Cuento «Viaje» por Andrés Gómez

Las líneas rojas delineadas al borde del abismo, se mezclan, se entrelazan con las curvas imperfectas, una suerte de paralelismos centrífugos que nacen de la oscuridad, para embestir el silencio de la sinrazón. En esa fiesta de colores inertes, apenas bostezando los primeros prismas celestiales, los ojos incrédulos se deslizan, dejándose llevar por la inercia del espiral y el vórtice, en un constante apareamiento de líneas y curvas, de locuras y simplezas, con el único fin de hacer estallar las cabezas de los reyes rectos, de la bobería gris y cuadrada. Espirales, espirales, las risas sínicas de los cañones de colores escuchándose en el eco de miles voces sordas. Galope voraz descompuesto por las campanas estridentes de una iglesia lejana, galope que no detiene el tiempo, y que no vuelve la vista atrás, es un hijo del rencor vacío, de la majadería elegante, de los huesos sin recuerdos. Y ella siente un agitar entre la nuca y la cintura, como si un gusano eléctrico se paseara por una cordillera ignota. Y él siente que sus manos se despedazan al agarrar una línea descuadrada apunto de la desaparición, y que las palabras se las han arrancado de la boca, y los lunares de la piel, y ya no sabe quién, ni en qué se ha convertido, tras este remolino exasperado de tinta y sangre. La luna se derrite con el ultimo aullido del árbol, y los bípedos caen en aquel abismo de mierda y rosas rojas, y ellos gritan hacia el espacio, pero él no les responde, se ha quedado mudo, ahora que los bípedos no tienen promesas en qué sostenerse, que los profetas nunca nacieron, y los redentores se quedaron dormidos tras una velada de estrellas. Y ellos yacen en el azul de lo ignoto, sabiendo que sus compatriotas perecieron frente al espejo.

 

Semblanza:

Andrés Gómez. (León, Guanajuato. 1996) Estudiante de la licenciatura en Letras españolas de la Universidad de Guanajuato. Participante del Fondo para las Letras Guanajuatenses 2017-2018.