Elegir muerte, a propósito del voto a Trump

LOS ANGELES, CA - FEBRUARY 05: Voters go to the polls for Super Tuesday primaries in the predominantly Latino neighborhood of Boyle Heights on February 5, 2008 in Los Angeles, California. Latinos are an increasingly important factor in California where they are expected to account for 14 percent of the vote and tend to favor presidential hopeful Sen. Hillary Clinton (D-NY) over rival Sen. Barack Obama (D-IL). At 44 million, Latinos make up15 percent of the US population, the nation's largest minority group according to the latest Census Bureau estimates. (Photo by David McNew/Getty Images)

En psicoanálisis existe una noción para dar cuenta de la repetición en el sujeto, repetición en la cual sufre pero también goza, repetición que parece marcar destino pero de la cual es responsable.

Apoyados del concepto pulsión de muerte, presentamos a continuación un análisis donde hemos encontrado una vía para entender el sin sentido del voto a Trump.

Sin sentido en tanto el discurso de ese personaje desde el inicio de su campaña, sin sentido que parece increíble ante las evidencias que marcaban desde tiempo atrás un futuro de incertidumbre, de lo inesperado como característica tal vez más marcada.

Regresaremos al análisis del voto a Trump, una vez expuesta la noción de pulsión de muerte.

Freud (Pulsión y destinos de pulsión, 1915; Más allá del principio de placer, 1920), nombraba a esa fuerza que lleva al sujeto a repetir una y otra vez los mismos errores, como pulsión de muerte. Ésta puede definirse como un empuje psíquico inconsciente que conduce al sujeto a  buscar los mismos objetos para relacionarse o caer en las mismas posiciones como persona.

La pulsión tendría como único fin el más allá del principio del placer, es decir, la cesación definitiva del organismo, que es nombrada como muerte. Resulta increíble, pero es una realidad que escuchamos en la clínica, cómo el sujeto busca de diferentes maneras dañarse, incluso terminar con su vida.

Freud la conceptualizaba como una compulsión a la repetición, donde la pulsión mantenía invariablemente un recorrido para la satisfacción en diferentes senderos pero llegando siempre al mismo objetivo.

Sería algo así como caminar diferentes caminos para llegar al mismo lugar. El sujeto se queja de su destino, se harta de hacer lo mismo, o tal como dice la canción, caer con la misma piedra, y sin embargo, no logra salirse del circuito donde se haya inserto, o eso cree.

Algunos llegan a decir que no lo volverán a hacer, que ya es la última vez, como bien podemos escuchar al respecto de las adicciones, por ejemplo.

Se dice que quien no estudia la historia está condenado a repetirla, enunciación que efectivamente, hace alusión de la compulsión a repetir, o de esa pulsión de muerte que no ha sido conducida por otros caminos para salirse del circuito en el que sigue apresado el sujeto.

Y eso lo que pensamos respecto al voto a Trump, se trata nuevamente de cometer los mismo tropezones, de no haber visto que votar por ese personaje era elegir lo que en muchos momentos de la historia se ha elegido: el tirano, el amo del goce completo, el rey prepotente y represor.

Elegir a ese personaje representa a muchas luces, la posición del sujeto sometido a ideologías antaño rebasadas, las ideologías de separación, de racismo y discriminación, entre otras que ya han sido más que sólo enunciadas por el mismo Trump.

En suma, se trata de una elección por la repetición, se ha elegido mantener un status quo, y ahora hasta delimitarlo por muros, sean de concreto o ideológicos.

Freud (Consideraciones de actualidad sobre la guerra y la muerte, 1915), señala que hay fuerzas que impulsan al ser humano a conducirse a la muerte, a propósito de las guerras. Reflexiona sobre el inmanente malestar del sujeto al no poder satisfacer todo lo que desea.

Pero lo que ahora parece prevalecer es una mala suerte por vivir con malestar; pues una cosa es el malestar en la cultura y otra muy diferente, una cultura por mal-estar.

Con la elección a Trump, se ha votado por vivir en mal-estar, estar mal, vivir mal, tener un mundo mal; basta saber cuál es la posición que Trump mantiene sobre el tema del calentamiento global.

El mayor problema no lo ubicamos en el personaje, sino como versa el título de este escrito, en el voto, el que fue dado por las personas. El que vota es el ciudadano, la gente, por lo tanto, ahí es donde precisaremos a la pulsión de muerte.

Es el pueblo el que en su elección repite la historia de colocar a un personaje de este tipo en la cima más alta, ahora falta saber ¿para qué? ¿Por qué votar por ese tipo de personaje? ¿Qué busca el pueblo estadounidense eligiendo así?

De eso trata la repetición. La repetición indicaría, insistencia mediante, una búsqueda. Llegar a algo innombrable que en este contexto se ha personificado en Trump.

Cuando Trump pronuncia al momento del triunfo: prometo ser el presidente de todos los estadounidenses, podemos entrever que está hablando ¡de todos! Ya conocemos las inclinaciones de los Estados Unidos por ocupar y ocuparse de todos.

Ahora sigamos las siguientes palabras clave, anunciadas en las diferentes presentaciones de Trump:

Podría disparar a la gente-soy rico-cuando eres una estrella puedes hacer lo que quieras-nos mandan lo peor-mujeres asquerosas-muro-México-campeón-presidente-de todos.

Ante esa cadena discursiva es ante la que fue fiado el voto. Lo que demuestra una vez más y para los oídos de quien pueda escuchar que, el sujeto elige invariablemente lo innombrable: muerte y destrucción.