más rápido para la época y con tonos penetrantes que pasan desde lo sombrío a lo dulce con sus elaboradas armonías. Parker se convirtió en un ícono no tan solo para el ambiente musical sino para la literatura. Embelesó e inspiró a la generación Beat y también a Cortázar entre otros.
Objetos personales tanto de Ella Fitzgerald, Duke Ellington y Louis Armstrong, por mencionar algunos nombres, también los podemos observar en el American Jazz Museum además de interactuar con instrumentos y grabaciones históricas. Como mencioné anteriormente el Blue Room es el club de Jazz que sigue abierto al público. Podemos escuchar, los fines de semana, grupos contemporáneos tanto de Jazz como grupos formados por músicos latinos. Por ejemplo, el grupo Aztlán y el grupo de Pablo Sanhuenza. Ambas bandas conformadas por músicos residentes de la ciudad.
El Blue Room es una intersección musical, cultural y literaria. Algunos poetas de la ciudad y visitantes hemos tenido la oportunidad de hacer presentaciones en este histórico espacio. Glenn North, quien es el poeta laureado del Distrito de Jazz, ha creado una serie de talleres para jóvenes poetas que, usualmente, culminan con presentaciones en el Blue Room.
La energía electrizante de estos jóvenes poetas durante sus presentaciones es memorable. Son noches maratónicas de poesía, casi siempre los martes. Jóvenes locales que se inician y algunos más sazonados compiten con creaciones poéticas mezcladas con los ritmos del Jazz. He tenido la fortuna de ser juez para varios de estos eventos. En otras ocasiones he sido yo, quien ha participado también en estas competencias para el mes nacional de poesía que celebramos cada año en abril en Estados Unidos.
He sido inmensamente afortunada por conocer a poetas de los cuales había, únicamente, leído y que gracias al esfuerzo de Glenn North y el American Jazz Museum se materializaron para los que vivimos en Kansas City. Uno de estos grandes poetas fue Louis Reyes Rivera.
Louis Reyes Rivera fue un poeta afrolatino de Puerto Rico quien vivió la mayor parte de su vida en la Ciudad de Nueva York. Se movía entre mundos, entre el afrolatino y el afroamericano. Él mismo se identificaba como boricua. Reyes exploró esta coincidencia cultural en su poesía en un momento donde poco se reconocía lo afrolatino y se asimilaba automáticamente a la experiencia afroamericana. Reyes se movía entre idiomas y ritmos también. Mucha de su poesía refleja el Caribe y entrelaza español e inglés en algunos poemas. Ese cambio de códigos lingüísticos fue una contribución innovadora a la poesía estadounidense por Reyes. Su conciencia social y preocupación por la educación también vibran en sus poemas. Reyes estuvo en Kansas City en febrero de 2012, los días 9 y 10 para ser exacta.
Algunos poetas locales tuvimos la fortuna de charlar con él y escucharlo. Un monstruo, una vez que pisaba el escenario. Su personalidad, casi introvertida, contrastaba con su persona poética. Era como si se materializara la voz poética de sus versos una vez que comenzaba su lectura. Literalmente, fuego salía de su boca, aliento poético, que tocó las almas de los que lo escuchamos. Reyes murió en marzo de 2012, un mes después de su visita a Kansas City, su última presentación pública.
Hago una pausa para hoy. No sin antes despedirme con Kansas City, interpretada por Los Beatles, ¿por qué no? Para mi siguiente entrada, y segunda parte de esta columna, compartiré aún más sobre el Histórico Distrito de Jazz en 18th & Vine. Hasta la próxima desde Kansas City.