Cuento “Entre jardines con flores viven mis muertos” por Mariana Ortiz

Alguna vez se me ocurrió pedirle a mi abuela que me mostrara los álbumes que ella tenía en la casa, quería ver si encontraba una foto de mi tío Jorge. A mi tío no lo conocí, estaría muy chiquita cuando se murió. Le gustaba cantar rancheras borracho y contar chistes, eso me dijo mi mamá. Él tenía un libro de chistes para hacer reír a los demás.

 La foto era para mi primo que venía de Medellín, y no tenía una sola foto de su papá, así como yo no tenía ni una sola de mi tío, aunque pensándolo bien me hubiera gustado tener mejor el libro de chistes. ¿Cómo es posible que una persona tan triste, pueda hacer reír a los demás y no pueda hacerse reír a sí mismo? Nunca he intentado contarme un chiste, porque no soy buena para hacer reír, pero quizás si él lo hubiera intentado, estaría cagado de la risa y no enterrado. Lástima que no lo alcancé a conocer para decírselo. Buscando la foto de él, la cual encontré luego de revisar los veinte álbumes que tiene ella en la casa, también hallé una foto de mi abuela con un noviecito que era médico, le pregunté sobre él y me respondió que, si no fuera por la mamá de su noviecito, no se hubiera casado con Don Eduardo, que es el papá de mi mamá, pero no es mi abuelo, porque yo a ese señor ni lo quise conocer. Esa foto de mi abuela con su noviecito el médico me gusta tanto… Está amarilla por los años y huele a guardado. 

A mí siempre me han gustado los álbumes familiares, no sé si por la cantidad de muertos que guardan, por el olor a polvo de las páginas o por ese ese colorcito amarillo que toman por los años. Ojalá pudiera esculcar en las casas de todos mis conocidos para robarles fotos de todos sus muertos, no solo el muerto que está bajo tierra, sino de todos los momentos que se murieron. Morirse no es algo que solo le pasa a la gente.

Yo creo que las fotos se inventaron porque tanto las personas, como las ocasiones son muy breves, entonces convirtieron la luz de ese momento en un dibujito para que no se les escapara más, y como el papel lo aguanta todo ¡Tenga su foto! Para mí los álbumes son como leer cuentos, incluso creo que los dueños de esos libros nunca se enteraron de lo buenos que eran para escribir, porque pensaban que necesitaban de letras y no era así. ¿Cuántas fotos no tienen historias completas?, como la de mi tío el de los chistes y las rancheras, el de mi abuela con su noviecito hijo de mami o, por ejemplo, las mías de pequeña, en las que salía llorando o haciendo mala cara porque me gustaba hacer berrinche por todo. 

A mí me gusta tomar muchas fotos, pero algo que nunca me ha gustado es tomarles fotos a las flores, aunque también me gusten mucho. Yo no pondría en mi álbum de fotos una foto de una rosa, pero pondría un pétalo de esa rosa en mi álbum. Entonces pensé: ¿y si el papel lo aguanta todo, por qué una flor no?, si al tacto se sienten igualito y no tengo idea de cuál huele mejor. No me pareció mala idea, me imaginé un jardín de fotos tamaño cédula, la diferencia es que en estas fotos la gente si sale bonita, porque es un álbum familiar y ahí todos se ven bien “titinos”. Si yo hiciera mi álbum familiar, no la haría de fotos impresas en un papel, lo haría de pétalos de flores, que son igual de breves a los momentos que intentamos que no se escapen, además también se ponen amarillos y eso es importante para mí. Yo haría un jardín en ese libro. Pero como las fotos no crecen en el pasto, y tampoco voy a guardarme una rosa entera en mi álbum, decidí intentar poner todas esas fotos viejas que a mí me gustan tanto en un pétalo seco de una flor, y funcionó. Ahora tengo la foto de mi tío, de mi abuela y su noviecito y de mi cara, impresas en el pétalo de una flor.