Cuento «Astros, bates y oraciones» por Carlos Román Cárdenas

Norberto llegó a la maquiladora quince minutos antes de las siete, estacionó el Sentra lejos de la entrada y, viendo que aún era temprano, se puso a rezarle una novena al santo de su predilección: San Elesbaam de Etiopía. Al terminar, todavía le dio tiempo para dar un par de sorbos a su café del Oxxo y hojear el periódico. Se brincó las páginas tapizadas de tragedias y malas noticias, y fue directo a la sección del astrólogo John Querubín:

“Virgo querido, hoy es un día para arriesgarte. Mercurio en ascendente y Júpiter alineado con Venus, harán que la suerte esté de tu lado. Apuesta, juega a la lotería. Tu combinación ganadora es: 828”.

Norberto verificó que el material hubiera llegado a tiempo a la línea de producción, firmó reportes, realizó la bitácora correspondiente y regresó a su cubículo. Eran las 8:28. Abrió la página de béisbol de ESPN y leyó que esa tarde comenzaban los juegos de playoff. El equipo de sus amores, Boston, jugaría contra Texas. El pitcher abridor por los Medias Rojas sería el dominicano Ecuánime Villaurrutia, quien portaba el número 8 en la casaca; por si fuera poco, el mexicano Julio “El Bombardero de Ecatepec” Pérez –número 28- volvía a la alineación después de recuperarse de un salvaje pelotazo en la glándula pituitaria.

Al tiempo que el cerebro de Norberto procesaba la información, una descarga eléctrica bajó por su espina dorsal. Lo sabía, estaba seguro. Dejaría guardada su lógica de ingeniero en el cajón del escritorio y apostaría todo el aguinaldo al juego de la tarde. Donaría parte de las ganancias para la construcción del campanario de la iglesia de su colonia, y con el resto organizaría una mega posada para su familia y amigos. Tomó el escapulario de San Elesbaam que colgaba de su cuello y lo besó.

Llegó al casino justo a tiempo para meter la apuesta. Una cajera chaparrita, chichona, le entregó el boleto:

—Ok, señor… Boston, Run Line, $43 350 para ganar $82 800. Cheque que esté correcto… conserve su ticket, no se le olvide que hoy es el sorteo de los $50 000.

Ansioso por asegurar un buen lugar frente a la pantalla, Norberto no puso atención a las instrucciones, ni al 828 impreso al reverso del boleto. Pidió al mesero una Indio y los cacahuates que regalaban como cortesía.

El juego llegó empatado hasta la novena entrada: Texas al bat, hombre en segunda base, dos outs, al turno Osiel Cabrera. Primer lanzamiento, bola; segundo, bola. El tercero vino por el mero centro y Cabrera no hizo más que chocarlo. El bate partido en dos, un imparable chorreado rumbo al jardín derecho, Boston tendido en el terreno y Norberto echando madres a la pantalla. Aventó el boleto y se largó. La cajera chichona tomó el micrófono y en un tono solemne, aburrido, dijo:

—Buenas noches, a continuación el sorteo de los $50 000… el ticket ganador es el 828, repito: 828… felicidades.

 

 

Semblanza:

Carlos Román Cárdenas, Reynosa, 1972. Contador de números y cuentos. Sus relatos han sido publicados en las revistas Penumbria, Fantastique, Ego Magazine, Nosotros, La Llave. Participante en el encuentro de escritores “Voces en la Frontera”.