Cuento «La Entenada» por L. Nataly Bello López

“No se sabe nunca cuándo se nace: el parto es una convención”.

—Juan José Saer

Hace ya mucho tiempo que no veo a mi padre. El padre es el esposo de una madre. La madre es una mujer que cuida niños. Los niños son hijos. Los hijos, el padre y la madre forman una familia.  La familia es una certeza ciega. La certeza ciega es una mentira. La mentira es la verdad insoportable. Insoportable es que produce dolor. Lo que se produce es producido por alguien. Alguien es cualquier persona. Una persona es algo que piensa. Pensar es ser consciente de todo. Todo es lo máximo. Máximo quiere decir mucho, grande, absoluto. Absoluto es el aire. El aire ayuda a vivir. Vivir significa sin miedo. Miedo puede ser uno, dos o más golpes. Golpe es un cárdeno. El cárdeno es rojo. Rojo es una mancha. Una mancha es una grieta. Grieta es daño. Daño es que no se puede reparar. El miedo, el golpe y el daño son zona de extrema pobreza. Pobre significa sin sueños. Un sueño es una creación. Creación es hacer. Hacer significa ser autor. Autor es un testigo. El testigo dice testimonios. Un testimonio son palabras de un recuerdo. Las palabras son esto. El recuerdo es lo que ya pasó. Lo que ya pasó es el pasado. El pasado no vuelve a ocurrir. Volver significa repetir. Significar es sentido. Sentido es duda constante. Una duda es una pregunta. Las preguntas, el sueño y mi padre no volvieron. Yo tengo preguntas por el sueño que tuve con mi padre. Yo es cuando se tiene una historia. La historia comienza con un origen. Un origen es reconocimiento. Reconocimiento es alguien que quiere y otro que es querido. Yo, que vengo de la nada, no tengo origen ni historia ni reconocimiento ni un padre que me quiera, tampoco tuve un padre que me quiso.

Hace ya mucho tiempo que no veo a mi padre, la última vez fue anoche, en un sueño, como la última vez que lo vi, volvía a golpearme.