El precio de nuestra seguridad

Lo más valioso que el ser humano tiene, es su libertad, esa capacidad de hacer, decir o pensar lo que se quiere, cuando se quiere y como se quiere. Lamentablemente hoy, esa idea es solo de un mundo utópico. Digo esto porque nuestra realidad esta maquillada por empresarios, instituciones y gobiernos que manipulan nuestro entorno para su beneficio.

El 8 de Junio de 1949, escrito por George Orwell, fue publicado 1984, la novela política que cuestionaría y amenazara con la creación de los futuros mecanismos de control y manipulación que, servirían para construir un nuevo modelo de vigilancia y represión masiva por parte del gobierno.

Veinte años después y en plena Guerra Fría, el nacimiento de Internet prometía revolucionar y facilitar la interacción de la comunicación entre naciones e individuos de todo el mundo, y durante un tiempo así fue, la red de Internet fue productiva para muchos.

Internet no contaba con que para el 2003, en alguna habitación de la Universidad de Harvard, el joven Mark Zuckerberg, estaría creando el prototipo/piloto de una de las redes más importantes, costosas y usadas de la actualidad: Facebook.

Facebook, la red social favorita por lo menos para dos mil millones de usuarios en todo el mundo, se ha convertido en una plataforma de espionaje amateur para quién necesita encontrar los datos de una persona que conoció en la escuela, el trabajo o en la fiesta de ayer en la casa de algún conocido.

Lo que muy poco usuarios saben es que, nuestros datos, conversaciones, imágenes, videos, contraseñas y demás, están almacenadas en una gigantesca  base de datos que es usada en nuestra contra. Usada en nuestra contra porque aunque son pocos quienes leen los apartados de las políticas de privacidad de la aplicación, esta le vende nuestra información y nuestra actividad cibernética a proveedores trasnacionales o incluso a los  gobiernos.

Los gobiernos actuales son quienes han aprovechado el uso que sus ciudadanos hacen en las redes sociales para difundir su trabajo, pero también se han aprovechado de los algoritmos para influir en la opinión de los electores. En el octavo capítulo, de la cuarta temporada de la serie House Of Cards, se muestra cómo el personaje principal Francis Underwood utiliza la base de datos de electores para influir y manipular su opinión respecto al uso y portación de armas, lo que detona una  presión en el congreso estadounidense a favor de Underwood.

Si bien, la privacidad nos ofrece la satisfacción de no ser persuadidos o interceptados para cumplir con expectativas ajenas a las nuestras, debemos reconsiderar nuevamente el verdadero papel de las redes sociales, quienes han sido las receptoras por días, semanas, meses y años de nuestra información y con ella, es que nos compran, nos venden y nos controlan.

Cuando nosotros posteamos en Facebook nuestra actividad diaria, twitteamos fotografías del momento exacto de nuestra ubicación, pasamos frente al supermercado que tiene cámaras de vigilancia o mandamos un mensaje de texto, Internet hace el resto. Esta red que parece pequeña está conectada a los multiservidores locales que a su vez, transmiten información en tiempo real al mundo entero.

No importa el dispositivo que utilices, desde un teléfono celular, una tableta electrónica, una computadora de oficina, cualquier medio puede estar enviando y recibiendo datos sin que el usuario pueda siquiera notarlo.

Es en la séptima entrega de Fast & Furious (2015), en donde se muestra por primera vez a “El ojo de Dios”, la herramienta tecnológica más avanzada del mundo que permite descifrar y codificar cualquier dispositivo sin importar la geolocalización. Esta herramienta me hizo recordar el modelo de operar y vigilar del presidente de la República Popular China, Xi Jinping.

Ocurre que en China han avanzado lo suficiente en el discurso de protección y seguridad que el presidente ha instalado en los últimos años -por lo menos- veinte millones de cámaras en todo el país. El programa es llamado Sky Net y permite la facilidad del reconocimiento facial, datos de los vehículos e incluso, la edad y las características únicas en los ciudadanos.

La aplicación de Sky Net en China es el reflejo que George Orwell preveía ya en su novela 1984, quienes nos gobiernan utilizaran el discurso de la inseguridad y la mayor protección a sus ciudadanos con la única finalidad de espiarnos, para controlarnos.

Los gobiernos hacen la guerra los unos a los otros, justifican el uso de la fuerza  en contra las naciones enemigas por la supuesta filtración de información clasificada. La candidata demócrata a la presidencia de E.U.A, Hillary Clinton, perdió popularidad luego de que sus correos fueran filtrados a los medios. Incluso el actual presidente, Donald J. Trump, ha tenido problemas legales por las posibles relaciones de interés entre su campaña y Rusia.

Y es que hoy, cualquiera puede ser cruelmente violentado con el uso indebido de su información, sin importar quien seas, pero no podemos salir de esta esfera en donde todo se encuentra perfectamente organizado. En la segunda entrega de Now you see me (2016), el personaje Warter Mabry dice que, en un mundo de vigilancia total, la única libertad yace en no ser visto, si no estás en la red, no pueden controlarte.

Lamentablemente, todos y cada uno de nosotros estamos condenados a entregar nuestra libertad a cambio de seguridad, entregaremos nuestra vida a cambio de consumismo y felicidad artificial.

Finalmente, no podemos vivir recluidos y exiliados en el rincón de nuestro hogar, porque moriríamos, entonces, entreguémoslo todo a cambio de vivir, porque el enemigo no está allá afuera, sino en casa, en el trabajo, en nuestras manos y se llama internet.