Entrevista con el artista Víctor Rodríguez

Claudia Cárthaigh conversó con el artista mexicano

Víctor Rodríguez acerca de su obra.

Víctor Rodríguez es un artista mexicano, nacido en 1970. Actualmente vive en Brooklyn. Su más reciente exposición, Sisyphus Psychedelic, es un recuento de su obra en los últimos años. La exposición, organizada por Ricardo Reyes Arte, estará disponible hasta el próximo 18 de febrero en la calle de General León 48 (esquina General Cano) en la colonia San Miguel Chapultepec, CDMX.

 

Me llama mucho la atención que te nombren hiperrealista, porque creo que es un término que te limita. ¿Tú consideras tu obra hiperrealista?

VR: Qué bueno que menciones ese punto, y me estoy dando cuenta que la gente nueva ya está empezando a entender, por fin, que eso es una pendejada. Entiendo que las cosas necesitan tener una etiqueta para entenderlas y poder tener acceso a ellas, pero para mí siempre fue muy claro que hiperrealismo o fotorrealismo no tiene nada que ver con la intención de mi trabajo. Al principio de los noventa, hiperrealismo para mí era Rafael Cauduro, hiperrealismo que te quiere engañar, que parezca una persona escondida detrás de unas maderas. Hiperrealismo y fotorrealismo es que lo que estás haciendo engaña, haciéndote pensar que es una fotografía. Es una cuestión puramente efectista, donde el único fin es: ¡esto parece una fotografía!, y ya. Es la cosa más aburrida para ver. Es un entrenamiento. Hay jóvenes que tienen mucho talento para transferir una fotografía a lenguaje pictórico; sin embargo, es como si estuvieran entrenándose sin ningún mensaje, ningún contenido. Siempre he rechazado esas etiquetas, porque, además, la obra es muy imperfecta.

¿Tú cómo te definirías?

Bueno, para mí, esto es pintura mexicana contemporánea figurativa. Eso es lo único que es, todo lo demás es metaconceptual. Eso del cubismo, surrealismo, eso ya se terminó; cada quien hace lo que le da la gana y hace puentes con esta onda posmodernista.

Creo que representas, especialmente con tus mujeres, escenas míticas, escenas de mujeres haciendo cosas donde creemos que se ven bellas y en la realidad no es siempre así…

Pero, desde tu punto de vista como mujer, ¿lo ves como una cosa antifeminista o una imposición de objetualizar a la mujer?

La mujer es un objeto, en el sentido de que el objeto tiene mayor fuerza y libertad, y es capaz de transformar al sujeto que lo quiere poseer.

Le has dado al clavo, la pregunta clave es: ¿qué es la belleza y por qué produce esas sensaciones? Y la única forma de poder entenderlo es describiéndola. Estas son descripciones de ese fenómeno. En esta exposición en particular, aún más. Lo que se me ocurrió fue hacer vectores hacia Roma o Grecia, representaciones femeninas de cuates que estaban pensando lo mismo que yo.

Es hacer mítica una escena de alguien fumando, alguien hablando por teléfono en su casa.

Es recrear, escenificar, esos momentos donde no estás consciente de ti mismo. Estás en el baño, no te está viendo nadie. Es algo que tiene Vermeer, como un ojo invisible que está observando en admiración. Es una exaltación, no endiosar, pero sí es llevar a otro nivel a esa persona.

Queda claro que es una pose, que no es real.

Sí, la pregunta es ¿por qué esto es así? Tal vez no me toman tan seriamente porque escogí un lenguaje pictórico muy sencillo, muy universal. Un niño entiende que ésa es una cabeza de una persona, alguien que aborrece el arte puede entender que ésa es una mujer con lentes. Nunca doy explicaciones y los títulos no cambian esa información. En esta época de confusión, la forma de resolver esa confusión es regresar al origen, todo mundo quiere ser original, pero no es ser diferente, significa regresar al centro de donde partió todo.

El cuerpo de la mujer está en constante cambio místico. No estás tomando la clásica foto de una mujer desnuda y ya.

Sí hay lugares comunes que trato de evitar y hay cosas súper chaquetas que tiene sobre todo la pintura latinoamericana. Cada que veo un chavo que hace un cuadro de una mujer de espaldas, encuerada, con una tela, y cuando lo hace se siente que él es quien posee la verdad sobre lo que debe ser el arte, y se siente, en su ignorancia y narcisismo, capaz de descalificar al arte conceptual de los últimos 50 años, y que, además, me haga partícipe de eso… para mí todo eso es una exaltación de la pendejez. Tienes dos opciones: aprender, entender y estudiar o rechazarlo como lo haría un niño y creerte las mentiras que te estás diciendo en tu cabeza; ése es el camino más fácil. Por ejemplo, que yo haga pintura, no significa que creo que el arte conceptual está mal. También hay galerías, en México, que rechazan los trabajos bidimensionales, excluyen la pintura. Ambos extremos, igualmente ignorantes. Es un virus eso de la mujer desnuda de espaldas.

Tus obras sí me parecen el resultado de pasar por los ismos y de aceptar el arte contemporáneo. No niegas el presente aunque tu trabajo retome elementos de la antigüedad.

Nunca me ha importado ser aceptado. No me importa si el conceso general es que esto es malísimo. Lo que sí sé, es que lo hice con total honestidad y trabajé un montón. Es que tenemos que aceptar mitos para convivir y sobrellevar las cosas. Todo es un mito, la nacionalidad, el dinero, el arte, todo. Pero tenemos que creer porque es la única forma de progresar y trabajar en conjunto. Todo esto lo podemos llamar arte, pintura, hiperrealismo, lo que sea, pero todos esos conceptos también son un mito. El objeto ahí es una cosa que pasó. En realidad son el registro de una lucha contra mi capacidad.

Ya que mencionas los mitos, ¿por qué usar a Sísifo? Es un personaje muy oscuro, sabemos a la perfección su castigo, pero hay muchas versiones de cómo llegó a eso.

El año pasado me la pasé de la chingada. Cuando empiezas en una carrera como esta, tienes muchos miedos y ansiedad. Pero cuando llegas a la mitad del camino, ves lo que has hecho, ves lo que falta, y tienes nuevas preguntas. No estás en un lugar pacífico, es todavía peor. Mi acercamiento a Sísifo es con Camus: suicidio, cómo resolverlo, etc.; eso me hizo ver desde otro ángulo mi trabajo. Está en ti pensar si es un castigo o si sigues el camino.