Escher y Borges: concomitancias y genialidad

El paralelismo existente entre la obra de Maurits Cornelius Escher y Jorge Luis Borges es el reflejo del talento y la creatividad de dos grandes personalidades ávidas de distintas realidades e indiscutibles eminencias que, además de dejarnos una herencia sublime plasmada en sus trabajos, nos regalan una serie de deleitosas correspondencias que vale la pena resaltar.

Ambos, contemporáneos y cuasi-inconscientes de la conexión tan profunda existente en sus creaciones, trabajaron de manera separada, pero con una temática en común: expresar mundos infinitos, explorando diferentes niveles de la realidad.

Por un lado, M.C. Escher (espléndido dibujante, holandés) se hizo reconocido por sus grabados de figuras imposibles, teselados, ilusiones espaciales y su contribución impremeditada a las matemáticas, convirtiéndose en uno de los más grandes artistas de la cultura popular del siglo XX.

Y por el otro, Borges (erudito, escritor cosmopolita, argentino) aclamado en todo el mundo gracias al manejo de un lenguaje preeminente y su vasto conocimiento literario, incorpora a sus maravillosas ficciones interpretaciones del tiempo, el espacio, el destino… consagrándose como uno de los autores hispanoamericanos más destacados.

Los dos genios, contribuyeron a tornar el misterio de universos indescriptibles en entendimiento a través de la inclusión de paradojas y recursividad en sus obras; un “Strange Loop” como denominaría el académico Douglas Hofstadter está presente en la mayoría de sus trabajos.

“Tanto Borges como Escher se deleitan con las simetrías de aparente orden. Escher se vale de las figuras imposibles para expresar este engaño; Borges, de los laberintos. Las figuras imposibles y los laberintos expresan visualmente la filosofía idealista que desacredita el pensamiento lógico; también delatan a nuestro instrumento perceptivo, ya que no es patente a primera vista el engaño que encarnan…”. (Lapidot)

Además, es extraordinaria la manera en que uno puede observar las similitudes en muchas de las litografías y xilografías de Escher y los textos de Borges. Como si de común acuerdo y al mismo paso, en un mundo paralelo los dos hubiesen decidido conjugar sus producciones y se ilustrasen mutuamente.

 

“Existe una coincidencia no sólo temática, sino también cronológica entre la producción del argentino y la del holandés. Las narraciones borgesianas donde la presencia del doble es central pertenecen a la década del ’40: Ficciones se publica en 1944 e incluye cuentos de 1941, pertenecientes a El jardín de los senderos que se bifurcan, mientras que El Aleph data de 1949, un año después de Hands drawing. La colección de narraciones El informe de Brodie, donde también aparecen ecos del mismo motivo, es posterior (1970). Sin embargo, este tópico campea su producción poética completa, excepto la etapa de experimentación vanguardista, aunque se intensifica su utilización en los poemarios El hacedor (1960) y El otro, el mismo (1964)”. (Martínez Pérsico)

 

La interpretación de las similitudes queda abierta. Pero, es llamativo el encuentro de elementos que resaltan entre “Las ruinas circulares” y Concentric Rinds; “El milagro secreto” y Eye; “La biblioteca de Babel” y Tower of Babel, entre otros.

Cabe destacar, que muchos se han inspirado en las obras de estas dos figuras en diferentes ámbitos. Tal como mencionaría el crítico Jaime Alazraki, “Borges ha conferido una realidad adamantina a esa irrealidad que no hemos dejado de citar y repetir durante siglos…”, lo cual también sucede en el caso de Escher, debido al aporte  subconsciente que ambos desplegaron yendo más allá del área a la que estuvieron dedicados; es decir, más allá de la escritura y del aporte estético o visual han servido como parteaguas para desarrollar innumerables reproducciones, en la industria cinematográfica, por ejemplo; y para profundizar en temas científicos y matemáticos.

Sin duda alguna, Borges y Escher en su afán por escapar de la realidad nos invitan de alguna manera a entrar a un plano donde el infinito frente a lo ilimitado ya no será más una cuestión que suene a locura. Donde el Borges cuántico, el Borges cabalístico, el Borges universal… converge con el Escher matemático, el Escher atípico, el Escher caleidoscópico… el orden y el caos.