Entrevista con el narrador mexicano Rubén Don

Foto en portada por Denisse Calderón.

Conversamos con Rubén Don, autor de la novela El mapa de lo humano (Capítulo Siete, 2019), sobre sus primeros contactos con la escritura, sus autores fundamentales y su obra.


Rubén Don nació en la Ciudad de México en 1977. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Justo Sierra. Ha sido corresponsal en México de la Agencia Internacional de Noticias Literarias Librusa, colaborador del suplemento Arena del periódico Excélsior, editor web y redactor de las revistas Conozca Más PC Magazine. Textos suyos también han aparecido en las revistas Cultura Urbana, El universo del búho, Nostromo, Swishy, Homines, Espiral y literaturas.com. Ha publicado las novelas La consecuencia de los días (UACM, 2005), Premio Nacional de Narradores Jóvenes 2005, con una nueva edición en 2009 bajo el sello del Instituto Politécnico Nacional; Negativos extraviados en el placard (Amarillo Editores, 2006); Nos veremos en el infierno, Kurt Cobain (Tierra Adentro, 2011); y el libro de cuentos en España Perder es cuestión de tiempo (Baile del Sol, 2014).


¿En qué momento decides que la escritura era el medio de expresión necesario para ti?

No creo que la escritura se decida de forma consciente. Simplemente es algo que llega y se posesiona de ti. Yo no tengo la clásica historia de acercamiento a la literatura desde la infancia. En mi casa había pocos libros y la mayoría eran religiosos, incluyendo la Biblia. En realidad yo fui un lector tardío. Comencé a interesarme por novelas ya en la universidad, cuando rondaba los veinte años. En aquella época, apunto de salir de mi licenciatura, atravesé por una severa crisis existencial. No sabía a dónde me dirigía. Estudié Ciencias de la comunicación, en particular me había inclinado por el periodismo, pero no estaba seguro si era a lo que me quería dedicar. Entonces ahí fue que comencé a escribir mis primeros cuentos de media cuartilla. Ahí fue el momento en que me vi atrapado por la escritura. Luego, más tarde, me di cuenta de que si habría de fracasar en todo lo demás en la vida, dígase hacer dinero y un nombre en este sistema capitalista, no me quedaría nada salvo dedicarme a escribir ficción.

¿Qué autores han sido fundamentales para tu crecimiento como autor?

En cada etapa de mi vida como escritor y lector he tenido mis escritores consentidos. En un principio admiré mucho al chileno Alberto Fuguet y al español Kiko Amat y el colombiano Santiago Gamboa, por su estilo desenfadado. Pero llegaron clásicos como Henry Miller, William Faulkner, John Dos Passos, Scot Fitzgerald que me fueron reveladores. Mario Vargas Llosa me encanta como novelista, no así como político. Entonces llegaron tres escritores que considero pilares en mi formación: el estadounidense Philip Roth, el checo Milan Kundera y el turco Orhan Pamuk. Siempre me he considerado más lector de literatura contemporánea. Mexicanos me gusta mucho Eloy Urroz, Carlos Fuentes y Salvador Elizondo.  

En tus obras hay música, cultura pop, escenarios de la vida común relacionándose entre sí, ¿qué te llama la atención o qué buscas en toda esta realidad de tu época?

Justo eso: plasmar la contemporaneidad. Me considero hijo de mi época, de mis siglos, finales del XX y principios del XXI. Admiro muchísimo a los escritores que son capaces de narrar épocas pasadas o, aún, futuras. Yo como escritor me concentro muchísimo en mi día a día.

Con tu más reciente novela, El mapa de lo humano, llevas las relaciones humanas al terreno del azar, lo aleatorio, y al acercamiento a la sorpresa de la coincidencia, todo desde una naturalidad que asombra, ¿qué nos puedes contar sobre ello?

El azar, las coincidencias y el destino en la vida de cada ser humano es algo que me obsesiona. Si no sabemos de dónde venimos ni a dónde vamos, me parece fundamental tratar de narrar una porción de esa aleatoriedad que nos rige. Porque finalmente ello es lo que condiciona nuestro día a día. Y son muchas de esas coincidencias las que dan rumbo a factores trascendentes de nuestra existencia: con quién nos casamos, a qué nos dedicamos, de quién nos enamoramos e, inclusive, cómo y cuándo morimos. Al escribir, es principio básico en mis novelas explorar la condición humana. 

En tu obra incluyes teorías de la Física, principios como el de causalidad o el caos, ¿cómo se da esa relación con tu obra, cómo se da esta amalgama con tu historia y sus personajes?

Lo que más deseo es que se dé de forma natural porque es justamente todas estas teorías científicas las que rigen el universo. Si pensamos que hace miles de años un meteoro tuvo que estrellarse con el planeta tierra para desaparecer a los dinosaurios y dar paso al hombre, me parece indispensable imaginar que todo está conectado. Comencé leyendo sobre todas estas teorías por mero placer. Como parte de esa búsqueda personal por entender un origen de la existencia. Entonces creo que todo aquello que fui leyendo sobre física clásica y mecánica cuántica fue inmiscuyéndose poco a poco en mis textos. Pero en particular podría señalarte que fue el Principio de Incertidumbre el que más me impactó. Esta teoría, en palabras del físico Sthepen Hawking señala que no hay una sola historia del universo, sino toda una familia de historias posibles. Aquello me pareció maravilloso. Porque entonces hay un porqué de nuestras estadía en este tiempo y espacio.

Rubén Don firmando un ejemplar de su novela en la presentación realizada en la Fundación Centro Cultural del México Contemporáneo (Ciudad de México).

El mapa de lo humano, ¿cómo te deja con respecto a tu crecimiento como escritor?

Ha sido una gran experiencia. He quedado muy satisfecho. Capítulo Siete ha realizado un libro hermoso. Siempre he tenido la fortuna de acercarme a proyectos de buen nivel. La novela está ahí, a la intemperie del universo lector: es momento de que cada cual haga su propia interpretación de El mapa de lo humano, de que trace su propio mapa.

Actualmente, ¿estás trabajando en alguna otra obra?

Sí. Actualmente estoy buscando editorial para una novela que está completamente terminada y que se titula Incertidumbre. Como podrás ver, sigo explorando el azar y el destino del ser humano, ahora en un hombre que casi al cumplir los treinta años de edad, cae en una crisis existencial. Y por otro lado escribo una novela que explora la forma en que el enamoramiento puede trastocar la existencia de un puñado de personajes que creen tener sujeto su destino en las manos.


Muchas gracias por aceptar la entrevista.

Gracias a ti, a la revista… ha sido un placer conversar.