Cuento «Una hilera deshecha en la penumbra» por Juanma Bahamonde

La mujer me mira con incredulidad. ¿Por qué los muertos no se esperan nunca su propia muerte? ¿Por qué siempre creemos que somos únicos e irrepetibles y que algún ángel custodia nuestras sombras y vigila nuestros sueños? La mujer me mira a mí o mira al vacío. Quizás ahora yo sea el vacío. Todos a mi alrededor están muertos. Yo no siento nada; no siento el dolor y solo tengo fuerzas para concentrarme en los cuerpos a mi alrededor: los que están debajo de mí, los que están encima y los que están a mi lado. Siento sus miembros magullados y el hedor a carne quemada. Cierro los ojos y vuelvo allí otra vez. Muevo las manos y acaricio la metralla; me tapo los oídos para no oír el horror y los gritos de los enemigos de la vida y adoradores de la muerte. Intento olvidar los rostros de felicidad de los que empuñan un AK-47 y la soledad de los que corremos para salvar nuestra propia vida; quizás, con suerte, ayudar a salvar la del prójimo, pero solo una consigna: no mirar hacia atrás. Porque siempre corremos solos, eso está claro. Solo nosotros podemos impulsar nuestras piernas y alertar a nuestro cerebro para huir de una bala que seguramente lleve tu nombre. Ahora puedo sentir mi cuerpo desecho, pero las ganas de vivir están intactas. En ese momento solo se escucha el silencio posterior al asesinato. Un minuto de silencio en recuerdo de las víctimas de Carlos “El Chacal”. Me levanto de entre los cuerpos que yacen sin orden ni concierto, porque en la muerte no hay orden, solo azar. Diviso a lo lejos un policía que se arrodilla ante un cadáver y lo escruta con el tedio con que un funcionario examina por vigésima vez el mismo expediente. No es su primera experiencia con un cadáver. Así es la vida, a fin de cuentas, el ser humano se acostumbra a todo. Avanzo hacia él, hacia la luz, e intento llamarle, pero estoy afónico. Es curioso como cuando gritas a la muerte que se aleje de ti dedicas toda la energía de tu ser y, después, ni la más simple de las tareas puede realizarse. Hago acopio de todas mis fuerzas e incumplo la consigna: miro hacia atrás. Y allí están los muertos, una hilera deshecha en la penumbra.

 

 

 

Semblanza:

Juanma Bahamonde. Murcia (España), 1989. Graduado en Derecho y Máster en Abogacía por la Universidad de Murcia. Ganador del Certamen CreArte, categoría literatura (relato), organizado por el Ayuntamiento de Molina de Segura. Finalista del I Certamen de “Relato Corto” de la editorial GrupMTM. Seleccionado para formar parte de la antología del I Concurso de microrrelatos Ojos Verdes Ediciones. Mis relatos han sido publicados, entre otras, en la Revista “Almiar” (del colectivo Margen Cero) y en “La Marabunta” (México).