Estamos a pocos días de las elecciones en el Estado de México para elegir gobernador y las avenidas más importantes de la zona metropolitana, como la López Portillo, lo saben (también el tramo en dirección Indios Verdes de la carretea México-Pachuca, lo sabe).
Los espectaculares anuncian a los candidatos del PRI, PAN, PRD, MORENA y PT (son los que he visto). Y créame, son fantásticos.
Empezaré por el orden en que los vi cuando iba viajando por esa maravillosa avenida (“La lópez”) que nunca se inunda ni tampoco se congestiona, en la que siempre está la autoridad vial al pendiente de que los automovilistas y combis de transporte público, no invadan los carriles del Mexibús.
Iniciemos el recorrido a manera de crónica (con fines recreativos, ¿está bien?):
El espectacular de Delfina Gómez, la candidata por Morena, me trastocó por mágico y celestial, porque está más allá de nosotros. Se anuncia con una pose de aquella que ha recibido la iluminación, con la cara levantada hacía los cielos, con el gesto de quien ha tenido la dicha de haber sido bendecida por el milagro; ella quiere que veamos al firmamento, y lo hice por curioso que soy, ¿qué ve Delfina? ¿Qué hay detrás de esas nubes grisáceas que veo? ¿Qué me estoy perdiendo? No sé, supuse que ella puede ver lo que yo soy incapaz, aunque de pronto me pregunté si no sería mejor mirar hacia abajo, a donde estamos los mortales, sobreviviendo, intentando, con la esperanza de aliada, llegar a final de semana.
Casi enseguida aparece Alfredo del Mazo con su inigualable cabello cano, impecable, en el espectacular que contiene la frase: “Mano dura contra la delincuencia”, pero no hay mano en la imagen de Alfredo, únicamente una mirada, unos ojos bien abiertos, que ven fijamente a todos, pero no es una mirada fuerte, dura, furiosa, que haga estremecerse a la delincuencia, sino hipnotizadora: ¡engarróteseme ahí! Mmmm…, es como si quisiera escudriñar en las mentes criminales –más mmm…-, es como si quisiera vencerlos con su poder mental y quizás, algún delincuente caiga hipnotizado y entonces los recuerdos y el regreso a la infancia y los abusos y el llanto; y al volver del trance, el individuo será otro, un poco más sensible y tantito menos malo.
Más adelante, no recuerdo exactamente la distancia, la verdad, pero apareció Josefina Vázquez Mota con su eslogan: “¡Más que un cambio!” y rápidamente recorrí todo el anuncio, me centré en su enorme sonrisa y vi… su enorme sonrisa y quise ver más allá de su sonrisa…, pero me pregunté si es la misma sonrisa de siempre o la ha cambiado, me pregunté si esa sonrisa es lo que anuncia la frase o se refiere a otro tipo de cambio, tal vez el cabello, me dije, tal vez algún filtro nuevo, pensé, tal vez algo… Quién sabe a qué se refiera, quién sabe.
Seguí mi camino –y que conste que no iba con el propósito de “analizar” los anuncios propagandísticos de los candidatos; es decir, se dio, como les gusta decir ahora a algunos, de manera orgánica-, estaba todavía sumido en la mirada de Alfredo, en la sonrisa de Josefina, en la pose religiosa de Delfina, cuando me topé de lleno con Juan Zepeda “Sí puede”, de inmediato quise pensar en todo lo que podía hacer él, y me pregunté un montón de cosas que Juan Zepeda podía hacer: caminar, hablar, respirar; posar para una foto, comer, tomar agua; tal vez, bailar no sea lo suyo o tal vez sí pueda bailar de todo y a eso se refiera, o quizá sí pueda brincar la cuerda cien veces sin tropezarse, no sé, pensé una lista de cosas que podía hacer hasta que entró una llamada a mi celular y perdí mi listado mental, el cual intenté recuperar kilómetros más adelante.
Pero no pude porque un señor regordete que anunciaba el PT me descolocó: “Pena de muerte a feminicidas” con una sonrisa –sí, una más, estamos en el estado de las sonrisas- y una actitud bonachona, es como si de pronto, en clase, todos estuvieran participando, dando argumentos del tema tratado y saliera alguien más –sin convicción pero sí con afán de que al final nadie pudiese acusarlo de apático, de poco participativo-, de la nada, a tirar una idea con la actitud de quien sabe que después de todo no importa lo que opine porque nadie le tomaría en cuenta.
Y quizá, ese tema, el de los feminicidios, sea uno de los más importantes a tratar en el estado.
En fin, de cuando en cuando se iban repitiendo algunos espectaculares hasta que llegué a mi destino y no supe más. Pensé que, otra vez, tendría que recurrir a la fe para poder elegir a alguno de los candidatos, a la creencia que tan manoseada está en este país.