En el 2015 el Instituto Nacional de Estadística y Geografía realizó una encuesta sobre los tipos de hogares en México. El resultado: 89 de cada 100 hogares son familiares ¿qué quiere decir esto? Según el sitio “Cuéntame INEGI” significa que por lo menos uno de los integrantes tiene relación con el jefe del hogar.
Los hogares familiares a su vez se clasifican en nucleares, ampliados y compuestos. Las cifras son las siguientes:
* 70 de cada 100 son nucleares. Es decir, se forman por el papá, la mamá y los hijos. Aquí también se incluyen a los papás o mamás solteros.
* 28 de cada 100 son ampliadas. Es decir, en el hogar aparte de la familia nuclear vivirán tíos, primos, suegros, etc.
* 1 es compuesto. Dentro del hogar también viven personas que no tienen relación de parentesco con el jefe del hogar.
* 1 es no especificado.
Ahora bien, en 1970 el tipo de familias no ampliadas representaba el 19.3%, en años recientes alcanzó a representar hasta el 36.1%. Los datos son lógicos, especialmente si se relacionan con los cambios económicos y culturales que ha vivido el país.
En 1970, durante el modelo del desarrollo estabilizador se alcanzó “un crecimiento anual promedio de 6.8%, se mantuvo el equilibrio de las finanzas públicas, la estabilidad del tipo de cambio (12.50 pesos por dólar, de 1954 a 1976) y una tasa inflacionaria relativamente baja.” En general, los sectores productivos terciarios aumentaron significativamente y al hacerlo, la población en los centros urbanos del país creció.
El modelo se agotó gracias al endeudamiento externo, al abuso de los recursos petroleros y al abandono del sector agropecuario. En años posteriores se reflejará de manera contundente en la cada vez más abierta brecha entre las clases sociales y en el acomodamiento de las familias.
El modelo neoliberal se ha caracterizado por el constante combate a la inflación y la reducción del gasto público. Los sueldos alcanzan menos y se necesitan de varios miembros dentro de un mismo hogar para poder sobrevivir. Así, no sólo el jefe del hogar tiene que contribuir con los gastos, sino también necesitará de otras personas; el tío, el primo, la suegra, etc.
Asimismo, las mujeres al ingresar a las universidades y al campo laboral, necesitarán de otros miembros de la familia para fungir como cuidadores. Poco a poco la familia tradicional y las funciones de cada miembro se adaptarán a las nuevas circunstancias.
Sin embargo, tener una mayor cantidad de integrantes en una familia y bajo el mismo techo, significa una serie de cuestiones complejas. Es cuando observamos cómo lo macro va a tener un efecto en lo micro.
El compartir los espacios y la falta de privacidad va a desembocar en una serie de problemas. Las familias compuestas suelen desarrollar relaciones codependientes y la anulación del sujeto. De está manera, el sujeto es incapaz de tomar decisiones propias y cuando lo hace, suele ser descalificado o juzgado por el resto de los miembros. Otras veces se utilizará la culpa como forma de control.
También existen características positivas en este tipo de hogares, ya que se fomenta la unión y hay un mayor apoyo ante situaciones diversas y desagradables.
Por otro lado, en las familias nucleares el jefe del hogar suele invertir gran parte de su tiempo en el trabajo, lo que significa dejar de lado cierta atención, especialmente hacia los pequeños y adolescentes. El sistema neoliberal ha traído consigo una cultura consumista en la que se intercambian gadgets por conversaciones. Así, los padres se vuelven unos maestros en el arte de la condescendencia y los hijos en el arte de la manipulación.
Una de las características positivas de este tipo de hogar es que los roles de cada miembro están bien identificados y hay una mejor organización. Además, los individuos suelen alcanzar sus metas. En definitiva cada tipo de hogar tiene sus pros y contras. La responsabilidad por hacer del lugar en el que vivimos, un lugar mejor, es de todos. Demandar que el gobierno haga bien su trabajo, también.