Conversamos con el editor Alejandro Zenker sobre su labor editorial, la relación entre el libro objeto y el libro electrónico, el futuro del libro en papel y mucho más.
*Alejandro Zenker. México, D.F. (1955). Editor, traductor y fotógrafo. Director general de Solar, Servicios Editoriales y Ediciones del Ermitaño, y director del Instituto del Libro y la Lectura (ILLAC). Coordinador general de la Red Independiente de Proyectos Artísticos y Culturales (RIPAC), de la Red Internacional de Editores y Proyectos Alternativos (RIEPA) y de Artistas Visuales del Erotismo (AVE).
Entre muchos otros cargos y actividades fue fundador y presidente de la Asociación de Traductores Profesionales (ATP) y miembro del Consejo de la Federación Internacional de Traductores, en cuyo marco presidió el Comité para los Centros Regionales y fundó el Centro Regional de los Países del Norte de América (México, Estados Unidos y Canadá). Ocupó el cargo de Secretario general de la Sociedad Iberoamericana de Estudios sobre la Traducción (SIET). Fue director general del Instituto Superior de Intérpretes y Traductores, creador de las primeras licenciaturas en traducción e interpretación en México, y miembro de la mesa directiva de la Asociación Mexicana de Lingüística Aplicada (AMLA). Fue miembro fundador y secretario general de la Asociación de Editores Mexicanos Independientes (AEMI). Es director de la colección Minimalia y de la revista Quehacer Editorial. Promotor y director del Pabellón Tecnológico de la Feria Internacional del Libro en Guadalajara en el 2001, ha sido entusiasta difusor del uso de las nuevas tecnologías en el medio editorial. Estudió pedagogía en Alemania y traducción en El Colegio de México. Fue becario en Alemania del DAAD. Ha publicado gran cantidad de artículos sobre traducción y quehacer editorial e impartido conferencias a nivel nacional e internacional. En el terreno artístico se ha desempeñado como fotógrafo y participado en numerosas exposiciones. Ha retratado a infinidad de escritores y artistas. Sus fotos ilustran ya más de veinte libros en los que alternan con el texto de reconocidos escritores en el marco del proyecto “La escritura y el deseo”. También ha hecho un ejercicio sistemático de exploración de la sensualidad y el erotismo por medio de su proyecto “Morfosintaxis del desnudo”.
*Semblanza tomada de la página web del autor (http://alejandrozenker.com/blog/).
Ediciones del Ermitaño http://www.edicionesdelermitano.com/portal/
Desde tu perspectiva como editor, ¿qué rumbo está tomando el libro como objeto? ¿Hacia dónde va?
He tenido la oportunidad de seguir muy de cerca la evolución que hemos estado viviendo a lo largo de medio siglo por mis propias circunstancias. Mi padre fue encuadernador, de manera que nací entre libros. En su taller se hacía uso del tipo móvil para componer los textos que se plasmaban en las tapas y lomos de los libros. Siempre viví rodeado de ellos y nunca me imaginé alejado de su constante presencia. Sin embargo, pertenezco a una generación muy peculiar. Tuve el inusual privilegio de atestiguar en muy corto tiempo casi toda la evolución del libro. Desde el tipo móvil, pasando por el linotipo, hasta llegar en materia tipográfica a la composer, la fotocomponedora y luego la PC y los programas de tipografía y diseño. Paralelamente, hice uso de prensas planas, luego del offset y, finalmente, de las impresoras digitales, con las que sigo trabajando. El cambio ha sido una constante.
Desde los años ochenta visualizaba que la evolución del libro seguiría caminos insospechados. Cuando comencé a hablar de la inevitable y deseable migración del libro hacia el soporte electrónico, muchos me veían como se ve a un desquiciado. Finalmente, los hechos me han ido dando la razón. Hoy estamos presenciando una acelerada transformación radical del mundo del libro. Estoy convencido de que el libro, tal como lo conocemos hoy, desaparecerá. Migrará a diversos soportes cuyos inicios apenas vislumbramos. Pero no sólo cambiará el soporte: también la manera de escribir, de crear y de apropiarse de los contenidos. El libro con el que hasta ahora hemos convivido puede migrar fácilmente a ese nuevo soporte, el electrónico. Pero los contenidos ideados desde sus orígenes para ese mundo electrónico, con toda su riqueza multimedia, no podrían regresar al mundo plano de lo analógico. Estoy convencido, pues, de que el libro, tal como lo hemos conocido hasta ahora, está condenado a vivir en museos. Será un proceso relativamente corto que culminará cuando las actuales generaciones de inmigrantes digitales acaben por desaparecer y sean desplazadas por los nativos digitales. Eso sucederá, matemáticamente, por allá del 2060. Es previsible, sin embargo, que ciertas expresiones del libro con soporte en papel subsistan como lienzos para los creativos. Me refiero en particular al libro de artista, que no sólo seguirá entre nosotros, sino que vivirá un crecimiento paulatino mientras haya artistas que lo cultiven.
