Entrevista a Marisa Russo por Xánath Caraza

Marisa Russo nació en Buenos Aires, Argentina. Poeta, gestora cultural y docente universitaria radicada en EEUU desde 1986. Estudió el Master y la Licenciatura de Literatura Hispanoamericana y Peninsular en Hunter College de la City University of New York. Es candidata doctoral de la Universidad de La Salle en Educación, Costa Rica.

Fundó el movimiento cultural Turrialba Literariaen Costa Rica en 2015. Coordinó el I Summit de Voces de América Latina en Costa Rica, 2017, y el Festival Internacional Grito de Mujer, Sede Turrialba, Costa Rica, 2018. Es presidente de La Academia Norteamericana de Literatura Moderna, capítulo Nueva York y directora del Festival Latinoamericano de Poesía Ciudad de Nueva York de Latino Poets of New York.

Actualmente es profesora adjunta del Departamento de Lenguas Romance, Hunter College (CUNY) y docente de Manhattan Village Academy del Departamento de Educación de la Ciudad de Nueva York.

Es corresponsal de EEUU de La Guardarraya Revista Literaria. Curadora del Proyecto Voces Palitachi, Jefa editorial de Nueva York Poetry Press. Ha sido poeta invitada de The Americas Poetry Festival of NJ 2017 y 2018, Festival Internacional de Poesía de Granada, Nicaragua, 2018; FILNJ 2018; FIL Costa Rica 2017 y 2018; FIL LACUHE, NY, 2018; Versos Estivales 2018 y el Hispanic Heritage Poetry Festival, Miami, 2018.

Su obra ha sido traducida al inglés. Su poesía aparece en diversas antologías.

El libro El idioma de los parques / The Language of the Parks (2018) es su primera publicación de poesía.

1. ¿Quién es Marisa Russo?

Soy una aprendiente de la poesía y una facilitadora de experiencias de aprendizaje en Manhattan Village Academy y en Hunter College Departamento de Lenguas Romances. La docencia me alimenta el plato y me alimenta el ánimo por la creación de lectores con más juicio crítico. Soy, además, gestora cultural y fundadora de Turrialba Literaria (www.turrialbaliteraria.com), donde trabajo en sinergia con un equipo poetas turrialbeños en la proyección de literatura de esta región en Costa Rica. Trato con mucho entusiasmo de abrirles las puertas en Nueva York a los autores del nuevo paradigma lírico latinoamericano. Y eso lo realizo como Editor In Chief y Fundadora de Nueva York Poetry Press (www.nuevayorkpoetrypress.com), donde publico, lo que en consejo editorial consideramos, como punto crucial, la creación verbal estética de las obras propuestas. Mi meta es facilitar lecturas multidireccionales y rizomáticas que reimaginen los procesos de enacción literaria. Creo en mis poetas y confío que la travesía de los lectores por cada una las colecciones será enriquecedora.

2. ¿Quiénes te acercan a la lectura?

Mis padres son los responsables de mi amor por la literatura. Nací en un hogar donde mis padres siempre tenía un libro en la mano. Soy una afortunada, pues el ejemplo de ellos, me brindó uno de los placeres más bellos del mundo, la lectura, y con ella los patios de la imaginación. Mi madre, fue mi primer cuentacuentos, creaba uno para el momento de mi vida en que me tenía que darme una lección. Me sorprendía cuando conectaba la experiencia de la protagonista del cuento  con mis propias experiencias. Hoy en día, disfrutamos mucho cuando recordamos esos momentos. Así mismo la biblioteca de mi tía abuela era mi lugar ideal cuando iba de vacaciones de Buenos Aires a Rosario, me encantaban refugiarme en los cuentos Constancio Vigil.

Me encanta que un libro sacuda cada parte de mis átomos, soy una lectora más feliz cuando paso el proceso de ser lectora real a lectora ideal. Eso se lo debo a los profesores que a través de su pasión por la enseñanza literaria me han facilitado las herramientas para vivir mis chifladuras al máximo.

3. ¿Cómo comienza el quehacer literario para ti?

