Cuento «Cláusula» por Diego Valbuena

−¿Nos podemos quedar toda la noche?

−Claro que sí, amor.

−Te prometo que te complaceré en todo lo que desees, en todo lo que hayas imaginado.

−¡Qué rico!

−Nos hacía falta tener un tiempo así, para los dos. Amo a nuestros hijos pero tú sabes lo complicado que es poder tener unas horitas solo para los dos.

−Lo sé, amor.

−¿Quieres que nos bañemos antes, vida? Me quiero tomar ese vino mientras nos metemos en el jacuzzi que está más que tentador. ¿No te parece?

−Sí, amor… pero… ¿Trajiste tu contrato?

−Siempre lo llevo conmigo.

−Revisemos el capítulo de encuentros extemporáneos en espacios no convencionales.

−A ver… déjame y busco. ¿Me sirves un poquito de vino?

−Espera, espera. Primero revisemos que tengo dudas con uno de los parágrafos del artículo treinta y nueve del capítulo seis.

−Ah, pero lo tenías señalado y todo. Cuánta prudencia. Pues mira, el primer parágrafo dice “Artículo treinta y siete. De las interacciones. Dentro del grupo interno, distinguimos la comunicación formal de la informal. La primera corresponde a las líneas rectas continuas y deriva del cargo y las funciones que desempeña el participante. En cambio las líneas discontinuas corresponden a la interacción informal, impredecible y espontánea que se establece entre los participantes”. Tú qué dices, ¿continuas o discontinuas?

−Es lo que no sé. Si miras el artículo doce, parágrafo tres, inciso dos, ahí dice que las continuas pueden cubrir los espacios no relacionales de configuración diversa, y podría ser este el caso, pero no aclara los límites de interacción. Y si miras ahí mismo las discontinuas, no aporta mucho ya que la informalidad está destinada a espacios recreacionales.

−Este lugar es recreacional…

−¡Te hablo en serio! Este “espacio” está definido en el anexo cuatro, sobre las excepciones de espacio y tiempo. Mira, mira, a ver qué dice.

−Vale, pero no te sulfures. A ver. Dice que los espacios recreacionales están determinados por el número de agrupaciones interactuantes, que deben ser mínimo dos y máximo la capacidad del espacio recreacional. Espera que tiene parágrafo… Ah, no. No aporta nada.

−¿Qué aclara?

−Nada, que el espacio puede ser cerrado siempre y cuando cumpla con requisitos climáticos e instalaciones donde puedan participar menores de edad.

−¿Ves? Por eso estoy así. No quiero que un momento a otro aparezca acá la Policía Relacional. ¿Ya te conté de cómo son esos calabozos?

−Ven, cálmate. Fúmate uno. Acá se puede, no te estreses. Estaba revisando el apartado de actividades conjuntas no recreativas paralelas infrecuentes. El artículo sesenta y seis nos cubre y lo podemos mentar en caso de que lo necesitemos.

−Presta. Quiero ver qué dice.

−Tú revisa que yo me voy a bañar.

−¡No te lleves el vino!

−¡Vale! ¡Vale! Ahí te dejo la botella.

−¡Lo sabía!

−¿Qué encontraste?

−Que el parágrafo nueve del artículo setenta y dos deroga el artículo sesenta y seis en los incisos de, e, efe, ge, ele y jota.

−Y… ¿cuál nos afecta?

−El efe y el jota dicen que…

−Habla más duro que no te escucho.

−¡El efe decía que se permitían accesorios sólidos o líquidos para un máximos de dos encuentros infrecuentes paralelos siempre y cuando no infringiera el Código de Salud en el capítulo doce y catorce!

−¿Y ahora qué dice?

−Pues… espera… no encuentro la modificación civil ni la nueva regulación capital en donde… espera que… ¿dónde está?

−¿Me alcanzas la toalla?

−¿Sencilla o doble?

−La sencilla, ¿o también quieres que me cubra?

−Lo único que dice es que no se han publicado actualizaciones sobre la derogación que hicieron de los artículos sesenta y cinto a setenta ya que no ha habido suficiente participación ciudadana.

−Yo tengo pleno compromiso y participación.

−¿Te parece gracioso? Tú que no conoces esos calabozos…

−Tú tampoco los conoces. Ven, ya que estás de cabeza en esos documentos búscate el decreto veinticinco sesenta y nueve de este año.

−¿Ese qué dice?

−Búscalo y te enteras. Mientras, tócame un poquito.

−Espera, espera. ¿Quién publica eso? Ah, sí, la Entidad Controlante. Espera. No molestes.

−Un poquito, amor. Mira que el baño con agüita caliente me puso…

−Sí, sí. Toma mi mano. Muévela a tu gusto. ¡Ajá! Acá está. Oye, ¿tú incluiste los anexos de concatenación y movilidad transfronteriza? Si los pediste eso nos ahorraría todos los problemas que nos pudieran surgir por… ¡Oye! Te dije que no destaparas ese vino.

−¿Qué quieres que haga? ¿Que lo bote? El sistema sanitario nos descubriría de inmediato y tu fantasía con los calabozos se haría realidad.

−¡Qué falta de seriedad la tuya! Presta mi mano que me voy a vestir.

−Espera… ¿no te provoca ni un poquito tenerme así?

−Si no lo tomas en serio, ¿para qué firmas cláusulas participativas sin retribución ni satisfacción externa? ¿Ah? ¿Es que esto te parece que es un chiste? ¿Ah?

−No te pongas así…

−¿¡Es que para ti el sexo es un chiste!? ¡Pues para mí es totalmente serio! Quédate con tu botella de vino y haz lo que se te antoje.

−Déjame los juguetes ya que te vas de afán. Y échale seguro a la puerta al salir.

Semblanza:

Diego Valbuena (1977). Magíster en Comunicación-Educación (Universidad Distrital Francisco José de Caldas – Bogotá, Colombia). Ganador del XXXVIII Concurso Nacional Metropolitano de Cuento (Barranquilla, Colombia, 2015). Ganador del Premio Distrital de Cuento Ciudad de Bogotá (2014). Ganador concurso Ciudad Narrada 2013 (Universidad Distrital, Bogotá). Director del Colectivo No Escritores.