¿Con el libro digital cambiará de alguna manera la propia creación del autor; es decir, la extensión de la obra, los temas, el estilo?
Autores y lectores están cambiando en este proceso. No es lo mismo concebir el libro como un discurso lineal que trazas básicamente a partir de la palabra, que fraguarlo con la incorporación de los numerosos otros recursos que de que hoy disponemos, como el video, el sonido, la interactividad y la vinculación social del proceso de apropiación de conocimientos, por ejemplo. Cada vez hay más autores que ya piensan desde un inicio en esos otros elementos como parte sustancial de su creación. De igual manera, los nuevos lectores los presuponen y lo buscan en las obras. Nos encontramos en los inicios de este proceso de transformación. Falta mucho camino por recorrer. Sin embargo, podemos asegurar, sin temor a equivocarnos, que la manera de concebir, de crear contenidos, está cambiando, y que también lo está haciendo el lector.
Hace unos años se decía que la entrada de las tecnologías afectaría la lectura. Luego de unos años se dijo que éstas se sumaban a la causa. En tu experiencia, ¿las ventajas que ofrece el libro digital son suficientes para que los lectores asiduos abandonen los libros en papel?
Uno de los problemas para responder a esta pregunta radica precisamente en la manera misma de concebir escritura y lectura. Los nuevos “libros” serán distintos a los que hoy conocemos. De hecho, hay una discusión que gira en torno al concepto mismo de “libro”. De entrada, la migración del libro en soporte de papel hacia el soporte electrónico está arrojando datos muy interesantes. Quienes han migrado, leen hoy en día más, mucho más, que quienes siguen haciendo uso de los libros tradicionales. Por un lado, se debe a que adquirir libros electrónicos es mucho más fácil cuando tienes la tecnología en la mano que ir a una librería. El libro electrónico lo consigues haciendo unos cuantos clics sin moverte del lugar donde te encuentres, lo que es una maravilla en una ciudad como la de México, donde ir a una librería puede significar horas de desplazamiento. Además, el universo bibliodiverso que encuentras en los dispositivos electrónicos es infinitamente más amplio que el que hallas en las cada vez menos librerías tradicionales o en las bibliotecas mal surtidas que subsisten. Pero también hay otros elementos que enriquecen la lectura, así sea de textos lineales. La capacidad de crecer el tamaño del texto a tu gusto, de enriquecer tu lectura consultando en paralelo otras fuentes, como diccionarios y enciclopedias en línea, de intercambiar opiniones con otros lectores. Pero la lectura en los nuevos dispositivos electrónicos no sólo es privativa de las nuevas generaciones. Por primera vez, muchas personas adultas están pudiendo volver a la lectura simplemente porque no es lo mismo leer un libro con un texto compuesto en una tipografía minúscula, digamos de diez puntos, que poder crecerla al tamaño que tus ojos cansados requieran, y que pude ser de catorce, dieciocho o más puntos. Adicionalmente, los nuevos dispositivos incorporan la capacidad de que el texto te sea leído por la máquina. Eso ha abierto el mundo de la lectura a personas con discapacidades visuales. En fin, las ventajas del libro electrónico superan ya ampliamente sus posibles carencias, que no son en general sino objeciones derivadas de prejuicios o de la incapacidad de adaptación al nuevo medio.
¿Qué acciones están tomando las editoriales en la actualidad para enfrentar las facilidades que ofrecen los dispositivos electrónicos para la lectura?
En general, las editoriales están hoy inmersas en un amplio proceso de cambio. Prácticamente todos los contenidos están siendo migrados hacia soportes electrónicos. Si bien la adopción de las nuevas tecnologías es mínima en algunos países, donde aún sólo se lee entre 1 y 3% de obras en medios electrónicos, en Estados Unidos e Inglaterra, por ejemplo, bordean el 30% o más. Pero hay que comprender que estamos viviendo un gran reacomodo en lo que respecta a la generación de contenidos. Las grandes editoriales están siendo absorbidas por nuevos contendientes en el mercado de la industria editorial, e infinidad de nuevos proyectos están surgiendo. En unos cuantos años, el mercado será totalmente distinto al que hoy conocemos. Ya hoy en día el fenómeno de la autoedición, es decir, del autor que se brinca al editor y publica por su propia cuenta, está contribuyendo a redefinir el mapa de la edición en el mundo.
