Entrevista a Juan Peregrina por Xánath Caraza

 Juan Peregrina, D.E.A., es sinónimo de activismo cultural en la ciudad de Granada, Andalucía, España.  He tenido la suerte de haber coincidido con él, hace ya algunos años, aunque pareciera que lo conozco de toda una vida.  Juan es poeta, narrador, apasionado promotor cultural, comprometido con la literatura y filólogo de profesión.  Su radiante personalidad lo hace el eslabón ideal entre autores y actos literarios.  Es creador y organizador, junto con Fernando Soriano, de la serie Encuentros Literarios que ha llevado de la mano a por lo menos una treintena de autores en la ciudad de Granada.  Peregrina también es el Director Literario de Editorial Nazarí, mi nueva familia literaria, y no he querido dejar pasar la ocasión para entrevistarlo.  Sé lo que significa ser promotor cultural, por lo cual respeto, doblemente, el exitoso trabajo que Juan hace para todos los autores que están en sus manos.

Peregrina es autor, entre otros títulos, de A deshoras, Granada, Diputación de Granada, Colección Genil de literatura diciembre, 2000; Soledad amante destino, Granada, Editorial Ficciones, Colección “Escalera del agua”, mayo, 2006; Estigma y artificio, Melilla, Editorial GEEPP, septiembre 2014; Libro carmesí de las XXI cantatas sacrílegas, Londres, diciembre, 2014: edición no venal, de 20 ejemplares, numerados y firmados por el autor, diseñada y producida por Luis Castellón.

A continuación, en exclusiva, para la Revista Literaria Monolito, la siguiente entrevista y, al final, un inédito que, amablemente, nos ha enviado.  (Fotografía de Juan Peregrina por Juanmi García.)

¿Quién es Juan Peregrina?

Soy filólogo por estudios y lector por adicción, pero no tanto como debiera, ya que comparte mi organismo sus recursos con otros hábitos no tan saludables. Ya digo, quisiera ser mejor lector cada día.

¿Quién o quiénes te acercan a la lectura?

Las reales en la facultad se dieron poco hasta conocer a Pepe Ortega o Antonio Carvajal. Panero, sobre todo Vallejo, Góngora o Garcilaso, Aldana o Villamediana y Lorca y Casariego Córdoba llegan después. Recuerdo especialmente a Vallejo, Hernández y Góngora. De los muertos.

¿Cómo comienza el quehacer literario para ti?

Me presento a algún concurso con el mismo resultado que los últimos: mi vida literaria empieza con una revista que montamos unos amigos en el instituto, con diecisiete años. Ya tenía poemas escritos e historias pero ahí publico un par de poemas que llaman la atención precisamente por lo contrario que cuento: la defensa de ciertos valores como el respeto y la tolerancia que fueron extrañados, mal asumidos. Prehistoria literaria que no olvido. Hasta algo más serio transcurren cuatro o cinco años que publico el primer libro, A deshoras en el que confía Antonio Carvajal, maestro y excelente poeta. A partir de ahí conozco a Pepe Ortega, que como poeta firma como Narzeo Antino, que es quien me lee y sugiere lecturas para mejorar y dedica sus atenciones a mis textos sin miramientos.

¿Tienes poemas favoritos de otros autores?

Es muy típica la cita de Lorca pero muy querida por mí, la de que no sabe si es poeta por la gracia de Dios o del Demonio. O por su trabajo. Tengo claro que esto, esta manera de comunicar mejor o peor, llamado poesía, como la prosa o los demás géneros, es un trabajo. Y así me contradigo cuando pienso en la siguiente pregunta. También un verso increíble, entre otros es «A batallas de amor, campo de pluma», de don Luis.

¿Cómo es un día de creación literaria para ti?  

Sinceramente llevo tiempo sin ser constante en algo que para mí es, como digo, un trabajo. Escribo en mi casa, o en un bar o en una plaza. Procuro ir armado de lápiz y papel. O los pido si viene algo. Así que no soy constante. Tengo una idea y la trabajo, paso mi tiempo encauzando, preguntando y organizando. Leer es fundamental. Y releer. Tardo por inercia. Cuando la idea está, como dicen los que saben, quizá no es la original ni tiene que ver. Pero está elaborada y no hay mucha improvisación. No frialdad. Trabajo. Esto es serio. Cualquier tipo de escritura lo es. Y me falta mucho para una poética aunque escribiera una con 22 años: la imprudencia se paga. Ahora organizo actos para quienes se atreven a hablar, no como yo que tengo el silencio como algo normal últimamente.

¿Cuándo sabes que un texto está listo para ser leído? ¿Cómo has madurado como escritor?

Me encantaría saberlo. Ojalá lo haya hecho. Lo de madurar. Como escritor y como personita del mundo. Esto es tan amplio que a veces no doy para más. Me encierro y leo. Leo como si el mundo se fuera a acabar en el puto infierno más lleno de alcohol del mundo.

