Como una de las características más representativas del actual esquema económico nos encontramos con la llamada libertad irrestricta de movimiento de los grandes capitales, situación que ha permitido el establecimiento de diversos paraísos fiscales y cuya existencia ha permitido a las grandes fortunas evadir sus obligaciones tributarias, maximizando así sus ganancias en claro detrimento del resto de la sociedad, en especial de los contribuyentes cautivos, hecho que evidencia las inequidades e injusticias del sistema vigente de libre mercado.
Por otra parte, para entender mejor este fenómeno hay que tomar como referencia un estudio elaborado por el economista James Henry, el cual ejerce como consejero jefe de la consultora internacional McKinsey. En dicho trabajo este investigador descubrió que hasta el año 2010 al menos 21 trillones (según la forma de conteo estadounidense), una cifra equivalente al producto interno bruto de Estados Unidos y Japón juntos, se albergaba en paraísos fiscales, lo cual fue calificado por Henry como un enorme “agujero negro”.
En el caso de América Latina, según información publicada por el sitio en internet de la BBC, la Red de Justicia Fiscal (TJN-acrónimo en inglés-), entidad que se opone a la evasión de impuestos de los “supermillonarios” emitió el documento The Price of Offshore Revisited, publicación que explica que los países de América Latina que más divisas han exportado a los paraísos fiscales son Brasil, nación que transfirió a estos paraísos un total de $520.000 millones de dólares estadunidenses, México con $417.000 millones, Venezuela con $406.000 millones y Argentina $399.000 millones.
De igual forma, John Christensen, director de TJN mencionó en una entrevista concedida a la BBC y publicada el 23 de julio de 2012, que las élites latinoamericanas históricamente han sido incitadas exportar sus capitales por los grandes bancos internacionales, destacando por esta práctica las instituciones financieras más importantes de Estados Unidos. Cabe señalar que la práctica de evadir capitales desde América Latina comenzó a cobrar mayor fuerza a partir de los años 70´s, cuando en la región predominaban las dictaduras filo-estadounidenses, las cuales iniciaron el saqueo sistemático de sus respectivos países con la ayuda de entidades como Bank of America, Goldman Sachs, JP Morgan y Citibank.
Finalmente resulta obvio que este marco desregulado de libre tránsito de grandes capitales ha permitido muchos latrocinios tolerados por los gobiernos y élites de los países hegemónicos, por lo que las peticiones y planes de entidades como el FMI y la OCDE para controlar y erradicar los paraísos fiscales son simplemente discursos vacuos que no llegarán a ninguna parte mientras sigan ostentando el poder político aquellos que se benefician del uso económico de los paraísos fiscales.