El quehacer literario comienza desde la biopedagogía literaria. El aula me dio las herramientas teóricas y experienciales sobre temas muy complejos de la creación. Soy muy teórica, quizás por ello escribo poco. Me llega cierta rigurosidad a través de la teoría. Pero cuando entro al poema, toda teoría se olvida. Volví a la escritura creativa, que había dejado en la adolescencia, por necesidad, en un acto de amor y compañerismo para motivar a los chicos de los talleres de Turrialba Literaria en sus emprendimientos poéticos. Mis primeros poemas fueron ejercicios de escritura facilitados por el maestro Daniel Matul en el Laboratorio de Escritura Creativa, impartido en el 1er Encuentro Turrialba Literaria, pero es en Nueva York, donde mi conciencia como poeta me convence de que soy poeta. Esto se lo debo a mis amigos poetas, quienes me brindan su diálogo y sus críticas constructivas. Mi primer libro «El idioma de los parques» lo publiqué en 2018 y cuenta con las palabras de ánimo y bienvenida del poeta colombiano Fredy Yezzed en la contraportada.

4. ¿Tienes poemas favoritos de otros autores? ¿Pudieras compartir alguna estrofa y compartir un poco de tu reflexión hacia ésta?

De adolescente conocí la poesía de Jorge Debravo. Fue un bello y necesario paso. Debravo, entre versos, me tocó la espalda y me dijo una tarde: “Tú puedes escribir”. Es un poeta que anima la tinta. Eso se lo agradezco siempre. El  otro poeta que es fundamental, creo en toda biblioteca de alguien que se precie como poeta, es el más argentino de todos, Jorge Luis Borges. Su inteligencia, lucidez y penetración en el misterio son de las páginas más atractivas para mí. Me cuesta no pensar en la belleza más alta sin pensar en él. Mi poema favorito de Borges es: Sábados. Cito sus versos finales: “Tú/ que ayer solo eras toda hermosura/ eres también todo amor, ahora”.

5. ¿Cómo es un día de creación literaria para ti?

Dentro de mi creación literaria, mi brújula es el poemario, su título nace antes que los poemas. De ahí en adelante, voy poblando este microcosmos conceptual. Leo, investigo, lenguajeo, luego escribo. Por lo general, escribo en mi locus amoenus, un café en Manhattan. Me gusta que mi palabra huela a café, sea atravesada por la luz o la nieve entre los edificios, y por la mirada de la cotidianidad. Disfruto mucho ese espacio. Es allí donde me cito con mis amigos poetas a torturarlos con mis poemas. Lo hago semanalmente como una rutina. Los sábados es mi día para la escritura creativa, los domingos es mi día de editora. Durante los días de semana son las epifanías, esos cronotopos que se conjugan en las imágenes cotidianas que te llaman a escribir desde lo sublime de la sonrisa de un niño en el metro, hasta el olor del indigente que trasmite tristeza, desesperanza y al mismo tiempo una ternura infinita.

6. ¿Cuándo sabes que un texto está listo para ser leído? ¿Cómo has madurado como escritora?

Sé que está listo el poema, no para ser leído, sino para incluirlo dentro del poemario, cuando los reescribo en voz alta. Les pido también a mis allegados que los lean, necesito escuchar el texto desde múltiples puntos de vista para verificar cómo resuenan. Es importante reconocer que mi poema deja una huella en mí y en los lectores a través de la coherencia y sincronicidad de las voces poéticas dentro del microcosmos conceptual de mi poemario. He madurado como escritora a través de la lectura y el diálogo con mis pares.

7. ¿Qué tanto hay de Argentina en lo que escribes?

Todo mi libro es un trozo palpitante de la Argentina. La Argentina es mi primera infancia, es mi recuerdo celular, es mi voz frente al otro. En mi poesía se escribe en argentino. Especialmente, en mi libro «El idioma de los parques» hay una sección que se titula Tríptico del rumor, en ella doy cuenta de cómo se sufre en argentino. Llevo mi patria y mi segunda patria, Costa Rica, en cada verso.

8. ¿Cuál piensas que es tu papel como poeta? ¿Crees que hay alguna responsabilidad?

El compromiso y la primera responsabilidad del poeta es con el lenguaje y la búsqueda de la belleza. Creo, sinceramente, que el territorio del placer es donde habita el poeta. El poeta debe ante todo ser fiel a sus convicciones. No escribir para lograr el aplauso del gran público, sino escribir para desgranar la luz del día que nos invade con tanta violencia y tanto misterio.

9. ¿En qué proyectos estás trabajando ahora?

La mayoría del tiempo se lo invierto a Nueva York Poetry Press, una editorial que nació en 2018 y ya cuenta con seis colecciones de poesía y más de 20 libros publicados en tan solo un año de trabajo. Mi ambición primera es darle voz al que desea gritar en el lenguaje de la poesía. Mis amigos bromean: me llaman la Carmen Balcells de Nueva York. Yo me río. Esto lo hago por amor, no por dinero. Mi recompensa mayor es la sonrisa y el abrazo de ese poeta al que le apostamos.