¿Qué tanto hay de España en lo que escribes?

Imagino que más de lo que creo, como las influencias, pero no solo de España sino de América también: mis principales lecturas son de poetas y cuentistas y narradores españoles, pero también de microcuentistas sudamericanas como Ana María Shua o novelistas como Bolaño, o cuentistas y novelistas como mi admirado Rodrigo Fresán, argentino como Borges, Cortázar o Bioy; García Márquez es alguien fundamental.

No sé qué tengo de España, la verdad: los conceptos de patria, país… no me son muy afines: me encanta Quim Monzó que es catalán, e incluso conseguí sus libros en su lengua original; por trabajo he conocido a vascos y vascas como Santi Pérez Isasi o Guillermo Gómez, o como decía, catalanes y jóvenes como Enric Parellada o Saúl Roas que escriben de manera excelente y canarios como Carlos de la Fé que son explosivos en sus cuentos. España es amplia y en cada lugar puede haber algo excepcional.

¿Cuál piensas que es tu papel como promotor cultural? ¿Crees que hay alguna responsabilidad?

Encuentros Literarios. Fernando Soriano. La responsabilidad es total. Y a la vez es nula, pensamos a veces, no interesa a nadie el proyecto de dos personas que no siguen la corriente, se relacionan con quienes manda o les ríen las gracias a los de turno. Pero es muy serio para nosotros y así nos preparamos las presentaciones y los actos: como algo profesional que pueda hacer disfrutar tanto a profanos como a entendidos en la materia, que sea entretenido y espectacular.

¿En qué proyectos estás trabajando ahora?

Tres poemarios que corregir, dos libros de cuentos para lo mismo y un hermoso cuento sobre una preciosa niña norteamericana con esquizofrenia. Hermoso por January, claro, no por mí. E ilustrado por Luis Castellón. Ahora tengo hablado con Carlos Reinoso, diseñador de Editorial Nazarí algunos detalles sobre un posible trabajo conjunto, pero ya se verá. Con Fernando Soriano también tengo en marcha una nueva “volaera” de las nuestras, pirata y poética: ojalá salgan estos proyectos.

¿Qué consejos tienes para otros escritores que comienzan?

Que lean. Mucho. Y después que hablen con escritores que sepan, no que digan los demás que saben. Y que asuman lo que les digan quienes saben más que ellos o ellas. Leer y enseñar lo escrito a gente que sabe más. Y de nuevo, leer: teoría, práctica, síntesis… que lean todo lo que puedan y sepan que es decente y de calidad. Y que tarden mucho en venderse, porque lo de que no se vendan, en el momento en que vivimos, y siendo jóvenes, no sé si lo van a entender ni si es posible a estas alturas en el patio capitalista en el que nos movemos.

¿Hay algo más que quisieras compartir?

Agradecerte el espacio que me brindas. No me suelen requerir tan amablemente para una entrevista. Ni amablemente ni de ninguna otra manera, querida mexicana.

 

Un inédito por Juan Peregrina

 

Oh, bellos enemigos…
Conozco la sentencia del injusto,
mas vislumbrar el crimen es ceguera:
¿nacer? quizá; porque vivir, seguro.

 

—Isaías Gálvez

 

Laberinto es mi rostro,
soledad mi destino:
mi padre fue salvaje
como mis labios híbridos.
Disintiendo del mundo
recovecos fatigo:
interminables salas
de gemelos ladrillos.
Me visitan cadáveres
futuros del sentido:

nos encontramos solos
en mitad del camino.
Condenado a vagar
consumido por ritos,
ritos de indiferencia
y guerra de latidos.
Ziz-zag son mis arrugas,
y niebla mi destino:
momentos de ceguera
en cánticos sanguíneos.
De siete en siete entran
del sol a mis colmillos:

la luna es de metal
en vísceras extinto.
Pezuñas litográficas
conjuran el olvido,
recito historias hímnicas
del mundo y sus designios:
recuerdo un mundo absurdo
y sonrisas de niños,
petrificadas lámparas
que en la memoria humillo.
Amanita y rencor
muscaria de triunfo:

canto con la tristeza
que aporta el esclavismo.

Espero que liberen

o que ocupen mi sitio:
espero un cambio o muerte,
un jazmín o un delirio:
ansío cuerpos núbiles
y una esperanza ansío,
pues cómo vive el hombre
si alfanjes son su signo.

Pero yo no soy hombre
ni humanos son mis gritos:
carnívoro animal
alimento de símbolos.
Mi sino es soledad,
mi rostro, laberinto:
en lucha ambos copulan
por la estirpe del mito.
Dejadme libre, pues,
liberadme os exijo:
cumplid con la lectura

en el altar antiguo:
la recompensa es alta
si el héroe surge altivo:
qué importa ardid o nombre
si acepto el sacrificio:
dejadme muerto y muerto
recordad mi suplicio,
pues agónico canto
“oh, bellos enemigos…”.