El tigre y el dragón

Los grandes medios de comunicación no han dejado de bombardearnos con la tensión entre Estados Unidos contra Rusia en Siria, o entre la Unión Americana con China y Norcorea.  Dichas tensiones nos son alarmantes por el potencial nuclear con la que estas naciones, en una confrontación bélica podrían utilizar para destruir al otro.

Sin embargo estos conflictos y fricciones no son los únicos que deben de preocuparnos. Entre Pakistán y la India perdura una vieja rencilla por cuestiones fronterizas, específicamente por la región de Cachemira, la cual se encuentra dividida por ambas naciones. Su situación conflictiva lleva desde mediados del siglo XX y no ha dejado de servir de pretexto para mantener un alto índice de gasto armamentista y una implacable tensión en la frontera entre ambas naciones. El fermento belicoso ha llevado a estos países asiáticos a desarrollar grandes programas nucleares, a fin de defenderse uno del otro, siendo un peligro latente.

Pero en caso de una confrontación militar directa, ni Pakistán ni la India dudarían en lo absoluto en llevar la guerra hasta su última consecuencia. Algo verdaderamente alarmante. La diferencia del músculo militar entre ambas naciones es muy desigual. Por un lado Pakistán cuenta con sólo seiscientos mil efectivos activos y medio millón en reserva, mientras que la India cuenta con más de un millón doscientos mil elementos activos y cerca de un millón de efectivos en reserva, según los datos proporcionados por Kyle Mizokami.

Por si esto fuera poco, Pakistán también carece de un fuerte armamento y vehículos de combate. Si bien parte de su problema es la completa dependencia al abastecimiento armamentista de los Estados Unidos, quien le aporta armas y pertrechos para la lucha en contra de los talibanes, los paquistaníes  han utilizando los recursos que obtienen para usarlo en contra de la India. Por otra parte, la India destina anualmente cerca del 2% de su PIB a seguridad, esto le ha permitido entablar un fuerte comercio de armas con Rusia e Israel otorgándole una mayor ventaja sobre su rival.

Así que una guerra preventiva nuclear sería la alternativa más viable para Pakistán, aunque la India tampoco se quedaría con las manos cruzadas. Por supuesto que una guerra nuclear, sin importar la escala que sea, es aterradora. Pero el problema no queda hasta aquí. La región de Cachemira no sólo está en disputa entre la India y Pakistán. La primera alega que ese territorio le pertenece, algo que es históricamente cierto, pero también China está involucrada pues, entre la Cachemira pakistaní y la Cachemira india está el territorio de Aksai Chin, la cual es administrada por China.

Un conflicto bélico por esta zona fronteriza podría motivar al gigante asiático a movilizar a sus tropas, que supera por mucho tanto al ejército pakistaní con quien ya tuvo un acercamiento amistoso, y al indio, sin olvidar la tremenda potencia armamentista y nuclear con el gran dragón chino cuenta.

Además, la disputa asiática tomaría otro rumbo. Entre la India y China existe otra rencilla: la región de Arunachal Pradesh, ubicada al noreste de la India y sirve de frontera con el Tíbet, región autónoma que una nueva guerra le bastaría a los chinos para someterla por completo y alejarla de toda influencia india.

Por lo que una guerra entre Pakistán y la India cambiaría de rumbo si China, quien no ha logrado mostrar al mundo la capacidad armamentista con la que cuenta en una guerra abierta, opta por apoyar a los pakistaníes y hacer valer sus pretensiones territoriales. El combate terminaría siendo entre el tigre de bengala indio y el gran dragón chino por establecer su supremacía en el continente asiático, algo que ambos países han estado tratando de hacer pero sin enfrentarse directamente. Una guerra de esta magnitud entre estas dos potencias asiáticas, la India y China, sería bastante destructiva, incluso podría ser más terrible que una confrontación ruso-americana.

Porque a diferencia de los rusos y los norteamericanos, quienes han estado “liberando” su tensión en Siria, so pretexto de la guerra contra el Estado Islámico, y Pakistán, quien está inmiscuido en un combate contra de los talibanes, la India y China no han encontrado espacio alguno para exponer el grueso de su potencial militar. Por lo que una confrontación entre el tigre y el dragón, orillaría a ambos gigantes asiáticos a buscar agotar al otro, sin medir las consecuencias que podría representar.