10. ¿Qué consejos tienes para otros escritores que comienzan?

Siempre los poetas le aconsejan a los jóvenes leer poesía, leer mucha literatura. Yo estoy de acuerdo en ello. Pero también les recomiendo que además de leer libros, lean el interior propio. Es decir, que puedan leer sus temores, su pasado, su infancia y su cotidianidad. La poesía no se hace solo con palabras, se necesita la herida. Sin herida no hay verdadera poesía. Y si no la tienes, invéntala.

Gracias por compartir los siguientes poemas con los lectores de Revista Literaria Monolito.


DIATRIBA CONTRA UN MÚSICO


I.                 
Ella se va de Murray Hill

 
Todas las bancas de este parque
están ocupadas por tu banda:
             una guitarra que desespera al silencio,
             unas congas que desafinas religiosamente,
             un cajón peruano que no entiende que pitos toca,
             un bombo legüero que añora su patria,
             un teclado que sueña que lo acaricies,
             una zampoña colgada de penas,
              y una flauta de pan que te besa más que yo.
 
Las bancas de este parque reclaman tu nombre.
La que encuentro vacía me cuelga un cartelito que dice:    
                                                                      “Ocupado”.
 
Mientras tu quena traza fronteras, el charango se instala.
 
Yo emigro a otro parque
                                            con mi bandoneón.
 
 
II.        Él se va de Midtown
 
Descolgá tus vientos y mudá tus percusiones.
 
La guitarra ya no esperará que tus yemas desangren,
el cajón peruano comprenderá tu vacío.
 
El bombo leguero
                                       solo hablará mi lengua.
 
Seguí besando la flauta de pan,
mientras la quena construye un mundo.
 
Aquí planto mi bandoneón.

MALVINAS PARK

Les tocó en suerte una época extraña.

El planeta había sido parcelado en distintos países

JORGE LUIS BORGES

Yo no sé de guerras, ni de dictaduras, solo sé de terruños que escarban las entrañas de la infancia.

Del otro lado del teléfono, a miles de kilómetros, clamaba el tío Lito: “¡Vamos ganando la guerra!”. Papá no le dijo nada, después de colgar lloró. Salimos de la casa como de un funeral.

En el colegio un compañero ―de una Costa Rica remota― atinaba a lanzarme bolitas de papel como proyectiles. Estremecía mi enojo hasta el salón de estudios. Me hubiese gustado apagar con fuego de triunfo el murmullo de la clase: “¡Ojalá pierdan la guerra!”.   

Yo iba tejiendo el manto de neblinas que nunca olvidaré. Tarareaba un himno humillado mientras mis ojos se clavaban en el césped.

Las mellizas extranjeras de la patria, así las bauticé en mi mente.

NUEVA REALIDAD

El niño Jordi recuerda el ruido de las abejas, trata de entender su idioma. Esta tarde en Madrid como único argumento de su discurso le sale una abeja de la boca. El discreto público cree entender la relación entre el vuelo y la zozobra.

LA COSTURERA

                                   a Estela Maidana, in memoriam.

Tu dolor inunda el cuarto y se refleja en la ventana que da al cementerio Evergreen. Tu piel transparente como el velo de novia que llevabas el día de tu boda se ha teñido del líquido de tus llagas. Mi madre, mientras las cura, contiene una represa en el pecho. Al mismo tiempo, se zambulle la angustia en las profundidades del estómago. El orificio de tu hombro es una costura y la amargura se petrifica en el paladar.

            Miraste el espacio vacío, sabías que el abuelo estaba parado junto a la puerta con un ramo de flores.

Le preguntás a mi madre: “¿Qué tengo en la espalda que tanto me pesa?”

Ella te contesta: “Tenés una caja con alas”.

Sonreíste y te encogiste como un ave en el vientre.

No había una mujer más feliz que vos, el día de su muerte.

VEIJO RÖNKKÖNEN GARDEN

El señor Jasper, de uniforme amarillo, por poco colisiona con una taza de café. Lo reconozco en los caminos empedrados porque siempre tiene una nube sobre él a punto de llover. Nadie se acerca a darle un paraguas. Sus manos ásperas hace muchos años aprendieron los contornos de cada una de las estatuas del jardín. Sus rostros de concreto guardan el enigma del miedo entre las hojas secas, la brisa y el olor del musgo. En el fondo del parque se escucha el trabajo de las hormigas y el grito de los niños que persiguen a los zorros. Cuando el señor Jasper duerme la siesta, las estatuas abren los párpados, se convierten en verbo.

Las estatuas, lo intuye el señor Jasper, son el amor.