Escalando la masculinidad frágil

Llevo casi tres años de asistir al cine aleatoriamente a reseñar películas, como labor voluntaria en el trabajo. Entre funciones esperadas y momentos sorpresa, a veces vienen a mi mente esos largometrajes cuyos escritos no fueron publicados, y que me quedaron ganas de compartir públicamente.

Así, y tras las polémicas de siempre en torno al día de la mujer y día del hombre, recordé la ocasión en que escribí sobre una película que, sinceramente, no es la mejor, en especial en un subgénero tan específico como el thriller de alpinistas y similares; pero que en mi ojo que busca verle lo positivo a tantas situaciones, objetos o personas, quedé maravillada de la excelente alegoría que presenciaba en el cine, y la cual ahora comparto porque, aunque desafortunadamente, su vigencia se mantiene, es también una muestra clara de cómo generar reflexiones por medio del entretenimiento.

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En 2022 llegó a la pantalla grande Al filo del abismo, la historia de una mujer escaladora que es perseguida a través de una montaña. Las películas sobre el climbing fueron una categoría ampliamente abordada durante la década de los 2000 y que se ha extendido a la fecha en temáticas de terror, como El descenso y La cueva, soledad y frustración como en 127 horas(2010) y Alma salvaje (2015), e incluso odiseas cuasiépicas como Everest (2015).

En este contexto, el thriller de Howard J. Ford no realiza mayor aportación mediante una trama sencilla y previsible, pero cuyo atractivo, además de los paisajes montañosos, es el simbolismo detrás de la persecución de Kelly por cuatro extraños que han sido amigos desde la infancia, y que la llevan a escalar apresuradamente a mano libre.

Joshua, Reynolds, Nathan y Taylor son la muestra perfecta de lo que históricamente ha generado el pacto patriarcal en la sociedad, llevando hasta las últimas consecuencias el apoyo y hermandad entre hombres. Principalmente en Joshua se ve el epítome del macho dominante, quien hace uso de la violencia y del gaslighting para conseguir sus objetivos, mientras que los otros tres representan el rol de aliados en distintos niveles de toxicidad.

Finalmente, y aunque como producto cinematográfico queda a deber, la hora y media de escalada libre de Kelly sirve como pretexto para mostrar los obstáculos que las mujeres continúan teniendo para triunfar en un mundo dominado por la masculinidad tóxica.