Entrevista a Ignacio Carvajal por Xánath Caraza

¿Quiénes Ignacio Carvajal?

Soy inmigrante. Soy Centroamericano. Soy educador. Soy estudiante. Soy costarricense. Soy Latinx. Hace mucho tiempo que me fui de mi país. Hace mucho que este país se viene convirtiendo, también – aunque sigo siendo “resident alien for tax purposes”, aunque no sea ciudadano – en mi país,para bien o para mal. (O debo quizás atreverme a decir, como dijo Dalton, “país mío, no existes”).

No sé en realidad cómo definirme. Escribo. Leo. Soy hijo, hermano, amigo. Más allá de eso, que cada uno saque sus propias conclusiones.

¿Quiénes te acercan a la lectura?

Mi familia es la familia más maravillosa del universo.Mi mamá y mi papá me enseñaron a leer desde muy pequeño. Siempre me han apoyado, inclusive al decidir que iba a estudiar literatura, campo que poco paga. Pero definitivamente a la poesía, sobre todo a la escritura, me lleva mi tío Claudio Regidor. Al leer sus poemas me maravillé de lo escrito. Y él me llevó, cuando yo tenía como 11 años, al Taller Literario don Chico – del que orgullosamente sigo formando parte – y donde ha habido y sigue habiendo –escritores y escritoras monstruosamente talentosos. En aquel entonces yo escribía cualquier babosada, y me tuvieron paciencia. Y desde ahí empecé avalorar el papel de trabajar en comunidad para hacer poesía.

¿Cómo comienza el quehacer literario para ti? ¿Dónde fueron escritos los primeros poemas? ¿Cuándo comienzas a publicar? Y ¿Qué impacto tuvo en ti ver esas primeras publicaciones?

A esa edad temprana empecé a escribir, en San José, Costa Rica. Me acuerdo que el primer poema que escribí fue para un concurso en el cole. Empezaba “las rosas son rojas, las violetas azules.” Era un poema de amor. Creo que eso se imagina uno de chamaco que es la poesía. Cuando llegué a EEUU ya escribía y en la escritura creo que expresé mucho de lo que es vivir fuera del hogar de uno, de ir poco a poco forjando hogar. Siempre estuve involucrado en publicaciones en el colegio y luego en la universidad, en lecturas y recitales.

La primera publicación fue con el Latino Writers Collective – otro maravilloso grupo de escritores que me acogió, ahora ya en Kansas City. Dos de mis poemas se publicaron (en inglés) en la antología Primera Página: Poetry from the Latino Heartland. Fue – y sigue siendo – un gran honor para mí.

Pero en realidad empecé a publicar hasta hace muy poco tiempo. Ser estudiante internacional siempre lo hace a uno concentrarse en los estudios, entonces nunca enviaba mis poemas aunque siempre escribía. El año pasado salió The Wandering Song: Central American Writing in the United State. Me acuerdo que cuando vi la convocatoria me dije “a esto tengo que mandar poesía yo, fijo.” Y tuve el gozo de que me seleccionaran un poema.

Este año, en el 2018, después de la felicidad de ver ese poema incluido con otros escritores que admiro, me propuse enviar más poemas. Por dicha, se han publicado varios en español y en inglés. También presenté una colección bilingüe, Plegarias,a un concurso de la Casa Cultural de las Américas. Ganó el primer lugar y se viene, entonces, mi primera colección en el 2019. Esas Plegarias tratan de muchas cosas y le hablan a muchos dioses, pero es un conjunto de poemas al cual le tengo mucho cariño.

Para mí es muy alentador que mi trabajo empiece a aparecer por ahí, y espero que pueda alcanzar a otros autores y autoras en los Estados Unidos. Me uno humildemente, sobre todo, a los escritores centroamericanos o de ascendencia centroamericana radicados en este país.

¿Tienes poemas favoritos de otros autores? ¿Pudieras compartir alguna estrofa y compartir un poco de tu reflexión/atracción hacia ésta?

Qué difícil. Pero hablando de Centroamérica, y sobretodo Centroamérica desde el exilio, siempre ronda Dalton por los adentros de uno. Yo concuerdo con él y creo, firmemente que, por muy jodido que esté, “…el mundo es bello,/ que la poesía es como el pan, de todos./ Y que mis venas no terminan en mí sino en la sangre” de todos los que vamos caminando,aprendiendo, queriendo y forjando.

A mí se me ha abierto, por las vueltas que da la vida,una puerta a otra gran cantidad de poesía: poesía en inglés. Hay un poeta contemporáneo estadounidense, Anis Mojgani, que he admirado desde hace muchos años. Su poema, “Sharpen the lances,” “Afilen las lanzas” siempre me ha gustado mucho. En el principio hace referencia a las batallas cotidianas que todos tenemos que librar. Simultáneamente se refiere a la necesidad de cuidarnos los unos a los otros y también a nosotros mismos. Incluyo aquí – con permiso suyo –la parte final del poema. La traducción es mía:

hermana

está bien huír

lo aprendí hace mucho

desde entonces no estoy quieto

no es que no te quiera

solo busco alcanzar a mi corazón

se me ha salido de las manos muchas veces

debo aprender a sostenerlo con más fuerza

hay pájaros hambrientos volando a nuestro alrededor.

En el trabajo de Anis estamos todos, sufriendo y queriendo querernos. Queriendo querernos bien. Batallando con el laberinto que es poder llegar a ello.

¿Cómo es un día de trabajo de creación literaria para ti?

En este momento estoy terminando mi tesis de doctorado. Es un análisis de textos escritos en k’iche’ en el siglo 16 en el altpilano guatemalteco. No es,necesariamente, lo que se llamaría “escritura creativa,” pero es una labor diaria que me ha enseñado mucho sobre la relación que tengo con mi escritura.Es un proyecto de vida que poco a poco va creciendo. El proyecto inmediato es poder servir como profesor. En cuanto a proyectos futuros, me apasiona la idea,por ejemplo, de hacer traducciones de poesía. Después de graduarme, pienso publicar lo que llaman aquí en Estados Unidos un “chapbook.” Va a ser un solo poema, largo, titulado “Allow.” Está en inglés (aunque tiene una partecita en español).

¿Qué consejos pudieras dar a los que empiezan?

Bueno, el consejo más trillado que existe porque es el mejor consejo: hay que leer. Leer de todo. Más ahora que hay tantas publicaciones y tanto que leer online. Hay que leer para ver qué le gusta a uno, qué no le gusta, qué quiere hacer, qué no.

Sobre todo –y creo que esto es un consejo tanto para mí mismo como lo es para colegas, amigos, desconocidos y por conocer– hay quehacer comunidad: saber que no somos perfectos y que no lo sabemos todo.Reconocer que no crecemos solos sino que crecemos del otro, con el otro. Hay que preguntar las cosas, buscar las respuestas que nos hacen falta. Decir “no sé” cuando no sabemos y darnos cuenta que eso no es malo, sino parte del proceso. Ya lo cité arriba, como dijo Dalton, la poesía es de todos. Francisco Zúñiga, fundador del taller literario al que pertenezco en Costa Rica decía,“si la poesía no sirve para hacer amigos, ¿entonces para qué carajos sirve?”Hagámosla juntos, leámosla en voz alta, compartámosla.

¿Hay algo más que quisieras compartir?

Le atribuyo cualquier gracia o virtud que pueda encontrarse en mis palabras u obras a la mujer que me parió y me crió y la tengo tan lejos que se me parten el alma, el corazón y las sílabas: mi madre, Kemly Regidor Fernández, mayor portadora de luz de esta galaxia.

***