De Trump, Anaya y Vengadores Anónimos: de qué nos extrañamos

Tres temas me dan vueltas en la cabeza, y aunque parezcan no tener relación entre sí, mi cabeza loca encuentra algunos tenues hilos conductores, que espero poder desmadejar al menos un poco.

I.- Y cuando el mundo despertó, Donald Trump estaba ahí

Si, ok, me equivoqué. Como poco menos de la mitad de los estadounidenses y el 90% de los no estadounidenses: En efecto, el hartazgo de todo lo político ha convertido a Donald Trump en el presidente número 45 de la Unión Americana, contra todo pronóstico.

Así como las Torres Gemelas cimbraron al mundo y redefinieron la geografía política y la historia de un país y de un mundo globalizado, como bien dice mi querido Juan Mireles, estamos viendo “historia en movimiento”.

Estoy en shock, como seguramente tú también lo estás, querido lector, querida lectora. El tiempo del análisis apenas empieza y mucha tinta, mucha sangre están aún por derramarse por esta decisión tomada por el electorado gringo blanco, conservador, suburbano, clasemediero, aspiracional, retrógrada, cuasiiletrado e inculto, que está temeroso de perder sus privilegios ante la horda de negros, latinos, gays, aliens y demás amenazas.

Yo nomás desde mi ladrillito pontificador digo: ¿de qué nos extrañamos? Cada cierto tiempo, los gringos eligen a un Nixon, un Reagan, un Bush (padre e hijo)… lo que debería sorprendernos es la falta de memoria… (En México, by the way,  no cantamos mal las rancheras… votamos a Fox, a Calderón y a Peña Nieto, y ya ni hablar de Duartes, Velascos, Padrés y Broncos, por mencionar sólo a los últimos… ¿De qué nos extrañamos?) Y aún así, Estados Unidos, México y el resto del mundo, han sobrevivido a las veleidades y locuras del inquilino de la Casa Blanca, así que quienes ven en esto el fin del mundo, que le bajen dos rayitas a su paranoia.

El sistema gringo funciona, casi sin alteraciones, sin importar quién sea su presidente. Y ni crean que las cosas serían muy diferentes si hubiera ganado Hillary.

Llama mi atención que hace 8 años, los gringos prefirieron a un negro antes que a una mujer, y hoy prefieren a un loco antes que a una mujer, por más que Hillary es Hillary, con todos los asegunes que le podamos ver.

II.- El Niño Panista

Pero que el Trumprremoto no nos haga pasar por alto dos coloridas estampas de la idiosincrasia local:

Hace unos días se informó de los trapitos al sol que se ventilan al interior del Partido Acción Nacional, que tienen como protagonista a su presidente nacional, y suspirante, Ricardo Anaya.

Llaman mi atención algunos puntos a vuelo de pájaro:

Él se defiende diciendo que jamás ha viajado en clase premiere a Atlanta para ver a sus hijos, y dice que sus recursos no los gasta en autos lujosos, sino en darles la mejor educación posible a sus hijos, a los que va a ver todo lo que puede, porque no hay nada más importante para él en su vida…

Siendo líder NACIONAL de un partido NACIONAL, de veras, de veritas… ¿No pudo encontrar una mejor escuela para sus hijos, en la Nación que dice amar y pretende gobernar?

De lo de tener a sus hijos lejos, hay algo que no muy entiendo… Tengo a mi hijo de 18 años viviendo en el DF, y casi toda su infancia sólo lo veía en vacaciones.

No hay dolor más grande que yo conozca, que el de tener lejos a tus hijos. Simplemente no me cabe en la cabeza que por propia decisión te alejes de tus hijos, bajo el pretexto de darles la mejor educación… (Alejarlos de ti, ¿es la mejor educación?) Y si me hablan de la seguridad, yo respondo que su partido PAN y su Calderón fueron los que incendiaron el polvorín de la inseguridad en el país…

Que alguien me explique, porque no entiendo la lógica de este niño…

III.- Vengadores Anónimos y Estado Ausente

Otro apunte que me parece  merecer un análisis más profundo, y que acá dejo nada más, y ya con esta me despido.

Quien justifica la intervención de vengadores anónimos, tan de moda en diversas entidades del país, también justifica la ausencia del Estado.

«Qué bueno que alguien tiene los huevos para disparar». «Cuatro ratas menos». «Deberían darle una medalla». «No nos dejan otra opción». «Yo haría lo mismo». Todos esos comentarios y sus derivados, le dan la razón a la clase política que chupa sangre y manda a sus hijos a Atlanta, la que propone que todos tengamos un arma, como en el salvaje oeste, le da la razón a l@s senador@s que desde la máxima tribuna del país se ponen camisetas de apoyo a una candidata de un país extranjero.

Todas y todos ellos, quienes justifican asesinos, quienes viven del erario y el voto públicos, le dan razón de ser a lo mismito: la ineficiencia del aparato estatal, la ineficacia de las leyes, la inutilidad de las instituciones, la carencia de valores cívicos, la prevalencia del poder y del dinero, el surgimiento de lords y ladies, la presencia de Don vergas y Doña culos…. y sobre todo, el «valor» de todo aquel que se hace «justicia» por propia mano, ya sea para rematar ladrones o para guardarse en sus bolsillos lo que no les pertenece.

Igual y los hilos conductores son demasiado tenues entre los tres temas, igual y sólo yo los veo, pero no creo que se trate de temas totalmente aislados entre sí. El telón de fondo es la falta de civilidad, aquí y allá, entre políticos y gente de a pie, entre ricos y pobres.

Yo nomás digo: de qué nos extrañamos…