El macrocosmos y microcosmos del dolor en la poesía y narrativa de Xánath Caraza

Recientemente tuve la fortuna de visitar el Departamento de Estudios Hispanos de la Universidad de Tejas A&M.  Hoy, queridos lectores de Revista Literaria Monolito, les comparto una parte del texto que la Doctora María Esther Quintana preparó para mi presentación de poesía y lo acompaño de una foto que el Doctor José P. Villalobos hizo durante la lectura.

“Dentro de la diversidad de temas de los poemas y cuentos de Xánath Caraza —la naturaleza, la poesía, el amor— subyace un impulso en común: la solidaridad con el sufrimiento humano, así como la denuncia de la violencia y la injusticia hacia aquellos cuyo estatus inmigratorio, de género, de clase social, o de ideología política los convierte en blanco de persecución.  Por ejemplo, en el poemario Lágrima Roja, los poemas se convierten en cruces clavadas en la memoria colectiva para conmemorar a las cientos de mujeres desaparecidas en Veracruz desde finales de los setenta, así como de los miles de cuerpos femeninos sacrificados en todo el mundo. Por tanto los poemas, en oposición a lo que propone Julia Kristeva como estrategia para la resolución del duelo, es decir, el reemplazo de la madre muerta mediante el lenguaje poético; los poemas dan testimonio de la pervivencia del recuerdo de estas mujeres en la psique de la autora y por extensión en la del lector. Si Xánath se refiere al macrocosmos del dolor de grupos sociales como los indocumentados, o los disidentes políticos torturados en Latinoamérica, también enfoca el microcosmos del sufrimiento en cuentos como “Corta la piel” donde la protagonista, distraída con la noticia de la cancelación del “Temporary Protected Status” para los centroamericanos, y de sus propios recuerdos en El Salvador, se corta los dedos con las aspas de la licuadora.

Pero si la poesía es para Caraza un medio de denuncia, lo es también de placer estético, como se expresa en el poemario bilingüe Tinta Negra/Blanck Ink  donde el yo lírico invoca cada día la poesía como si se tratara de un amante elusivo al que hay que conquistar todos los días, como ha observado Octavio Quintanilla;  la poesía, entonces, no es, para Caraza, producto de la inspiración, aun cuando confiese que invoca en ocasiones el duende de García Lorca, sino de la perseverancia y disciplina del ejercicio diario.

En breve, la poesía de Caraza es el producto de su compromiso estético y social, síntesis que ha dado poetas gigantes en la lengua española como Pablo Neruda, César Vallejo, Manuel Machado y Miguel Hernández, para nombrar a unos pocos”.