Entrevista a Daniel Carballo Pérez por Xánath Caraza

Daniel Carballo Pérez (Oviedo, Asturias, España), se cría en un ambiente rural rodeado de naturaleza que fomenta su imaginación. Desde pequeño sus padres le transmiten el amor por la lectura y pronto comienza a crear sus propias historias. Estudia Geología en la Universidad de Oviedo. Ha publicado en la revista literaria Maremágnum.

 

¿Quién es Daniel?

Soy un curioso insaciable, buscador de mundos y amante de las historias en cualquier formato que se presenten. Alguien que trata de dejar el mundo mejor de como lo encontró y un puente para conectarte con otras realidades.

 

¿Quiénes te acercan a la lectura?

He estado rodeado de libros toda la vida. Pero las personas más importantes son mi padre, conocido como Couñago, que dedicó su vida al arte en especial a la pintura y a la poesía. Mi madrina, Angels, que me presentó Un Mago de Terramar de Ursula K. Le Guin y desde entonces no he dejado de leer. Y por último mi madre, lectora empedernida amante de la ciencia ficción y de Cortázar. Me leía muchas veces, pero la lectura que más recuerdo es cuando me leyó las Fundaciones de Isaac Asimov, tal vez muy profundas y complejas para la edad que tenía entonces pero que me otorgaron una nueva forma de ver el mundo.

 

¿Cómo comienza el quehacer literario para ti?

Creo que fue con doce años cuando cogí una libreta y comencé a escribir mis primeras ideas. Fue en la misma época de mis primeras lecturas. Lo primero que escribí venía a raíz de un sueño y una historia que contaba reiteradamente desde mi niñez y es que yo había sido un elfo. Así que lo primero que conté fue cosas de aquel elfo que había sido y de su mundo. Mis primeras publicaciones supusieron una gran emoción, esa primera meta que tratas de alcanzar. Es un momento muy dulce y que me dio muchas fuerzas para seguir haciendo lo que más amo.

 

¿Tienes poemas favoritos de otros autores? ¿Pudieras compartir alguna estrofa y compartir un poco de tu atracción hacia ésta?

Esta es una pregunta difícil para mí por varios motivos. Elegir un favorito en cualquier ámbito siempre es complicado, pero en mi caso se suma el hecho de que no recuerdo un gran poema que me marcase, aunque si muchos con los que me he identificado. Pero quedándome con un poema supongo que elegiría lo primero que se lee al abrir el tomo de Un Mago de Terramar:

 

Solo en el silencio, la palabra

Solo en la oscuridad, la luz

Solo en la muerte la vida

El vuelo del halcón brilla

en el cielo vacío.

Dentro de Terramar se tratan de las palabras que se dijeron para levantar del mar la isla de Ea, la primera en ser creada. Pero esta representación de los opuestos, este yin yang, me ayudó a comprender el equilibrio que mantiene el mundo. Al fin y al cabo, ¿si no hubiese oscuridad en verdad habría luz?

Si tengo que elegir un poema más “estándar” elegiría la Canción del Pirata de Espronceda. Es el definitivo canto a la libertad. La estrofa que pongo así como la que habla de la música de la tormenta y la batalla me parecen ejemplificar lo que es la vida de quien lucha por lo único por lo que tiene sentido luchar, su propia libertad:

Que es mi barco mi tesoro,

que es mi Dios la libertad;

mi ley, la fuerza y el viento;

mi única patria, la mar.

 

¿Cómo es un día de creación literaria para ti?

Suelo escribir en mi escritorio, en ocasiones en mi habitación o el salón. Depende de la situación. El escritorio tiene una claraboya justo sobre la mesa que hace que entre una luz natural y vertical muy especial. Esa luz suele ser de la luna (siempre que las nubes de Asturias no estén presentes) pues suelo escribir más en la noche. Tampoco son reglas fijas y me vienen momentos de creatividad en cualquier ocasión. Como en la mayoría de aspectos de mi vida esto también es un tanto caótico y desordenado.

 

¿Pudieras compartir algunos poemas tuyos?

 

Epitafio

 

Quemad mis restos

en el fuego de la memoria.

Untaos el alma

con las cenizas de mi vida.

Morid mientras me lloréis.

Y vivid con mi compañía.

 

Dejadme pasar las nueve puertas

navegar en las aguas del estigia

visitar los palacios de Asgard

y bajar a las profundidades

del fuego y la oscuridad.

 

Alzad la vista al mentarme

aunque more en el infierno.

 

Tenedme siempre en mente

pues yo os tendré en alma.

 

Pero nunca dejéis de mirar

la promesa del horizonte.

Un paso tras otro

para continuar

la eterna persecución,

que os llevara al futuro

donde nunca habitaré

pero siempre os estaré esperando.

 

 

Soy

 

Soy el culpable de mi vida.

Juez y verdugo de mis miserias.

Acólito de mi oscuridad

y sacerdote de tu luz.

Soy mi sombra en la pared

y mi reflejo en el charco.

Tus días y mis noches.

Soy la risa solitaria

y la tristeza en multitud.

El vástago de un sol inerte,

nada más que sombra y ceniza.

 

Soy YO,

contigo.

 

Y solo,

contra mí.

 

 

La noche de los sapos muertos

 

En la noche de los sapos muertos

te deje de amar.

 

En aquella oscuridad

el fuego dejo de dar calor.

Las llamas seguían bailando

al son que les tocaba el silencio.

Pero danzaban sin sentido.

 

Toda promesa se desvaneció.

Toda visión se mostró tal y como es

solo niebla tapando el camino.

 

El tapiz del destino

mostraba hilos enredados

Puntadas dadas al aire

por pitonisas sin vista

sin luz procedente del futuro.

 

La noche de los sapos muertos

todo murió y se apagó.

Pero con la nueva mañana

Apolo salió de la serpiente.

Los sapos croaban bajo la lluvia.

Y las llamas del hogar

calentaban un tiempo por venir.

Un costurero había resuelto el enigma.

 

La noche de los sapos muertos

te deje de amar.

Nunca te ame

como a partir de ese momento.