Estridentismo

Este año, la 44 FIL del Palacio de Minería incluyó dos presentaciones editoriales estridentistas. A las 12 horas del miércoles 1 de marzo, en la Sala El Caballito, Anuar Jalife Jacobo, Salvador Gallardo Cabrera y Mario Alberto Medrano, moderados por Mildred Meléndez Rodríguez, presentaron el volumen con dos títulos de Salvador Gallardo Dávalos: El huerto de las tentaciones y El pentagrama eléctrico. Y a las 18 horas del día siguiente, en el Pabellón Guanajuato, Gallardo Cabrera y Jalife, con Elissa J. Rashkin y Fernando Salazar Torres presentaron la edición facsimilar del número 3 de Actual, revista mural de Manuel Maples Arce. 

Gallardo Dávalos y Maples Arce, junto con Germán Liszt Arzubide, Arqueles Vela y otros escritores y artistas participaron en el estridentismo. Este movimiento obtuvo reconocimiento como la primera vanguardia artística del siglo XX en México hasta 1970, cuando el INBA publicó El estridentismo o una literatura de la estrategia, de Luis Mario Schneider. Mientras tanto, sus manifiestos, libros y otras expresiones se perdieron. En los ochenta, el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM publicó El Estridentismo (1921-1927), donde el mismo investigador señala la casi imposibilidad de localizar los materiales producidos por quienes animaron el movimiento.

Otros investigadores como Serge Fauchereau y Evodio Escalante han enfrentado esta dificultad. Por eso, el hallazgo del número 3 de Actual por Salvador Gallardo Topete entre los papeles de su padre representa un golpe de buena fortuna, que Anuar Jalife y la Universidad de Guanajuato han aprovechado para realizar la edición facsimilar del valioso documento. Asimismo, se incorporaron los ensayos “De manifiesto a revista estridentista. Actual No. 3, publicación transicional”, de Rashkin y “Actual No. 3 y las revistas literarias de los jóvenes hacia 1920”, de Jalife Jacobo.

Este interés por las expresiones y objetos de un siglo atrás rebasa la mera curiosidad por los antecedentes familiares, como en el caso de Gallardo Cabrera, nieto de Gallardo Dávalos. Lleva los afanes de los historiadores al terreno de la difusión del conocimiento, entendida como una actualización permanente, tanto del dato como del enfoque desde el que se le estudia. Y fundamenta la idea de que el llamado a la renovación cultural sigue vigente después de una centuria.

Mucho ha cambiado el panorama desde la aparición de los manifiestos, cuando todavía humeaban las armas revolucionarias y el país se disponía a organizarse de acuerdo con el proyecto de los vencedores, en el que las artes y las letras cumplirían funciones de gran relevancia. La ciudad y sus habitantes protagonizan y aportan materia prima para una cultura industrializada, con un mercado y consumidores que representan una parte significativa de la riqueza generada por el país; el arte y las letras hechas en México se pueden conocer en todo el planeta. Pero predominan las mentalidades conservadoras.

Aunque parezca un contrasentido, el conservadurismo impidió conservar las obras estridentistas, por considerarlas de escaso valor literario. Su ruptura con los cánones establecidos las colocaba en el nivel del escándalo. Maples Arce saludaba a la Revolución bolchevique, pero sus escritos no encontraban lectores entre sus conciudadanos, excepto entre otros poetas. En artes plásticas, las mayorías analfabetas justificaron el muralismo, que tomó la Revolución mexicana como tema.

En cambio, el estridentismo nació en la revolución misma, como expresión revolucionaria. Sus temas giran en torno de la ciudad y de los poderes constructivos y destructivos que otorga a sus habitantes humanos. Algo demasiado pesado para los lectores del realismo, que necesitan escenarios, personajes y tramas reconocibles. No disociaciones y asociaciones sinestésicas inaugurando el umbral de espacios poéticos que el movimiento invitaba a construir. Ante la actitud pasiva de quien enfrenta la realidad como algo concluido, los estridentistas se plantaron con una actitud activa, interviniendo en la realidad para transformarla.

Además de transformarla con sus manos y con los productos de sus manos, se plantea una renovación de las herramientas y materiales del poeta, empezando por su propia percepción y concepción del mundo. Las cosas perdieron su naturalidad con el modernismo. Pero ya no se podía ni se trataba de restaurarla, sino de inventar otra. López Velarde comenzó a hacerlo, con los materiales disponibles y los resultados obtenidos, hasta su temprana desaparición.

Actualmente buena parte de la obra estridentista se considera perdida. Quedan sin embargo las trayectorias de los autores. En El huerto de las tentaciones, Salvador Gallardo aprovecha las lecciones del jerezano para dejarse tentar por la carnalidad del verso. En El pentagrama eléctrico, con más experiencia, imparte sus propias lecciones sobre cómo escribir un texto literario. Los títulos representan dos momentos en la trayectoria de un autor significativo como poeta y como promotor cultural en el centro del país.

Este volumen doble y Actual No. 3 ofrecen una oportunidad única para acercarse a un movimiento crucial en nuestra historia cultural, con material de primera mano, entregado por sus protagonistas.