La disciplina de high heels o danza en tacones lleva ya algunas décadas de formalizarse, pero fue en 2015 cuando vi por primera vez publicidad sobre estas clases en Tijuana, luego de visualizarlo como algo lejano, propio de otros países. Resulta que casi diez años después, hay toda una comunidad de tacones en esta ciudad fronteriza y una oferta variada de cursos según las necesidades y disponibilidad de alumnas.
Sin duda, lo más admirable de los tacones es danzar sobre una herramienta que tradicionalmente ha sido vista como sinónimo de delicadeza o sensualidad, o simplemente asociada a un rango de movimiento menor debido a la altura de los tacones; mientras que ahora las bailarinas, utilizan los heels (que varían de los 7.5 a los 12 cm, aunque el estándar suele ser de 9 cm) como una extensión más del cuerpo para explorar nuevas corporalidades y mensajes hacia el exterior, pero sobre todo al yo interno. Es una expresión artística que muestra la energía femenina en todas sus vertientes, sea que queramos mostrar delicadeza, sensualidad, poder, dolor, amor…
Aunque en el entorno pospandémico ha habido muchas variaciones en cuanto a cursos y maestros que dejaron de impartir esta disciplina en la ciudad, a continuación comparto algunos de los programas disponibles en formato presencial y cuya esencia es vital para el desarrollo de la comunidad dancística tijuanense:
Heels Season Program: Karen Martínez creó en 2022 un curso multidisciplinario intensivo de cinco sesiones dominicales. En un lapso de tres horas clases aprox., las alumnas no sólo manejan la técnica base de heels, sino también otros estilos que enriquecen su danza en un ambiente de mucha energía y calidez.
B in Heels: Fernando Ruiz inició este 2023 con el nombramiento formal de sus clases, que ya impartía en el estudio de Abstract Dance Center martes y jueves, pero ahora enfoca aún más en retar a sus alumnas a salir del paradigma tradicional de la danza en tacones.
Musas Heels: Esmeralda Miranda lleva años explorando la diversidad musical y la madurez detrás de este baile en el estudio de Unidance Center los martes y jueves, pero también procura que quien asista a las clases individuales se vaya con un aprendizaje completo tras la hora.
DMUV: Diva Castallón maneja un concepto integral donde no sólo haya danza, sino también entrenamiento físico, talleres mensuales y reuniones para generar el sentido de pertenencia a una comunidad; por el momento el curso está en pausa.
Studio By Gistwerk: Lizeth Haro implementa semanalmente la combinación de heels y el twerk, pues reconoce que a pesar de la aparente diferencia, ambas disciplinas se compaginan en objetivos y retos.
Inten-city Dance Community: Naomi López inicia este agosto un nuevo proyecto donde se enfoca en el trabajo de piso, donde el heel juega un papel más crucial de lo que aparenta.
Me parece curioso que, como dice Catalina Veiga, maestra de FEM Academy en Argentina, “muchísimas mujeres alrededor de todo el mundo tienen un deseo hermoso y genuino de bailar, pero por pensar que son rígidas, que están duras, que su cuerpo o condición física no es apta para hacerlo, porque ya es tarde o no tienen la edad, se limitan a experimentar este arte que es súper sanador…”; y sin embargo, aquí estamos, con una oferta amplia para que tan sólo en Tijuana, las mujeres (y los hombres que se animan) nos atrevamos a cumplir sueños. En el año y medio que tengo de tomar clases, me he dado cuenta que sin importar el background dancístico o el tipo de personalidad o cuerpo, es crucial abrirse a la experiencia, admirar y apoyar a tus compañeras, estar presente y vivir el proceso (palabra clave en el mundo de esta danza).
Al final, bailar en tacones es una paradoja, donde las limitaciones naturales de los heels son el primer paso a la apertura de experimentar y desbloquear temores, abrazarnos como mujeres y liberarnos de prejuicios. Bailar en heels siempre será -y debe- ser un reto físico y mental, del cual las tijuanenses estamos aprendiendo mucho.