Espejo infinito

James Foster, un escritor que no ha publicado en seis años va a una isla de vacaciones junto con su esposa. Casi al finalizar su estancia se encuentran con una pareja de turistas que los invitan a salir del hotel donde se quedan para ir a la playa. La esposa del escritor teme abandonar el hotel porque les han advertido que el territorio es hostil. Deciden hacer caso omiso y pasan una tarde bebiendo. En el camino de vuelta, James atropella por error a un hombre, matándolo al instante. La ley del país dicta que quienes son sujetos de delito deben morir. Pero a los turistas les ofrecen una salida: clonarse y presenciar la ejecución del otro. James acepta, la visión del acto se vuelve un momento crucial en el futuro de sus vacaciones.

En la película Infinity Pool (2023), del director Brandon Cronenberg, es evidente la alegoría sobre la cuestión del turismo y la forma en que, por medio del dinero se puede corromper o arreglar las situaciones adversas. La película juega con la posibilidad de que con un pago la transgresión de las normas pierda importancia. La idea cobra sentido cuando volteamos a ver la realidad: el turismo sexual, las drogas, las fiestas, los encubrimientos, el racismo de los visitantes extranjeros y la tan sonada gentrificación. El dinero sigue representando una forma de ejercer el poder sobre economías emergentes. De esto no hay duda (espero).

Lo que me interesa rescatar es el otro rasgo que aparece en la cinta y que apela a mi propio interés estético. El tema del doble anuncia la inquietud humana del espejo, el abismo que se esconde en el ensayo de otro mundo. Por ello, la aparición del clon James Foster significa un cambio en el ritmo de la historia. A partir de que se plantea la idea de la réplica, también surge veladamente (y en un momento incluso se hace explícita) la pregunta sobre cuál personaje es el verdadero y cuál la copia, sobre todo en el entendido de que no hay diferencias físicas entre ambos.

En la encrucijada que conjunta las liberaciones morales con el sentido de pertenencia a un gremio de gente que ha pasado por el mismo proceso, la película deriva hacia la sangre, la violencia y una especie de ritual que se apropia, distorsionándolo, de la cultura insular. Otra de las formas que la influencia del poder económico ha tomado en nuestro siglo.