Cuento «Carta a una sobrina que cumple quince años» por Cristian Bernachea

Capital Federal, 25 de diciembre de 1987

Querida Luciana:

Sé que no es la manera, sé además que entendés el porqué de nuestra ausencia en la fiesta que tu mamá preparó sola con tanto sacrificio. La idea de asistir a como dé lugar no me la puedo sacar de la cabeza del todo, pero creo que lo mejor es que no vayamos. Quiero que sepas que a tu abuela, la tía y a mi también nos duele romperles el corazón a las dos con esta postura.

Nos enteramos que los otros tíos de nuestra familia están invitados y confirmaron que van. Los entiendo, pero no deja de molestarme que lo hagan.

Mientras escribo me acuerdo de tus visitas diarias y tu limonada fría en verano o la chocolatada toddy las tardes de otoño que yo te preparaba cuando volvía de la escuela y vos ni ibas al jardín de infantes. Aún conservo alguna foto de aquellos hermosos días y lo atesoro como lo que es. Te extraño tanto. Pasaron unos siete años desde la última vez que te vi. El tiempo pasa muy rápido y vos seguro creciste tanto que seguro no te podría reconocer.

Con todo esto dudo en continuar con la primera intención de esta carta. Mis dedos tiemblan y la vista se me vuelve borrosa.

No dudo en la buena intención de tu madre si esta carta no llega a tus manos. Pero le pedí, en otra que le envié con anterioridad, que si no creía que era el momento la guardara hasta que lo sea. Es por eso que creo que estas palabras no caerán tan fácilmente a la basura sin antes ser leídas por vos.

Cuando entiendas vas a darme la razón.

Las noches en estos últimos años no consigo un verdadero descanso, y no es para menos. Apelo a que tus recuerdos vuelvan y te hagan ver lo que en realidad sucedió todo ese tiempo a nuestras espaldas pero terriblemente frente a tus ojos. Pensás que te pido demasiado y que estoy loco, tal vez así sea.

Sobrina sabemos del dolor insoportable el día que nos separaron. Supimos que la fiebre te venia mas rápido que antes y entre delirios llamabas a la abuela y a la tía. 

La tía estuvo mucho tiempo mal, medicada por psiquiatras pero dentro de todo está mejor, pero no es la misma que conociste. Dudo realmente que puedas volver a verla porque al solo nombrarlas ya estalla en otra crisis y eso a tu abuela y a mi nos destroza el alma.

Niña, hay algo que tenés que preguntarte a ti misma en algún momento. Es sobre esos años en que íbamos a la casa de tu papá, para acompañarlo cuando tu mamá se iba a trabajar de noche.

¿Te acordás?

Hablábamos por horas y ya casi de madrugada, cuando nos preparábamos para irnos y vos te ponías a llorar desconsoladamente como si te hubiesen…  no sé… ¿lastimado?  ¿Cómo íbamos a saber que era tu papá quién te lastimaba a propósito para que tu tía se quedara?

Bien sabía él que la abuela no podía verte así, imagino que en el fondo sentía que era culpa de tu mamá que vos sufrieras, entonces le ordenaba a tu tía que te acompañara esa noche. Trece años tenía ella en esos años y vos cinco. Cuando la tía nos contó lo que en realidad pasaba en cuanto te dormías. No tenés idea de todo lo que nos pasó por la cabeza. Era como un padre para ella y para mí también en ese tiempo. Aún así no se lo voy a perdonar nunca

Tus otros tíos saben todo esto y se van a encontrar con tu papá en tu cumpleaños. Tal vez se saluden y festejen tu alegría dado que prometieron no arruinarla increpándolo como se lo merece.

La sola idea de que te enteraras de esto de un momento a otro no me deja más que pedirte que no los odies. ¿Me querés decir cómo tus tíos van a verte a los ojos y sonreír en la fiesta como si nada? Juro que no lo sé y nosotros no podríamos. Sí, son unos hipócritas. Tenés razón, aunque no estoy en posición de pedir nada dado que yo no puedo perdonarlos y eso que Dios pide perdonar a los que nos fallan.

Este calvario perdura intacto a través de años  y continúan las secuelas en ella y en todos.

Algo que seguro tampoco sabes es que la justicia creyó en las pruebas del médico que hablaba de lesiones vaginales y anales y constataba la violación como también  de la psicóloga que la vio. Todo parecía que íbamos a meterlo preso pero debimos abandonar todo porque era demasiado para tu pobre tía.

Tu mamá alguna vez me contó que tiene miedo a que te ocurra algo en la calle porque te has vuelto muy hermosa, qué gracioso, ¿no? Yo tengo más temor a que eso que piensa ella te ocurra en casa de tu padre, cuando ella no puede protegerte.

Ya dije demasiado. Si querés podés venir de visita, sé que él lo impedirá si se entera de mis intenciones. Sin embargo la verdad tiene que saberse aunque sea dolorosa para vos, pero no menos lo era que estos años de silencios y mentiras.

TU TÍO QUE TE AMA CON LOCURA

P.D. 1: Disculpame los tachados, hay cosas que escribí pero me terminé arrepintiendo y no tenia mas fuerzas para pasarlo en limpio.

P.D. 2: Una cosa más tengo que pedirte, y para no crear más confusión en tu cabecita.

Seguramente con esto que te acabo de contar te acordaste de lo que hicimos esas tardes en mi cuarto. Espero que la mantengas la promesa de no contárselo a nadie, a pesar de decirte que estaba mal lo que ahí pasó. Fue una tarde soleada en el patio del fondo abajo del nogal de tu abuela que acordamos eso.

Te lo digo porque no es ni de cerca parecido a lo que tu papá le hizo a mi hermana.