El mismo atole… diferente dedo

Ayer se llevó a cabo el primer “debate” entre los candidatos a la gubernatura del Estado de México.

Ahí, de frente a “todos” los mexiquenses estaban los aspirantes partidistas: Josefina Vázquez Mota, de Acción Nacional; Delfina Gómez Alvarez, del Movimiento de Regeneración Nacional; Alfredo del Mazo Maza, del Revolucionario Institucional; Juan Zepeda Hernández, del de la Revolución Democrática, y Oscar González Yáñez, del Trabajo, así como la candidata independiente Teresa Castell de Oro Palacios.

El único que no pudo contar con la oportunidad de lucirse fue Isidro Pastor Medrano, ex secretario de Movilidad del gobernador Eruviel Ávila, y no porque no quisiera, sino porque su “independentista” candidatura fue suspendida por el Tribunal Electoral del Estado de México bajo el argumento de supuestas irregularidades en las firmas ciudadanas que entregó para obtener y sustentar su registro como candidato. A pesar de ello estuvo en la sede del encuentro, el Instituto Electoral del Estado de México, y su gente, sus fieles, sus discípulos, se encargaron de hacerlo saber a todo aquel que quisiera escucharles: “Isidro/Pastor/será gobernador…”.

Los que sí tenían el visto bueno de la autoridad electoral, se presentaron, hicieron uno que otro planteamiento muy general y presumieron sus logros. Hablaron de compromisos y también hicieron señalamientos que en algunos casos no obtuvieron respuesta.

Tres de ellos intentaron evidenciarse, aunque realmente no hubo nada nuevo bajo el sol: que si tu primo, que si los 500 mil pesos, que si eres un pelele, que qué pasó con los millones que recibiste supuestamente para migrantes, que mientes, que tú estás peor “y así”. Ni Josefina, ni Delfina, ni Alfredo estaban dispuestos a dejarse ningunear o ser evidenciados.

Zepeda y González decidieron no involucrarse en el jaloneo, al menos no tanto. Ellos hablaron de sus logros como presidentes municipales, uno de Nezahualcóyotl y otro de Metepec, respectivamente. Cada uno dice estar decidido, si gana, a implementar a nivel estatal aquellos programas y acciones que en sus respectivas demarcaciones surtieron efecto.

Teresa Castell de Oro Palacios se empeñó en denostar a los partidos, a los políticos, a sus contrincantes.

Los aspirantes a gobernar el Estado de México hablaron de sí y de los otros. Señalaron, atacaron y hasta cuestionaron en un ejercicio “democrático” que fue todo, excepto un debate. Hubo harta verborrea y, como suele suceder en cada proceso electoral de este nuestro acalorado país, una lista interminable de buenos deseos sin propuestas concretas. ¿Transporte gratuito para estudiantes y personas de la tercera edad?, ¿disminución de índices delictivos en dos años?, ¿duplicar becas y ofrecer salarios rosas a amas de casa que más lo necesiten?, ¿impulso a emprendedores?, ¿aplicar adecuadamente los recursos públicos sin necesidad de elevar las políticas recaudatorias?

Pues sí, suena muy bien, pero no explicaron cómo hacerlo o de dónde van a salir los recursos para el subsidio de unas cosas y la cobertura de otras porque, vamos, son políticos.

La sensatez cayó, sin duda, en la abanderada independiente, con quien comparto absolutamente mi total y gratuito desprecio por la clase política, sea del color que sea.

Doña Teresa es empresaria, nacida en Nuevo León pero arraigada mexiquense por hecho y derecho. Egresada del Conalep en Tlalnepantla, la contadora fiscal ahora estudia una carrera relacionada con las leyes. Fue la responsable de crear la primera franquicia mexicana de entretenimiento infantil. Ha sido Directora Nacional de Emprendedoras de la Asociación Mexicana de Mujeres Empresarias y actualmente es presidenta de la Asociación Mexicana de Mujeres Empresarias Capítulo Estado de México, zona poniente.

No le escatimo una sola palabra en su aseveración: “yo sí sé cómo generar empleo, generar el programa de apoyos productivos, no asistencialistas como ustedes; ustedes qué van a saber de mejorar las condiciones de vida si no saben cómo generar un empleo”. Además, propone un gobierno vigilado por la ciudadanía para evitar corrupción y “amarrar las manos a los políticos para que no hagan acuerdos en lo oscurito. Nadie llegará a aprender ni a improvisar”, afirma, y la seguridad quedará en manos de “personas con experiencia y no en manos de compadres”.

El llamado de la mujer, la candidata y la empresaria, fue -es- a dejar atrás los vicios políticos, usar una visión constructiva e impulsar una cultura emprendedora.

Falta un segundo “debate” cuya fecha y sitio aún no han sido determinados, pero desde ya se antoja otro encuentro de señalamientos, descalificaciones y acusaciones.

¿Las encuestas? Ah, sí, cierto. Los tres punteros siguen siendo los tres punteros, en diferente orden, pero siguen ostentando el rimbombante título azules, tricolores y pejistas. Es el mismo atole pues, pero con diferente dedo, así que si los que dicen que saben aciertan, al Estado de México le espera una triste y penosa realidad…