En redes sociales el medio editorial ha encontrado un punto de empuje bastante favorecedor para su promoción directa; sin embargo ¿qué tanto influye ésta en la adquisición del libro objeto? ¿Es más productiva para el libro digital?
Cada vez cambia más la manera de acercarse a la lectura. Si bien hoy el lector promedio se sigue guiando por las grandes campañas publicitarias, es decir, por el mainstream, cada vez más personas buscan la recomendación no del “crítico”, no de la lista de los bestsellers, no de la publicidad, sino de otros lectores comunes y corrientes. En eso radica parte del valor mediático de las redes sociales en lo que respecta a la lectura. Ya no guiarte por la publicidad, sino preguntarle a otros mortales comunes y corrientes qué han leído y qué recomiendan es lo que está contribuyendo a que el lector contemporáneo descubra y tenga acceso a una mayor bibliodiversidad.
Desde el punto de vista económico, ¿el porcentaje de ganancias que obtienen con la publicación de obras digitales, tanto para las editoriales como para los autores, será menor? Y si es así, ¿cuál es el impacto a futuro que tendrá en ambas partes?
La publicación para medios electrónicos está cambiado radicalmente el mercado. Una parte de los costos está desapareciendo, como lo es la impresión, el papel, la cartulina y la encuadernación, entre otros. Producir libros es, desde ese punto de vista, mucho más barato. El concepto de “tiraje” desaparece por lo tanto. Publicas un libro y, teóricamente, puedes vender uno o millones de ejemplares siendo tu costo de producción el mismo en uno u otro caso. Eso está moviendo poco a poco también el modelo de negocio. Sigue prevaleciendo el modelo anterior, es decir, donde el autor recibe un porcentaje moderado de regalías, generalmente menor a 10%. Pero ya los autores tienen la posibilidad de publicar por su cuenta, en cuyo caso su participación en las ganancias crece exponencialmente. Muchos nuevos autores ya no recurren a las editoriales tradicionales, y esa tendencia irá previsiblemente en aumento. Aún es muy pronto para predecir qué modelo se impondrá, pues el medio editorial sigue cambiando.
Ahora bien, hablando de Latinoamérica, muchas áreas poblacionales se encuentran desprotegidas respecto a la adquisición de tecnologías, pero si lo vemos en México, la lectura va en picada, y esto podría derivarse de los costos del libro objeto. ¿Cuál crees que sería la verdadera estrategia para llevar mayor promoción lectora a esta población vulnerable?
Hay que tomar en cuenta que estas son tecnologías en proceso de evolución. Está sucediendo algo similar a lo que pasó con la televisión. En un principio, los televisores eran muy caros y la señal llegaba a pocos lugares. Eso fue cambiando poco a poco, hasta que se generalizó. Hoy llegas a comunidades remotas y pobres que carecen de alimentos suficientes, mas no de un televisor. La red de conexión a internet está creciendo rápidamente, y la conciencia de que se trata de una necesidad vital para la evolución de un país ya nadie la discute. Los gobiernos mismos están impulsando la digitalización y, por tanto, la conectividad. Los dispositivos se están abaratando cada vez más. En India y China han desarrollado tabletas con costos de adquisición menores a los cincuenta dólares. En la pasada CES (Feria Internacional de Electrónica de Consumo) presentaron gran número de dispositivos a precios menores a los 300 dólares, y se espera el pronto lanzamiento de nuevas tabletas con costos inferiores a los 100 dólares. En pocos años, el costo de los dispositivos será muy menor y estarán al alcance de casi cualquier persona. Hoy, por ejemplo, en países como Estados Unidos, encuentras a menesterosos que tienen teléfonos celulares. La conectividad y los aparatos no serán problema. El negocio estará básicamente en los contenidos.
¿Qué tipo de lecturas prefieres en digital y cuáles otras aún no se despegan del libro objeto?
No soy realmente un referente común. Precisamente por mi trabajo como editor y al haber sido promotor de las nuevas tecnologías en el terreno de la edición en México, decidí adoptar años atrás la lectura sobre dispositivos electrónicos. Cancelé mis suscripciones a periódicos y revistas y comencé a leer exclusivamente haciendo uso de mi iPad. Hoy en día lo sigo haciendo. Libros, revistas y periódicos. E infinidad de aplicaciones. Por mi trabajo sigo leyendo pruebas impresas sobre papel. Pero fuera de eso soy un convencido de la enorme superioridad de la experiencia lectora en los nuevos dispositivos electrónicos gracias a los cuales encuentro la diversidad bibliográfica que, para mí, es imprescindible.
Nota: la presente entrevista se publicó originalmente en nuestra edición XI.