Cuento «El último combate de Arthur Cravan» por Ricardo Crinan

Querría estar en Viena y en Calcuta, coger todos los trenes y barcos,

Fornicar con todas las mujeres y comerlo todo.

Mundano, químico, puta, borracho, músico, obrero, pintor, acróbata, actor; Viejo, niño, estafador, granuja, ángel y juerguista, millonario, burgués, cactus, jirafa o cuervo; Cobarde, héroe, negro, mono, donjuán, rufián, lord, campesino, cazador, industrial; Fauna y flora: ¡Soy todas las cosas, todos los hombres y todos los animales!

¿Qué hacer?

Démonos grandes aires.

     Arthur Cravan

 

 

México, 1918.

―Jack

― ¿Quién habla?

―Barcelona, hace un par de años. Cincuenta mil pesetas.

― Eyyyy, Arthur, ¿cómo te va?

―Me va.

― ¿Quién te ha dado mi teléfono?

―Tu padre me dijo que sigues en el destierro cubano. Lo sé todo.

―Las mulatas son buenas conmigo. ¡Cómo olvidar aquella tarde! Te dejé K.O. en el primero. ¿Tuviste al final para llegar a Nueva York?

―Llegué, forniqué y me fui.

―Ja, ja, ja, ¡qué tío! El caso es que…

―Oye, Jack, escúchame. Estoy en México sin un centavo y con una mujer embarazada. Jimmy Smith me ha echado a la lona en el segundo round. Hasta me quieren demandar por estafa. Ella quiere que nos vayamos a Argentina, pero…

―¿En México? ¿Ella? ¿Quién es ella?. No te habrás enamorado de una indígena. Dime que no, Arthur.

―No, la conocí en Nueva York. Es poeta.

―¿Poeta? ¿qué coño haces con una poeta?. Son mariconadas. Los guantes, Arthur, los guantes. Golpea duro, tío, sin pensarlo, como la vida. La vida no se encoña con nadie.

―Tienes que ayudarme, Jack. No quiero tu dinero. Solo pelear, como en los viejos tiempos. Será mi último combate. Ven, nos echaremos unos mezcales aquí en Veracruz. ¿Y el peyote? ¿has probado el maldito peyote?

―¿La amas?

―¿Qué?

―Que cuánto tiempo quieres estar con ella.

―Lo menos posible. Tengo un plan, Jack. Si pierdo la pelea podré devolverte cada centavo. Coge un puto barco y ven. Aquí te cuento.

―Estás loco. ¿Cuánto dinero quieres?

―Dos de los grandes, pero los voy a ganar con cada golpe.

―¿Dos de los grandes? Joder con el suizo. ¿Y si no?

―No puedo hablar más, tío. Te estoy llamando desde el lobby de un hotel y en cuanto cuelgue voy a salir por patas.

―Si vas a salir por patas podemos hablar un rato más.

― ¿De qué más quieres hablar?

―A ver, capullo, me sacas de la cama a estas horas de la madrugada, despiertas a María, me pides dos de los grandes, ¿y no puedo hacer preguntas? Ya no peleo, amigo. Tengo circo los martes y jueves en Miramar. Hago cosas denigrantes para gente rica, y con eso malcomemos y puedo pagar este cuarto lleno de cucarachas. Me siento una mierda. Me hacen recordar mi pasado familiar como esclavo. Voy a ir, Arthur, pero no te equivoques. No voy por Arthur. Ni siquiera voy por el Arthur que conocí. Voy porque sé lo que es el desamor y querer salir huyendo a otro planeta. Recuerdo que en España hablamos del suicidio. María ya perdió la cuenta de las veces que ha tenido que vendarme las muñecas. Pero sí, tengo algunos ahorros con los que quiero poner una escuela de boxeo en Galveston cuando ese puto Wilson me deje entrar a mi país. ¿Y cómo están las apuestas en México?

―No habrá apuestas. Será una redención en mitad de la selva. Tú, yo y todo el alcohol que quieras comprar.

―Ja, ja, ja, ja.

―Si venzo, son míos. Si salgo derrotado, me los prestas. Tengo unas cartas que quiero vender en París y desde allí te mandaría el dinero.

―¿Y esa chica?

―Ah, Mina. Ayer cogió un tren hacia Salina Cruz. Quedamos de vernos en Buenos Aires.

―Algo se me escapa. Entiendo que vuelvas a París. Es más, entiendo que quieras desaparecer, pero ¿cómo está eso de las cartas? ¿son de Napoleón o te estás riendo de mí?

―Son de Oscar Wilde, mi tío. Con lo que me den podré vivir una temporada mientras busco trabajo. Y pagarte, claro. Ya sabes; hay que poner, una vez al año, el futuro en juego.

―¿El futuro en juego? ¡Mis huevos! Hablas como un jodido poeta arruinado. Me parece que amas a esa chica más de lo que crees. Mira, si no me pagas, el que no va a tener futuro voy a ser yo, bueno, nosotros. No puedo dejar a María en La Habana. Y si no puedo poner la escuela, ¿de qué viviremos? ¿Esperando a que muera mi padre para vender la casa? Arthur Cravan, vas a ser mi puta perdición, aunque, bueno, si son de ese tal Wilde…¿No fue el que pintó la “Mona Lisa”?

―Tranquilo, Jack, lo tengo todo planeado. Mira, no quiero hacer daño a Mina. He hablado con un par de pescadores de la zona y pueden conseguirme una barca.

―Te escucho.

―Uno de ellos conoce a un cocinero que trabaja en un buque de carga que se dirige a Le Havre.

―Sigue…

―La barca que me pueden conseguir, previo pago, es una piscina. Se hundirá a dos millas de la costa, y estoy siendo generoso…

―Quieres fingir muerte por ahogamiento.

― ¡Ahí le has dado! Todo parecerá natural. No quiero que Mina piense que la abandoné. Saldré una noche de tormenta. Alguien del carguero se acercará haciéndome señales con un farol, y ¡voilá!

―¿Sabes una cosa? Nunca debiste haberte hecho boxeador. Usas mejor el cerebro que los puños. Pensándolo bien, nos quedaremos un tiempo en México. Siempre podremos llegar a Texas por tierra si antes no nos matan los carrancistas.

―El “Tuscaloosa”.

― ¿De qué hablas?

―El “Tuscaloosa”, el barco de los muertos…

―¿Volverás a México, Arthur?

―Arthur ha muerto. Llámame Ret, Ret Marut.

―Y sí, volveré.

 

 

Semblanza:

Ricardo Crinan (Bilbao, 1979). Escritor, poeta y fotógrafo español. Licenciado en Derecho por la Universidad de Deusto y Máster en Propiedad Industrial, Intelectual y Derecho de la Sociedad de la Información “Magister Lvcentinvs” por la Universidad de Alicante. Ha escrito los poemarios “Hay una Cannes cobarde y sin cipreses” (2005, inédito) y “Poemas desterrados bajo pena de hambre” (2013, inédito), escrito en México, de los cuales, algunos poemas se han publicado en las revistas mexicanas “El grito literario” y “A buen puerto”.

Con la editorial española Playa de Ákaba ha publicado los relatos “El despacho de Faulkner”, “Noche mexicana” y “El frío, puntual, por favor” en las antologías “Mensaje en una botella: nuestras cartas pendientes” (2016), “Ulises en la isla de Wight” (2016) y “Cuentos de Navidad II” (2016), respectivamente. Próximamente saldrá publicado su tercer poemario.